El director de Instituto comentó ante el Senado que la crisis en el organismo tuvo su cumbre en 2018, cuando el número de camas fue el más bajo de la historia del organismo.
La salud financiera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), alcanzada en la administración del presidente Enrique Peña Nieto en 2015, se logró a costa de la salud de los derechohabientes, aseveró este lunes el director general del Instituto, Zoé Robledo.
En el marco de la Glosa del Primer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el funcionario, quien asumió el cargo en mayo tras la renuncia de Germán Martínez, comparece ante las comisiones unidas de Salud y Seguridad Social del Senado.
Robledo, en su primera intervención, refirió que en 2003, con el incremento de la demanda, empezó a ser común ver que los derechohabientes ser atendidos en los pasillos y salas de espera, largas listas de espera para consulta y cirugía, y la saturación que tanto desgasta a los derechohabientes.
De acuerdo con el titular del IMSS, es, entonces, cuando se habla de la quiebra técnica del Instituto.
“En el 2015 se informó en la Asamblea General que se había revertido la tendencia creciente en el déficit y que el Instituto había recuperado la salud financiera. Y es cierto.
“Sin embargo, la crisis en la atención a los derechohabientes no dio tregua y en 2018 pasado tuvimos esta cifra que les mencionaba, el menor número de camas que ha tenido el IMSS desde su fundación: 0.67 por cada mil derechohabientes. La salud financiera pues empezaba ser a costa de la salud del derechohabiente”, puntualizó.
Robledo aseveró que este desequilibrio, aunado a la implementación del modelo neoliberal, ocasionó un rescate financiero que terminó por convertirse en un fin y no en un medio para garantizar la calidad y cobertura de la seguridad social en el país.
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