Expertos buscan detectar fallas en el nado de estas células que impiden la fecundación del óvulo; creación de medicamento sería para los hombres
Tras visualizar el nado en 3D, se logró establecer por primera vez que el calcio intracelular del espermatozoide humano varía de forma sincronizada con el movimiento de la cola o flagelo
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudian en tercera dimensión (3D) el movimiento del espermatozoide para detectar las fallas que impiden fecundar al óvulo, además de contribuir en la creación de nuevos anticonceptivos que actúen sobre el hombre.
El coordinador del Laboratorio de Imágenes y Visión por Computadora del Instituto de Biotecnología (IBt) unidad Morelos de la máxima casa de estudios, Gabriel Corkidi, señaló que la aplicación de los conocimientos básicos podría ayudar a desarrollar una tecnología para detectar fallas en el nado de estas células que no se pueden observar con la tecnología actual.
Gabriel Corkidi (centro) y su equipo de expertos que estudian el nado del espermatoizoide en 3D. Foto: UNAM
Destacó que tras visualizar el nado en 3D, se logró establecer por primera vez que el calcio intracelular del espermatozoide humano varía de forma sincronizada con el movimiento de la cola o flagelo.
Explicó que el calcio contenido en diferentes regiones del espermatozoide tiene una relación directa con la forma en que nada y es particularmente importante en el flagelo, por lo que si se logra entender la forma en que se relaciona este elemento dentro de la célula con su movimiento, será posible comprender algunas patologías que le impiden fecundar al óvulo.
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El espermatozoide tiene que viajar a través del tracto genital femenino de forma libre y su movimiento es en 3D, pero con la técnica de los universitarios es posible ver a esa célula comportándose de forma similar a como lo haría en su medio, abundó.
El especialista refirió que se trata de una célula reproductora masculina, formada por una cabeza que le permite entrar al óvulo y que contiene el ADN; la parte media, con mitocondrias que le suministran energía, y una cola o flagelo, para moverse hacia el óvulo.
“La aplicación de los conocimientos básicos que se generan podrían contribuir a desarrollar una tecnología para detectar fallas en el nado de estas células, que no se pueden observar con la tecnología actual”, puntualizó el investigador y creador de este desarrollo.
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