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martes, 5 de noviembre de 2019

El presidente del PRI, ¿prófugo de la justicia?



Pablo Hiriart



La única explicación a la desaparición de Alito Moreno es que esté escondido por alguna acción judicial en su contra, pues el país se desmorona y el presidente del PRI no ha sacado la cabeza.

¿Para eso orilló a que José Narro y otras personas valiosas se fueran del PRI, y quedarse él en la presidencia nacional de ese partido? ¿Para hacer mutis ante lo que sucede?

Si en verdad fuera el presidente de un partido, estaría recorriendo el país para hacer ver el daño que provoca una mala administración y resistir, hacer oposición.

El crecimiento de la economía ya no existe, es cero, y al presidente del PRI no se le ocurre decir nada por el empobrecimiento que implica al país la mala conducción económica del gobierno.

Se acabó un ciclo de 10 años de crecimiento económico continuo, y el dirigente del PRI no le exige cuentas al gobierno. Está escondido.

Tiene todos los argumentos a la mano para contrastar lo que prometieron y el tiradero que acumulan en once meses, pero el líder priista se agacha y se va de lado.

El gobierno sólo avanza en la polarización de los mexicanos y a este ritmo acabaremos enfrentados de verdad unos contra otros. ¿Ningún papel tiene el PRI en la tarea de ponerle un alto a esa estrategia demencial?

Hay un Ejército maltratado y la violencia crece en el país, mucho peor que antes, y el presidente del PRI no tiene voz.

El fracaso en Culiacán es para que el PRI exija, por lo menos, que el gobierno rescate esa ciudad y destituya a los que fallaron. Nada merece la atención de Alejandro Moreno.

Funcionarios del gobierno se sientan con el narco y ofrecen apoyos económicos a grupos del crimen organizado, como en Tamaulipas y Michoacán. ¿Dónde está el presidente del PRI con un posicionamiento que alerte de las consecuencias de esa locura?

Se discute y aprueba la Ley de Extinción de Dominio, que abarca a los presuntos (subrayo presuntos) evasores fiscales, y el presidente del PRI no alza la voz contra ese atropello.

El gobierno deja de comprar medicinas y priva a la gente de lo fundamental para atender sus enfermedades, y no hay respuesta del PRI.

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Tampoco dice nada por el recorte sanguinario al presupuesto al campo.

No existe presidente del PRI cuando el gobierno embiste contra los organismos autónomos, muchos de ellos creados por ese partido.

Silencio del líder del PRI ante la caída de la inversión pública en -15 por ciento. Ni siquiera se pide tímidamente una explicación.

Con la mano en la cintura el gobierno suspende la reforma energética, con lo que alienta la desconfianza de inversionistas nacionales y extranjeros con un gran daño para México, y el presidente del PRI no se acuerda que esa reforma la hicieron ellos. Silencio y a morder el rebozo.

Para abajo la reforma educativa y el presidente del PRI no defiende ni una coma.

El gobierno inunda la gran obra de infraestructura del sexenio pasado, el aeropuerto de Texcoco (que ya iba en un tercio de su construcción), lo que provoca un daño económico multimillonario al país y estropea una conexión magnífica de México con el mundo, y Alito no dice esta boca es mía.

Con una insensatez delirante el gobierno se lanza a construir el aeropuerto de Santa Lucía, que reprochan los organismos internacionales de aeronavegación y las líneas comerciales, pero el PRI se queda callado.

Se invierten miles de millones de pesos a la construcción de una refinería financieramente inviable sobre un pantano, y no hay PRI que diga algo.

Desaparecieron Proméxico que ayudó a traer cerca de 200 mil millones de dólares en inversión extranjera durante el sexenio anterior. Ahora el problema es precisamente la falta de inversión y al PRI sólo se le ocurre callar sobre lo que este gobierno ha destruido en cortísimo tiempo.

También desaparecieron las estancias infantiles para ayudar a madres trabajadoras, y no amerita un solo comentario del presidente del PRI.

Destruyeron el Seguro Popular, y Alito muy bien gracias.

Una ola antigobiernista recorre América Latina. Brasil, Bolivia, Argentina y Colombia lo demuestran. Morena va a perder su mayoría en las siguientes elecciones y eso lo va a capitalizar, por default, el PAN.

O algún otro partido que enseñe los errores que llevan a México a un escenario de crisis general y haga reflexionar a la gente sobre la gravedad del camino en que estamos.

Para ello no se cuenta con el presidente del PRI. No existe. Tal vez está prófugo. De ser el caso, sería bueno que avise a sus compañeros para que elijan nuevo dirigente.

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