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martes, 5 de noviembre de 2019

A 100 años de la muerte de Emiliano Zapata; traición a la ‘irreductible’ rebeldía




CIUDAD DE MÉXICO.

Mientras el presidente Venustiano Carranza recibía a un grupo de excursionistas estadunidenses en Palacio Nacional, Emiliano Zapata era asesinado a manos de Jesús Guajardo en la ranchería de Chinameca, Morelos, tal como lo informó Excélsior en su edición del 11 de abril de 1919, bajo la dirección de Rafael Alducin.

El reporte detalla que las tropas del gobierno consiguieron acercarse a Zapata —considerado “la bandera de la Revolución y de la rebelión”, pese a que siempre rehuyó todo encuentro y se mantuvo alejado de las balas—, simulando que se habían convertido en rebeldes, idea concebida por el general Pablo González, jefe del ejército de operaciones del sur para dar muerte al caudillo.

Según el testimonio del corresponsal, que aparece anónimo, “las tropas al mando del coronel Guajardo que se decía que se habían sublevado en contra del gobierno, llegaron hoy con el cadáver de Emiliano Zapata”.

Sin embargo, para corroborar la noticia, Excélsior buscó la versión oficial y para lograrlo tuvo acceso al telegrama que Carranza recibió desde Cuautla, donde se registra lo siguiente: “Con la más alta satisfacción tengo el honor de comunicar a usted que en estos momentos (9:30 pm) acaba de llegar a esta ciudad el coronel Guajardo con sus fuerzas, trayendo el cadáver de Emiliano Zapata que por tantos años fue el jefe de la Revolución del Sur y la bandera de la irreductible rebeldía de esta región”.

Según los informes verbales de aquel día, Zapata fue muerto en la lucha junto con tres o cuatro de los principales jefes que lo acompañaban, los cuales se identificarían posteriormente”.

La noticia detalló que “el cadáver de Zapata ha sido perfectamente identificado” y se procedió a inyectarlo para tomarle fotos al día siguiente “y para que pudiera ser visto por cuantos lo deseen o pudieran dudar de que es un hecho efectivo que sucumbió el famoso jefe de la rebelión suriana. Además, en dicho reporte, el general Pablo Gómez aprovechó para solicitar el ascenso de Guajardo.

Con la muerte de Zapata, informó este diario, “seguramente se acentuará la marcada división que había entre subalternos”, entre Francisco Pacheco y Genovevo de la O., que disputaban el mando de los grupos rebeldes.

Y se plantea la posibilidad de que el cadáver del llamado Atila del Sur sea traído a la capital del país para ser expuesto en un sitio público y así “matar las dudasde los incrédulos”.

Luego, en la edición del sábado 12 de abril, Excélsior relata detalladamente cómo fue que Guajardo llegó a Zapata para asesinarlo. Primero apunta que el suceso ocurrió en su cuartel e ilustra con tres fotografías, una con el cuerpo del caudillo sin vida —firmada por J. Mora—, otra de Guajardo y una más del histórico encuentro entre Villa y Zapata.

En la información de aquel día se indica que durante el tiroteo también fueron asesinados los generales Manuel de Palafox, segundo jefe del movimiento zapatista; Pedro Amoles, integrante del Estado Mayor de Zapata; Maurilio Mejía, sobrino de Zapata, y Manuel Palacios, secretario del mismo.

Se detalla que el coronel Guajardo arribó a la zona con cerca de 500 hombres asignados al 50 batallón, el cual fingió sublevarse contra el gobierno. Sin embargo, al llegar al campamento zapatista, “le informaron a Guajardo que sólo le permitirían el paso acompañado de 10 hombres”. Guajardo le pidió al contingente que se detuviera y con 10 hombres llegó al centro de la ranchería, en donde estaba Zapata con sus lugartenientes y escoltado por cerca de 150 hombres.

Al llegar al sitio, Zapata estaba dentro de un corral. Pero al observar a Guajardo tuvo un presentimiento y, al tratar de tomar el rifle, fue herido por Guajardo en el cuello, mientras sus acompañantes abrieron fuego sobre la guardia zapatista.

Pocos minutos duró la refriega y, cuando el grueso de las fuerzas de la Federación llegó al lugar de los acontecimientos, el campo estaba regado de cadáveres y los que habían escapado con vida se entregaron prisioneros”, apunta. Después apresaron al general Jáuregui, jefe del Estado Mayor de Zapata.

Para cerrar, Excélsior da cuenta de las exequias. “La fúnebre comitiva integrada por prisioneros y dos filas de soldados salió de Chinameca a las 18:30 horas y, a lo largo del trayecto, hombres y mujeres salían de las humildes chozas a presenciar el desfile “y algunos pedían permiso para ver los cadáveres”.

Hacia las 21:30 horas, “los cuerpos de Zapata y sus compañeros llegaron a Cuautla. Al siguiente día los habitantes de los poblados cercanos se dieron cita en el lugar para observar el cuerpo del caudillo, en donde “muchas madres recordaban que sus inocentes hijas habían sido arrancadas de sus hogares e inmoladas en aras de la sensualidad de Emiliano”. Ese día, Jáuregui fue fusilado. En aquel informe del 12 de abril, uno de los reporteros recuerda que durante la primera visita del caudillo lo llamó por teléfono a donde se encontraba hospedado y le preguntó si podría visitarlo, a lo que Zapata le respondió: “¿Acaso creen ustedes que que soy un ogro, y que me como a los niños?”.

Un día después se reportó que los restos de Zapata fueron inhumados en Cuautla y se relata la historia de una mujer que estuvo a punto de estropear la celada de Guajardo, al acercarse al Caudillo, aunque no detalla si ella falleció o salvó la vida.

EL SENSACIONAL MENSAJE

El telegrama que recibimos de nuestro Corresponsal, dice textualmente, “Cuautla, Morelos, 10 de abril, (Depositado a las 10 p.m. Recibido en México a las 10.30 p.m. — EXCELSIOR — ¨Las tropas al mando del coronel Jesús Guajardo, que se decía que se habían sublevado en contra del gobierno, llegaron hoy con el cadáver de Emiliano Zapata. Este es un éxito completo para las tropas del general Pablo González.

Poco después recibimos otro mensaje, también de nuestro Corresponsal, en estos términos.

¨Cuautla, Morelos, abril 10 de 1919. Depositado a las 10.10 p.m. Recibido a las 10.35 p.m. —Por un movimiento deliberadamente premeditado, las tropas del cincuenta regimiento hicieron creer que se habían sublevado en contra del gobierno, logrando acercarse hasta el campamento de los rebeldes y matar a Emiliano Zapata, trayendo su cadáver a esta plaza. Las bandas militares recorren las calles de la ciudad tocando diana, celebrando este triunfo de las tropas del general don Pablo González.


EN BUSCA DE LA NOTICIA OFICIAL

Apenas habíamos recibido estos mensajes y no obstante lo avanzado de la hora quisimos buscar su ratificación en las fuentes oficiales y corrimos hacia el Palacio Nacional.

Ya necesitábamos llegar hacia la residencia presidencial la noticia había sido recibida poco antes, y ya se la comentaba en los corrillos de los oficiales y particulares que en esa hora había en los patios del Palacio Nacional.

El señor general Juan Barragán, jefe del Estado Mayor Presidencial, bondadosamente se sirvió proporcionar una copia del mensaje, que envió al señor Presidente el general Pablo González.

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