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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Promueven inclusión del infarto cerebral al Seguro Popular

·Las Enfermedades Vasculares Cerebrales (EVC); en especial, el infarto cerebral, representan la 2da. causa de defunción en Latinoamérica. En México ocupa la 4ta. posición en decesos y es el principal motivo de discapacidad en adultos.
·Existe una incidencia de 230 casos en adultos por cada 100 mil habitantes; el desconocimiento de los signos y síntomas dificulta el tratamiento de esta enfermedad que llega a ser mortal en el 25% de los casos.
·Se necesita una mayor infraestructura y capacitación a médicos especialistas en el tratamiento del infarto cerebral.


Ciudad de México a 27 de septiembre del 2017.- Ante el dramático crecimiento en el número de casos en México, se espera que a partir de este año el infarto cerebral, también conocido como ictus isquémico o embolia, forme parte del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular y cuente con una partida de recursos etiquetados para ofrecer el mejor tratamiento disponible durante sus primeras horas de evolución, así lo expresó el Dr. Fernando Góngora Rivera, presidente de la Asociación Mexicana de Enfermedad Vascular Cerebral (AMEVASC).

En el marco de la XVII Reunión Anual de dicha organización, celebrada recientemente en la ciudad de Aguascalientes, el neurólogo comentó que para ello la AMEVASC ha tenido un acercamiento constante con la Secretaría de Salud y la Cámara de Diputados, a fin de poner en marcha un “Plan Estratégico Nacional para la Atención de la Enfermedad Vascular Cerebral en México” que garantice el tratamiento agudo de infarto cerebral isquémico a quienes están dentro de una ventana terapéutica de aproximadamente 4 horas y media. El objetivo de esta propuesta es cambiar el pronóstico de los pacientes y mejorar su recuperación funcional.

El Dr. Carlos Espinoza Casilla, secretario de la misma Asociación y Jefe de Neurología del ISSEMyM de Toluca, comentó que cubrir al menos a los pacientes que llegan a tiempo para recibir un tratamiento oportuno que permita mejorar la circulación cerebral y mejorar sus posibilidades de recuperación es una gran ventaja, ya que el gasto es mínimo comparado con el beneficio de regresar a la familia a un individuo funcional y capaz de retomar su trabajo y su entorno social.

El Dr. Góngora Rivera, también Director de la Unidad Neurovascular del Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), recalcó que es tiempo que las autoridades asignen los recursos económicos necesarios para ofrecer un tratamiento eficaz y seguro a la población mexicana y que, con ayuda de la academia, permitan mejorar la atención a través de un programa de capacitación y acreditación oficial para los centros médicos y hospitalarios del país.

“La capacitación –dijo-- debe extenderse a todos los niveles; desde los estudiantes y médicos residentes, enfermeras y personal administrativo, hasta los especialistas y directivos hospitalarios. También, es fundamental que peerme a los centros de atención primaria y los grandes hospitales de referencia. Para lograr algo así, debe estructurarse un curso oficial vía online y mantener un sistema de educación continua en forma de talleres presenciales”.

Por su parte el Dr. Juan Manuel Calleja Castillo, neurólogo vascular del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNyNCMVS), comentó la necesidad de cambiar la visión del infarto cerebral como una enfermedad sólo de adultos mayores no prevenible o no tratable.

“Si bien está contemplada en México por el Consejo de Salubridad General como una enfermedad catastrófica, no está cubierta aún por el Seguro Popular debido a la falta de presupuesto. Lo primero es recalcar que ocurre también en jóvenes y adultos económicamente productivos, y que se puede prevenir y atender con tratamiento trombolítico que, administrado oportunamente en la vena, en una sala de urgencias, permite a quien lo sufre regresar a casa sin o pocas secuelas. No es posible, que a la luz del conocimiento actual, nuestros hospitales y médicos no sepan cómo administrarlo, no tengan el medicamento o no haya cobertura del sistema de salud”, agregó.

Por otro lado, este año la AMEVASC ha enviado al Poder Legislativo la propuesta de un punto de acuerdo orientado a la elaboración de una Norma Oficial Mexicana que integre los protocolos necesarios para el manejo correcto de la enfermedad vascular cerebral (EVC)[1], ya que los afectados son atendidos por médicos de diferentes especialidades, con formaciones y puntos de vista particulares; es decir, neurólogos, cardiólogos, médicos internistas, urgenciólogos, especialista en rehabilitación y neurocirujanos, entre otros. Desde esta perspectiva, “resulta fundamental que existan preceptos sobre criterios, estrategias, actividades y procedimientos de tratamiento entre estos actores clave”.

El Dr. Luis Murillo Bonilla, vicepresidente de la AMEVASC, explicó que la EVC puede ser isquémica (transitoria o definida como infarto cerebral) si se produce por el bloqueo del flujo sanguíneo en una arteria del cerebro, debido a un trombo o coágulo, lo que ocasiona daño celular y muerte neuronal; o bien, hemorrágico, cuando se rompe un vaso sanguíneo. “Aunque ambos representan una emergencia médica, el 80% de los casos son por infarto cerebral isquémico, cuyos síntomas se pueden resolver con mejor pronóstico de recuperación, mientras que el hemorrágico ocurre en el 20% de los casos, requiere tratamiento médico y en ocasiones intervenciones quirúrgicas[2]. La rehabilitación es una pieza clave en la recuperación de ambas enfermedades” [3].

Expuso que la EVC ha ido en aumento debido a la exposición cada vez mayor de los factores de riesgo en la población y al incremento de la esperanza de vida. Los factores más comunes son el tabaquismo, sobrepeso y obesidad, colesterol elevado, diabetes, hipertensión arterial y ahora la exposición a las drogas. Tan es así que México tiene una incidencia de 230 casos por cada 100 mil habitantes[4], siendo la primera causa de discapacidad neurológica en adultos, la cuarta causa de muerte y la segunda de demencia sólo después del Alzheimer[5],[6].

Por su parte el Dr. Adolfo Leyva Rendón, neurólogo vascular y Director Médico del INNyNCMVS, comentó que cuando alguien sufre una enfermedad vascular cerebral el tiempo que transcurre para llegar al hospital puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte. Desafortunadamente, cada año 15 millones de personas en el mundo presentan un evento de este tipo, de las cuales 5 millones fallecen durante las primeras horas y otra cifra similar permanece con secuelas graves[7].

“Es cierto que los infartos cerebrales se asocian con secuelas angustiantes y permanentes, ya que no sólo afecta el movimiento (parálisis) sino también la memoria, el pensamiento, la comunicación, las emociones y, por supuesto, la calidad de vida de quienes los presentan. Aproximadamente, la mitad de los pacientes que sobreviven a esta condición de salud queda con un mayor o menor grado de incapacidad funcional y un tercio de ellos precisa ayuda de cuidadores para realizar sus actividades básicas, además de que su atención puede generar a la familia gastos superiores a los 630 mil pesos anuales[8]”, apuntó.

Aunque se tiene una ventana de aproximadamente 4 horas y media desde que ocurren los primeros síntomas de un infarto cerebral hasta que se llega a los servicios de urgencias, los médicos coincidieron en que es fundamental acelerar su traslado a los hospitales. Para ello, el número único de atención de llamadas de emergencia 9-1-1 debe enlazarse con las ambulancias, mientras que los hospitales y su equipo de salud deben estar preparados para recibir, evaluar y tratar en forma rápida a los pacientes, así como decidir con criterios claros quiénes son candidatos a los tratamientos trombolíticos de recanalización vascular.

Desafortunadamente, aún muchos pacientes llegan al hospital fuera de la ventana de tiempo y, por tanto, aumentan las complicaciones y los costos económicos asociados. En ese sentido, expusieron que actualmente existen campañas para generar conocimiento en la población sobre el infarto cerebral. “Desde hace varios años en México se ha utilizado el acrónimo DALE y se ha creado la canción En el Ataque Cerebral, el Tiempo es Vital para recordar los síntomas y la importancia del tratamiento oportuno.

Comentaron que recientemente en Latinoamérica se lanzó la campaña CAMALEON, con el fin de facilitar la detección del infarto cerebral por medio del siguiente acrónimo: Cara (debilidad en la mitad del rostro); Mano (pérdida de la capacidad para levantar el brazo o la mano); Lenguaje (imposibilidad de pronunciar palabras); y ON (actuar de inmediato llamando a una ambulancia o trasladando al paciente a una institución con protocolos de atención para EVC).

Por lo anterior, la AMEVASC hizo hincapié en que el “Plan Estratégico Nacional para la Atención de la Enfermedad Vascular Cerebral en México” se sustentará este año en tres ejes: capacitación sistematizada de los profesionales de la salud que tengan contacto con pacientes; actualización de las guías y procedimientos nacionales en el manejo del infarto cerebral en busca de la acreditación de centros de atención primarios del ictus, e impulsar campañas de información que permitan a la ciudadanía el reconocimiento oportuno de sus signos y síntomas.

“Recordemos que la prevención y tratamiento de la EVC son una responsabilidad en conjunto entre la sociedad civil, autoridades médicas e instituciones gubernamentales y que sólo con el esfuerzo de todas las partes podremos hacer frente a este importante problema de salud pública”, concluyó el presidente de la AMEVASC.

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