La campaña de Alfonso Durazo a la
gubernatura de Sonora ya no ve lo duro… sino que enfrenta un tupido “fuego
amigo”, que incluye a la alcaldesa de Hermosillo. Las críticas a su falta de
arraigo ya llegaron a oídos del presidente López Obrador.
La barca en que navega Alfonso Durazo hace
agua. Desde tierras norteñas nos cuentan que las críticas a su falta de
arraigo local no sólo han crecido, sino que han subido tanto de tono que
ya llegan incluso al abierto rechazo a su candidatura a la gubernatura
de Sonora.
Pero no sólo eso. El exsecretario de
Seguridad Pública federal enfrenta resistencias dentro del primer círculo de
poder morenista. Célida López Cárdenas, alcaldesa de Hermosillo, no deja
de bombardear por debajo del agua la campaña de su propio partido, por lo que
ya se habla de una intentona de Durazo para que la candidata a esa presidencia
municipal sea María Dolores del Río, exmilitante de Movimiento
Ciudadano (ya tuvo ese cargo de 2003 a 2006).
Nos recuerdan que hay una forma de llamar a
aquellos que, nacidos en tierra sonorense, lo han dejado todo para hacer vida y
carrera en otro lado, principalmente en la Ciudad de México: sonoguachos.
Desde las filas morenistas del estado
aseguran que en estos momentos no hay mayor sonoguacho que Alfonso Durazo, quien
ha ido perdiendo poco a poco la ventaja que le daban las encuestas para llegar
a la gubernatura.
UNA CARRERA EN LA CDMX
El término, asociado al nombre del
exsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Andrés Manuel López
Obrador, es la forma en la que los sonorenses expresan su descontento por la
candidatura del hombre que, desde el inicio de su vida política, ha tenido
cargos en la CDMX, lejos de su natal Sonora.
Durazo fue el secretario particular
de Luis Donaldo Colosio cuando éste era el líder del PRI. Tuvo cargos
en la delegación Cuauhtémoc –era subdelegado regional de la Zona
Centro-Tepito–, trabajó en la Secretaría de Gobernación, en Desarrollo
Social, fue el secretario particular de Vicente Fox, diputado,
senador… todo en la Ciudad de México.
El único cargo que ha tenido recientemente
en su estado natal fue presidir el Comité Ejecutivo Estatal de Morena
entre 2015 y 2018. Por eso y más, a sus paisanos se les escucha frecuentemente
decir: “Aquí no votamos por sonoguachos”.
EL SELLO DE LA VIOLENCIA
Y es que la candidatura de Durazo ha sido
más un capricho que una decisión inteligente que ha superado al mismo
presidente. AMLO también está muy consciente de que Durazo no es querido
en su tierra. En suma, preocupan los bajos resultados que dio como empleado
federal, un cargo al que llegó sabiendo que estaba de paso, porque desde
2018 ya había sonreído ante la posibilidad de ser gobernador de Sonora, luego
de que algunos allegados lo destaparan en un evento público.
En dos años dejó el cargo que tenía como
misión enderezar el camino manchado de sangre que dejaron Enrique Peña
Nieto y Felipe Calderón. Pero nada. Y todo. Nada de acciones
contundentes y útiles que bajaran los índices delictivos y, en cambio,
continúan las cifras rojas, rojísimas. Durante su gestión ocurrieron más
de 63 mil homicidios dolosos, más de mil 700 feminicidios, además de arrastrar
la liberación de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín “El
Chapo” Guzmán. También carga con el multihomicidio de integrantes de la
familia LeBarón, ocurrido en su natal Bavispe, Sonora. Todo ello en
sólo 22 meses de una gestión con magros resultados.
Por ello, la expectativa de voto para
2021 en favor del hombre que nació en el 54 es precaria. Aún contemplando
que diversas encuestas ponen a Durazo un puntito por encima de su
principal contrincante, Ernesto “El Borrego” Gándara, quien se perfila
para ser candidato de la coalición PRI, PAN y PRD, la realidad local
parece estar indicando que la campaña no levanta.
Hay quienes vaticinan que Sonora será
ejemplo de éxito para la alianza opositora, y que Durazo se la ha puesto
muy fácil a Gándara, quien sí tiene arraigo en la región.
LA AMIGA-ENEMIGA DE DURAZO
Aunque nada es gratuito, la imagen negativa
del exfuncionario federal no es suficiente para presagiar la derrota, pero sí
para hacer enemigos hasta dentro de su mismo partido. El “fuego
amigo” está que arde.
Resulta que es tan mal visto en su propio
estado que una enemiga disfrazada de amiga trabaja en favor de sus
adversarios, amasando el terreno para que la campaña de Gándara siga sumando
aliados.
Se trata de Célida López Cárdenas,
alcaldesa de Hermosillo, quien cuenta con negro expediente. Ha dado tantos
golpes bajos al exsecretario de Seguridad Pública, que éste ya cabildea para
que Célida no consiga reelegirse en el puesto. Por ello, Durazo impulsa que la
candidata a alcaldesa por Morena sea María Dolores del Río, exmilitante de
Movimiento Ciudadano.
Célida López Cárdenas, cercana al
exgobernador Guillermo Padrés, brincó al PAN y luego a Morena, para conseguir
el cargo que hoy ostenta y que busca conservar. Muchos saben que cuenta con el
apoyo del equipo del exsecretario particular de Felipe Calderón, Roberto
Gil, quien junto con otros políticos de corazón azul está buscando con
ahínco derrotar a Morena en 2021.
Mientras tanto, apenas el 11 de
diciembre, Durazo presentó a María Dolores del Río como miembro estelar de
su equipo de campaña. Íntegra, honesta, con gran experiencia y de larga
trayectoria. Así la describió por medio de un video.
Con un barco a la deriva, dentro del
equipo de campaña de Durazo se respira incertidumbre. Ya se habla de cambios
para corregir el rumbo. ¿Qué ajustes se avecinan?
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