Autor: Alejandra Guzmán
Una máquina traída a México por Gayosso hace que el agua combinada con químicos, altas temperaturas y presión haga que el cuerpo quede reducido a cenizas blancas
De la mano con la empresa funeraria Gayosso llegó a nuestro país la aquamación nueva manera de disolver los cuerpos. (El video está al final de esta nota)
Esta manera de reducir los restos creada por el bioquímico escoses Sandy Sullivan, es considerada una manera más ecológica que la cremación tradicional pues además de necesitar hasta 90% menos energía, emite 160 veces menos emisiones de carbono.
Gayosso apostó 34 millones de pesos por este procedimiento amigable al medio ambiente para lanzarla, por el momento, en la sucursal Gayosso del Río, ubicada en Tijuana, Baja California, ciudad cercana a Estados Unidos, país en el que ya se hacía esta práctica.
«En lugar de fuego, utilizamos agua y una sustancia con base alcalina, es alrededor de 95% agua a alta presión y alta temperatura, y esto químicamente reduce el cuerpo a cenizas, y esa ceniza pura y blanca al final de proceso se devuelve a los familiares como se hace en la incineración», detalla el Sullivan, su creador.
Aunque tienen coincidencias con la cremación tradicional como el uso de una cámara en donde se introducen los restos, este método se convierte en una nueva tendencia para dar el último adiós a los restos mortales de los seres queridos.
Este método de hidrólisis alcalina, nombre científico del método, no es otra cosa que el proceso natural de descomposición de un cuerpo, “nosotros hacemos lo mismo de forma diferente y en un proceso mucho más rápido y limpio», ha dicho el creador haciendo referencia a que se hace en pocas horas lo que a la naturaleza le lleva años.
Para Carlos Lukac, director general de Grupo Gayosso asegura que la empresa es de las pioneras “en apostar por nuevos métodos y brindar mejores alternativas limpias que permitan despedir a nuestros seres queridos con mayores beneficios que reducen el impacto ambiental”.
La promesión
Aunque está en la fase avanzada de desarrollo, esta técnica creada por la bióloga sueca Susanne Wiigh-Mäsak, congela los restos e imita el proceso de alimentación de seres carnívoros y animales salvajes que llegaban con el proceso de putrefacción de un cuerpo al ser enterrado.
Se congela el cuerpo en el hospital o en el ‘prometorio‘, después se introduce un polvo orgánico para evaporar el agua. Una vez que el cuerpo está seco es expuesto a nitrógeno líquido, lo que causa que éste se vuelva quebradizo y que con una “combinación de una corta vibración muy especial, en un minuto el cuerpo cae desintegrado en pedazos«, explica Wiigh-Mäsak.
El proceso que se tarda entre seis y 12 meses, aún no está dentro del mercado, aunque la bióloga espera que sea una realidad viable en un año.
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