Un grupo de trabajadores entró a la Basílica de Guadalupe, después uno de ellos colocó un cartucho de dinamita escondido en un ramo de flores y
El 14 de noviembre de 1921, a casi 390 años del inicio de la tradición de la adoración a la Virgen de Guadalupe, un grupo de trabajadores visitó a la guadalupana, entre ellos se encontraba un activista anticlerical, el sujeto caminó hacia el altar, colocó un ramo de flores y se alejó rápidamente.
Al instante se escuchó un estruendo; aquel hombre introdujo una bomba de dinamita, para sorpresa de todos apenas causó daños en el mármol, el piso y las paredes, la tilma estaba intacta. El impacto lejos de espantar a los fieles los hizo acrecentar su devoción.
Foto: David Ramos / ACI Prensa.
El gobierno de la presidencia estaba a cargo de Álvaro Obregón, su postura radical en contra de la Iglesia Católica era de conocimiento popular por lo que circularon sospechas sobre su presunto involucramiento con el ataque, pero ante la investigación no se comprobó esta hipótesis .
Tres días después del suceso, católicos exigieron justicia a través de una macha, cientos de fieles vitorearon que ante la agresión el milagro de la guadalupana estaba presente.
De acuerdo con ‘El Universal’ autoridades identificaron a Luciano Pérez como el hombre culpable, pero ante falta de pruebas gozó de libertad.
En la antigüa Basílica de Guadalupe se encuentra el “Cristo del atentado” éste se encontraba frente a la virgen cuando sucedió la explosión, de manera que quedó doblado hacia atrás tras evitar que la imagen sufriera daño alguno.
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