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martes, 29 de octubre de 2019

Día de Muertos vs Halloween







DÍA DE MUERTOS





Lo que se celebra con el día de muertos es a los antepasados y a la oportunidad única de que regresen a compartir con los vivos.

Las fiestas de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos aparece en el santoral católico desde el período comprendido entre los años 827-844 de nuestra Era, por disposición del Papa Gregorio IV.

Se le ha comparado con lo que originalmente fue la celebración prehispánica del fin del ciclo agrícola de temporal.

Para los antiguos mexicanos, Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, libera al hombre de sus penas, y el viaje después de la muerte no depende de la vida que llevó el difunto, sino de la manera cómo le tocó morir. Después de la muerte, los guerreros alzaban vuelo alrededor del sol convertidos en colibríes y mariposas. Con ellos, alzaban vuelo las mujeres que habían muerto de parto, dadoras de vida, ellas mismas guerreras.

Aquellos que habían muerto en circunstancias relacionadas con el agua -como ahogados, fulminados por un rayo o de gota o hidropesía- jugaban dichosos en el paraíso de la eterna primavera. Los niños iban al Árbol Nodriza, que goteaba leche para ellos. Todos los demás iban al Mictlán, con sus nueve mundos subterráneos y fríos, donde se desvanecían paulatinamente hasta la quietud total.

Según Fray Diego Durán, los indígenas nahuas tenían dos fiestas dedicadas al culto de los muertos: Miccailhuitontli o Fiesta de los muertitos, celebrada el 9 mes nahua (agosto) y la Fiesta Grande de los muertos, el décimo mes del año nahua. Dice Durán que pudo observar que el día de Todos los Santos ponían ofrenda a los niños muertos, y al día siguiente ponían otra para los adultos, dejando de hacerlo en agosto, cuando acostumbraban, para aparentar que festejaban celebraciones cristianas. Igualmente, los españoles heredaron de los celtas la tradición de celebrar el día 1 de noviembre la fiesta de fin del año y dedicaron el mes a las “ánimas”.

En México la tradición prehispánica y la española, con sus raíces celtas, se amalgamaron para hacer de esta fecha una celebración en la que se conjugan ambas culturas.

Desde el siglo XVII hay antecedentes de la celebración “jocosa” de los muertos. Desde entonces se confeccionaban unos “entierros” con figuras humanas cuyas cabezas eran de garbanzos y el traje de papel negro, simulando al difunto y a los padres trinitarios, quienes se encargaban de llevar los cadáveres de la gente humilde al camposanto. Esta tradición sigue vigente hasta nuestros días.

También se hacían tumbas de tejamanil negras con adornos blancos y con candelabros de carrizo y una figura de barro representando al difunto. Hoy se hacen juguetes, dulces, miniaturas y todo tipo de figuras que celebran y recuerdan la muerte, llamada popularmente “la parca”, “la calaca”, “la huesuda”, “la dientona”, “la flaca”, etc. Además de figuras y dulces, la muerte aparece en el teatro, en la música popular y en las llamadas “calaveras”, rimas que se burlan de los vivos y las razones por las que se los va a llevar “la fría”. Las calaveras se dirigen a políticos y figuras públicas, entre sí a familiares o compañeros de escuela o de trabajo.

La página yaia.com señala que los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México pueden ser trazados hasta la epoca de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los pasados 3 mil años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la “Dama de la muerte” (actualmente corresponde con “la Catrina”). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos

Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos estuvieron aterrados por las practicas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas.

El Día de Todos los Santos es un día después de Halloween, donde este último fue también un ritual pagano de Samhain, el día céltico del banquete de los muertos. Los españoles combinaron las costumbres de Halloween con el festival similar mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.

Cercana a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el 1 y 2 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés. En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial. Por tradición es un día feriado no laborable.

En México se hacen ofrendas para agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose consumir en ese momento.

HALLOWEEN

Origen del nombre

La primera documentacion de palabra Halloween es encontrada en un documento del siglo XVI y es una derivación de la expresión inglesa All Hallows’ Eve (Víspera de Todos los Santos).

Origen celta

Halloween tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que deriva de irlandés antiguo y significa fin del verano. Los antiguos britanos tenían una festividad similar conocida como Calan Gaeaf. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el “Año Nuevo Celta”, que comenzaba con la estación oscura.

Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados.

Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos.

Su propósito era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado. En Escocia los espíritus fueron suplantados por hombres jóvenes vestidos de blanco con máscaras o la cara pintada de negro.

El Samhain también era un momento para hacer balance de los suministros de alimentos y el ganado para prepararse para el invierno. Las hogueras también desempeñaron un papel importante en las festividades. Todos los otros fuegos se apagaban y en cada hogar se encendía una hoguera en la chimenea. Los huesos de los animales sacrificados se lanzaban a la hoguera.

La festividad llega a Estados Unidos


En 1840 esta festividad llega a Estados Unidos, donde queda fuertemente arraigada. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición durante la Gran hambruna irlandesa. Fueron ellos quienes difundieron la costumbre de tallar los «Jack-o’-lantern» (calabaza gigante hueca con una vela dentro), inspirada en la leyenda de «Jack el Tacaño».

Sin embargo, la fiesta no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.

Hoy en día Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países latinoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos.

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