Una semana antes del 2 de noviembre, 'El Nene' y su grupo arriban al panteón municipal de Toluca para contratarse en la limpieza
“Hay que persignarse antes de empezar”, dice Juan Carlos, alias “El Nene”, previo a iniciar con su chamba en las tumbas. Su grupo y él ya comenzaron su temporada buena en el panteón municipal de Toluca.
“Nomás con la fe viene uno”, sonríe el grupo, “por eso trae su machete, mire, con ese corre a los muertos”, vuelven a bromear.
En realidad su oficio lo hacen con la necesidad por delante, sin pensar en si se llevan la energía de los difuntos o un mal de aire.
Hay que ponerse el cubreboca, hay unas tumbas que ya están descubiertas y te agarra el aire, si eres fuerte, pues aguantas.
"El Nene”.
Una semana antes al Día de Muertos, el grupo compuesto por Juan Carlos; José Alfredo, “El Fierros”; Luis Enrique, conocido como “El Lagarto; Armando, alias “El Chiquillo” y Jovani, se organizan para hacer los trabajos en el panteón municipal. Unos 100 a 200 pesos que salgan, son buenos para completar “la raya”, dicen.
“Nos dedicamos a la albañilería pero en estas fechas nos venimos aquí para sacar una lanita extra”, agrega José Alfredo, a quien le pusieron de apodo “El Fierros”, por toda la herramienta que carga.
El grupo de jóvenes proviene de Almoloya de Juárez y hace tres años pidieron permiso para ingresar al panteón a “enchular las tumbas”.
“A veces la gente no quiere dar más, unos ochenta a cien pesos, ya con eso”, cuenta Luis Enrique mientras da forma al pedazo de tierra con su azadón.
Sentados en sus botes, se instalan en los pasillos del panteón a la espera de un cliente. Armados con tijeras, machete, azadón, escoba, trapos, e incluso pinturas y pinceles.
“Hay personas que te piden que les remarques las letras a las cruces, ahí se ocupa la pintura”, explica Juan Carlos.
La tumba que el grupo embellece en menos de 15 minutos queda lista. Solo le hace falta un ramillete de flores para que cobre vida por completo.
“Aquí uno es como un estilista, porque le damos su 'manita de gato' para que se vean bien”, dice “El Fierros”.
SEPULTUREROS
Más al fondo del panteón municipal, Daniel Rojas, empleado del panteón, realiza una labor similar. En estos días el trabajo sube al doble, dice el enterrador.
“Llevo seis meses en esto, antes era guardia de seguridad privada”, cuenta Daniel. De un oficio a otro, hay una diferencia de varios muertos, pues ahora ese es su trabajo.
“Nos dedicamos a hacer los pozos, bajar los cuerpos y echar la tierra, también darle mantenimiento a todo el panteón”, relata el sepulturero.
Al igual que el grupo de “El Nene”, a Daniel poco le interesa si hay espíritus en en cementerio. Su “chamba” es por necesidad.
“Me han tocado como cuatro niños, se siente más feo”, revela. Incluso a depositado cuerpos en la fosa común.
Su única protección contra los males del panteón, son unos guantes, su cubrebocas y la oración que hace previo a iniciar su actividad, dice.
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