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lunes, 11 de enero de 2021

Por decreto acelerarán sucursales de Banco de Bienestar

 

 


Darío Celis

 

Hace un año Andrés Manuel López Obrador aseguró que el Ejército estaría construyendo un promedio de 100 sucursales del Banco del Bienestar.

En esa mañanera del 9 de enero de 2020 el Presidente informó que la Secretaría de Hacienda ya había transferido a ese banco 5 mil millones de pesos, que a su vez pasarían a la Secretaría de la Defensa Nacional.

AMLO soltó a los reporteros en esa misma conferencia de prensa: “Yo les voy a invitar dentro de dos meses, cuando mucho tres, a inaugurar las primeras, porque ya están trabajando…”

Pero no se volvió a saber nada del avance hasta el 8 de junio, cuando Rabindranath Salazar participó en la mañanera. Fue su última intervención como director del Banco del Bienestar.

En esa ocasión habló de que estaban terminadas 47 sucursales, en construcción 279 y por iniciar otras 243. Pero 21 días después este proyecto que es estratégico para López Obrador, sufriría su primer revés.

Rabindranath se vio forzado a cancelar a Vivcolmex la compra de 8 mil cajeros automáticos, elementos claves para la dispersión de los millonarios recursos de los programas sociales.

Terminó 2020, se concluyeron no más de 220 sucursales, pero entraron en operación cerca de 80. El banco que ahora dirige Diana Álvarez está enfrentando problemas para lograr la meta presidencial.

El asunto es la planeación. No se planeó la infraestructura tecnológica, la logística, el equipamiento. Lo más apremiante es encontrar las ubicaciones que tengan luz, agua, drenaje y conexión a internet.

En Palacio Nacional hay preocupación porque el rezago ya afectó a los miles de beneficiarios de los programas de López Obrador, quienes están empezando a presionar. Malas noticias en pleno año electoral.

Son 31.5 millones de personas en el padrón a los que se les paga mensual. Se dispersan alrededor de 35 mil millones de pesos. Los recursos se dan en efectivo o se cobran en cajeros automáticos.

Se emitieron 30 millones de 'tarjetas para el bienestar'. Son las tarjetas de débito con las cuales cobran los beneficiarios. Los plásticos se adjudicaron a tres instituciones con las que se suscribieron contratos.

 

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