En México, y en buena parte del mundo, detrás de una anomalía siempre hay un negocio obscuro.
Cuando el negocio significa la muerte de
una persona no estamos hablando de una 'transa' más, sino de un crimen. O de
muchos crímenes, como tristemente sucede en México.
Aquí en Estados Unidos la FDA, que es la
máxima autoridad científica para aprobar y rechazar la salida de un medicamento
al público, hace muchos meses que dio luz verde al Remdesivir para cierto tipo
de pacientes en estado grave por el Covid.
En México, el doctor Hugo López-Gatell
informó en octubre que Cofepris había rechazado, en dos ocasiones, la
autorización del medicamento porque “la evidencia no sugiere una utilidad
suficiente”.
O sea que el comité científico de Estados
Unidos está equivocado, y la Cofepris que dirige un arqueólogo está en lo
correcto. Puede ser.
Sin embargo, en México fue autorizado el
medicamento llamado Remivir, que es Remdesivir, como se muestra en la
fotografía.
El Remivir (es decir Remdesivir, pero
genérico o copia) es fabricado en los mundialmente prestigiados laboratorios de
esa potencia tecnológica-científica, llamada Bangladesh.
¿Un asunto político? Sí, como veremos. Pero
es un negocio. Un negocio que cobra vidas.
En un hospital de Florida la dosis de
Remdesivir es carísima. Puede llegar a costar mil 800 dólares. Es decir, unos
38 mil pesos.
Y en México, la dosis de Remivir tiene un
costo de 329 mil pesos. Esto es, casi nueve veces más que el Remdesivir que se
aplica en hospitales de Estados Unidos. Y son lo mismo.
Alguien se está haciendo rico en México con
Remivir que cuesta 329 mil pesos, cuando se podría adquirir por casi la décima
parte.
El hermano de un conocido mío fue internado
con Covid en la Ciudad de México, su situación empeoró y hubo que intubarlo a
pesar de su relativa juventud.
Había que intentar con Remdesivir. Dos
dosis, cuando menos. “Me voy en el primer vuelo a Estados Unidos y lo traigo en
los calzones si es necesario”, dijo su hermano. Pero no había tiempo. Se le
inyectó el Remivir de Bangladesh. Afortunadamente el paciente (médico) se
salvó.
¿Cómo es posible que el genérico, o copia,
o lo que sea, cueste ocho, nueve o diez veces más que el original?
Es posible porque le 'limpiaron' el mercado
y sin competencia cobra lo que quiera.
¿Qué hace una persona que no tiene 329 mil
pesos para pagar un frasco de la medicina de Bangladesh (se necesitan cuando
menos dos)?
Se muere, el cuerpo va al crematorio y su
nombre pasa a ser un número más de la estadística fúnebre, si es que lo
cuentan.
¿Por qué se negó la entrada a México del
Remdesivir aprobado por la FDA, y se puede comprar lo mismo pero diez veces más
caro?
Lo que suena raro, suena a metálico, dicen.
Sí, una vertiente es el negocio, pero hay
otra, que es política.
Remdesivir lo fabrica el laboratorio
farmacéutico Gilead Sciences, donde tienen fuerte presencia dos
prominentes políticos: Dick Cheney y Donald Rumsfeld.
Cheney fue secretario de la Defensa en el
gobierno de George Bush padre, y después asumió la presidencia de la junta
directiva de Gilead Sciences.
Dejó de ser el CEO de la farmacéutica para
volver a la política y ser vicepresidente de Estados Unidos con George W. Bush.
Rumsfeld, por su parte, fue secretario de
Defensa en la administración de George W. Bush, y también se desempeñó como CEO
de Gilead Sciences.
Cheney y Rumsfeld son dos exsecretarios
republicanos, pero adversarios de Donald Trump.
Ambos firmaron un artículo (junto con los
ocho extitulares de Defensa de este país que aún viven), en que advirtieron de
las intenciones de Trump de usar a las Fuerzas Armadas en su asalto al poder.
Como ya es del conocimiento del mundo,
nuestro gobierno no condenó el asalto al Capitolio en el frustrado intento de
autogolpe del presidente Trump. Y sí condenó que lo sacaran de Twitter y
Facebook por incitar a la sedición y a la ruptura de la legalidad.
Más alineado con Trump el gobierno
mexicano, imposible.
¿Y qué tiene que ver la política con el
Covid y el Remdesivir?, se preguntarán los enfermos.
Cuando la farmacéutica Gilead
Sciences envió una carta a médicos mexicanos en que explicaba por qué su
producto era útil en ciertos casos de tratamiento del Covid, el subsecretario
López-Gatell dio una conferencia de prensa (octubre), en la que amenazó:
Gilead Sciences podría ser sancionado
por distribuir información sobre un medicamento que no tiene registro sanitario
en México, y “por refutar un estudio científico sin evidencia”.
¿Y por qué sí se vende esa misma medicina,
con otro nombre, hecha en Asia y muchísimo más cara?
Basada en la resolución de la
FDA, Gilead Sciences quiso difundir sus argumentos que refutan al
organismo 'científico' del gobierno mexicano que encabeza el muy respetable
arqueólogo de Comalcalco, y la farmacéutica fue obligada a callar.
¿Y los que necesitan Remdesivir?
Pueden adquirirlo, pero no el original, el
estadounidense, sino el de Bangladesh. Aunque para ello deben conseguir módicos
329 mil pesos.
Mientras, el subsecretario López-Gatell
viajó a Buenos Aires a ¿estudiar? una vacuna rusa que no se pone ni Putin.
Negocios y política. Política y negocios.
Hace unos días pusieron una canción de Joan
Manuel Serrat en Palacio Nacional (un poema de Miguel Hernández).
Pero ante estos hechos uno tararea otra
canción de ese extraordinario cantautor: “tienen doble vida, son sicarios del
mal, entre esos tipos y yo hay algo personal”.
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