En su homilía para la Misa Pontifical el Patriarca recordó su recorrido en Tierra Santa y los desafíos para la Iglesia en Jerusalén.
“En
este Lugar Santo pido a Dios que me done la fuerza, el coraje y la constancia
para dar mi vida a esta Iglesia, para amarla y guiarla con un espíritu paternal
y paciente: lo dijo el Patriarca Latino de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa,
al realizar el ingreso solemne al Santo Sepulcro y celebrar la Misa pontifical.
En su homilía el Patriarca recordó su
recorrido en Tierra Santa, su llegada, hace 30 años, como nuevo sacerdote, sus
años de estudio y su servicio pastoral como Custodio de Tierra Santa que le
permitieron conocer aún más la Iglesia de Jerusalén. "Caminamos juntos con
un Dios que conocemos, hacia un futuro que no conocemos - continuó Monseñor
Pizzaballa reflexionando sobre el momento presente -. El futuro incierto,
especialmente en nuestro tiempo, puede causar miedo y ansiedad. Confiémonos,
pues, al Dios conocido y revelado por Jesús, para encontrar consuelo y
conforto. Recordemos en nuestra mente las historias colectivas e individuales
de cada uno, y recordemos cuantas veces hemos experimentado ya la fidelidad de
Dios con nosotros.
El Patriarca exhortó a confiar en la
Palabra de Dios "como Pedro en el lago de Tiberíades" y no ocultó sus
sentimientos de temor ante la nueva misión que le confió el Papa al frente del
Patriarcado Latino de Jerusalén. "Acepto esta nueva obediencia, que deseo
llevar con alegría," dijo Monseñor Pizzaballa. "Ciertamente es
también una Cruz, pero la Cruz da frutos de salvación cada vez que es recibida
con alegría".
Hablando entonces de la Iglesia de
Jerusalén, el Patriarca subrayó que es necesario "un renovado impulso
pastoral, que tenga en cuenta los diferentes territorios y culturas, pero que
también sepa encontrar la unidad entre todos" y que también hay que hacer
frente a "problemas económicos y sociales", "agravados aún más
por la actual pandemia".
"Nos espera una palabra clara y serena
sobre la política, a menudo frágil y efímera, pero que pesa mucho en la vida de
todas nuestras familias", continuó Monseñor Pizzaballa, "nos espera
el encuentro con las otras Iglesias hermanas y con nuestros hermanos musulmanes
y judíos". Luego el Patriarca pidió rezar por su misión y por la Iglesia
en Jerusalén, y concluyó su homilía remarcando: "Estemos seguros de que el
Resucitado sabrá una vez más llenarnos de su Espíritu y hacernos testigos
audaces de su amor en su Tierra".
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