El IMCO dijo que la competitividad no sólo requiere políticas económicas óptimas, sino también políticas que permitan generar condiciones sociales más parejas
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) destacó que nuestro país se ubica en la posición 34 de 43 países analizados en el Índice de Competitividad Internacional 2019, esto, además de las grandes desigualdades que existen.
"México se posicionó en el lugar 34 de 43 países en el Índice de Competitividad Internacional 2019. Sus principales debilidades están en los indicadores relacionados con el bienestar de la gente".
Por tanto, el IMCO recomendó que para cerrar las brechas de desigualdad, se necesitan políticas públicas efectivas, mismas que sean inclusivas y transversales.
El instituto destacó que la desigualdad de oportunidades, la disparidad de ingresos y el acceso segmentado a los servicios públicos, donde “el origen secuestra al destino”, y se dibujó que la crisis e inestabilidad, se deben en parte, a la falta de oportunidades en salud, educación y sistema de justicia.
Al presentar el Índice de Competitividad Internacional 2019 “México: sueños sin oportunidad”, el IMCO lanzó cuatro recomendaciones para mejorar la condición de vida y bienestar de la población; sugirió avanzar hacia un esquema de seguridad social universal que cuente con los recursos necesarios para asegurar infraestructura, personal e insumos.
Además, invertir en educación para garantizar calidad y cobertura, en donde se priorice la educación inicial y el preescolar por su impacto en eficiencia y equidad; así como invertir en generar capacidades de procuración de justicia con el fortalecimiento de las policías locales, mediante capacitación y mejores condiciones laborales que eviten riesgos que los lleven a involucrarse en esquemas de corrupción y delincuencia organizada.
Asimismo propuso generar mecanismos para evaluar las políticas públicas orientadas a reducir la pobreza, y así poder contar con un padrón único de beneficiarios, donde definan reglas de operación para los programas de transferencias y subsidios, y que se diseñen aparatos de evaluación y retroalimentación, resaltando que las transferencias directas no aseguran que los recursos destinados a estos apoyos sean utilizados para esos fines.
“México es el país número 74 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas. Aunque la calificación lo posiciona en un nivel de desarrollo alto, está por debajo de otros países latinoamericanos como Chile, Argentina, Uruguay y Costa Rica”, refirió Valentín Diez Morodo, presidente del Consejo Directivo del IMCO al presentar el estudio.
“En parte, este resultado se debe a un reto que han enfrentado varias administraciones: cómo proveer servicios de calidad para toda la población. Servicios básicos para el desarrollo de las familias como agua potable y saneamiento, vivienda, salud, educación, protección social, energía, justicia, entre otros”, añadió.
Por su parte, Manuel Molano, director general del IMCO sentenció que “un país competitivo que no resuelve sus desbalances sociales no tiene futuro”.
Dijo que de acuerdo con el Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY), siete de cada 10 mexicanos que nacen en pobreza no lograrán superar esa condición a lo largo de su vida, mientras que, según la OCDE, factores como los altos niveles de pobreza, la informalidad, la baja participación de las mujeres en el mercado laboral, la pobre calidad escolar y la exclusión financiera, influyen en la baja movilidad social de nuestro país, la cual afecta principalmente a los habitantes del sur.
“Desde la visión del IMCO, en el largo plazo la competitividad no sólo requiere políticas económicas óptimas para atraer inversión, sino también políticas que permitan generar condiciones sociales más parejas para generar, atraer y retener talento. En ese sentido, la desigualdad juega un rol fundamental”, apuntó.
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