Ciudad de México. Los accidentes viales provocan cada día la muerte de 22 jóvenes de entre 15 y 29 años, pero además es una de las causas principales de pobreza de las familias mexicanas, advirtió la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
México es uno de los pocos países del G20 (Grupo de las mayores 20 economías mundiales) y de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que no cuenta con una política pública nacional para proteger a las víctimas de accidentes viales a través de instrumentos financieros para transferir los riesgos, como lo es un seguro de daños a terceros.
“Los accidentes viales son un problema de salud pública y una de las causas principales de pobreza en las familias. El 35 por ciento de las víctimas mortales por un accidente vial son jóvenes de entre 15 y 29 años, de los cuales 64 por ciento son ocupantes de vehículos, 27 por ciento peatones, 8.0 por ciento motociclistas y 1.0 por ciento ciclistas”, apuntó Recaredo Arias Jiménez, director general de Asociación.
“El seguro obligatorio de protección a víctimas viales no es una cobertura para los automóviles, sino una garantía para proteger a los peatones, usuarios de transporte público, ciclistas, motociclistas y ocupantes de vehículos, quienes están expuestos en algún momento de su traslado”.
De acuerdo con estimaciones de la AMIS, en el país ocurren 2.8 millones de choques al año, de los cuales uno de cada tres genera lesionados que cuestan en total alrededor de 150 mil millones de pesos al país, es decir, el equivalente al 1.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública, México ocupa el tercer lugar en América Latina por fallecimientos a causa de accidentes viales; en tanto, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, este tipo de casos en México quitan la vida a más de 17 mil mexicanos al año.
En el país, solo tres de cada 10 vehículos que circulan en el país cuentan con un seguro de protección a víctimas de accidentes viales (daños a terceros), “esto significa que hay 70 por ciento de probabilidad de que el conductor responsable no tenga cómo transferir los costos para hacer frente a los daños, y en la mayoría de las ocasiones quienes terminan cubriendo ese gasto son los familiares de las víctimas".
Además, siete de cada 10 personas que sufren alguna discapacidad permanente, a consecuencia de un accidente de tránsito, no vuelven a conseguir un empleo bajo las mismas condiciones de productividad económica.
La Asociación destacó que la conducción bajo los efectos del alcohol, el exceso de velocidad y los distractores son los factores que más influyen en el número de accidentes viales causados por los jóvenes.
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