Táctica y Poder
Uriel Reyes y Aguilar
Lejos de que la sociedad diferencie entre narcomenudeo y narcotráfico, hoy son testigos de una violencia desenfrenada que alcanza casi cualquier espacio. “Sin seguridad no hay desarrollo” escribía un político mexicano en el año 2014.
Ciudad de Zumpango.- Tiempos de guerra, es lo único que logro comprender al observar los acontecimientos recientes y no recientes en todo nuestro país. Pero en especial lo que sucedió en la Ciudad de México el pasado jueves, deja un sabor de confusión y amargura. ¿Qué es el narcotráfico y el narcomenudeo? ¿Cuál es la evolución del crimen organizado? ¿Cómo avanzo esta red de crimen en la CDMX? ¿Hay autoridades implicadas?
El narcotráfico es una actividad ilegal sobre el cultivo, fabricación, distribución, venta y control de mercados de droga. Por su parte el narcomenudeo es la comercialización o suministro aun gratuito de narcóticos en cantidades inferiores previstas en la ley.
¿Qué es el crimen organizado? En términos simples es una actividad delictiva que mediante la violencia o la amenaza busca ampliar su red de poder. Es precisamente en este punto cuando existe un aumento potencial en índices de violencia, narcotráfico e inseguridad en todo el territorio nacional.
Pero en todo este panorama hay un punto crucial para explicar el aumento de la violencia en nuestro país, “El cambio del narcotráfico al narcomenudeo”. México pasó de ser un país exportador de droga a ser un consumidor más, lo cual genero una expansión interna de mercado de droga, formando exclusivamente una actividad al nivel de tráfico a Estados Unidos a orientarse también al narcomenudeo en México. El narcotráfico se basa en logística y transporte de la droga, mientras que el narcomenudeo es el control de múltiples puntos de venta lo que trae como consecuencia la lucha por territorios.
Dicho lo anterior, ¿Qué sucedió con el cartel de Tláhuac? El empoderamiento de pequeñas células dedicas al narcomenudeo, es lo que floreció en la CDMX grupos fuertes, con cierta capacidad de organización y logística, cuyo principal objetivo al parecer era el control de otros puntos de venta (en delegaciones como Xochimilco e Iztapalapa). Queda claro que pese a la fuerza operativa, estructura y medios son mínimos en comparación a organizaciones delictivas denominadas carteles. No obstante la organización en estas pequeñas células es lo suficiente amplias para incrementar los niveles de violencia en dichas zonas.
El crecimiento de esta organización en Tláhuac sin duda es por la corrupción existente dentro de esta delegación y de la misma CDMX, la aparente complicidad de autoridades locales con las bandas delictivas, pero también de comerciantes y transportistas que han participado en estos hechos.
Estos tiempos de guerra, que desconsuelan y llena de rabia a la mayoría, solo nos queda el consuelo de no morir mañana.
urielreyesaj@gmail.com
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