Preocupado por las personas de la tercera edad que requieren asistencia y que no son afines a la tecnología, Bob Carr creó una empresa que colabora con Uber para brindarle el acceso a viajes en la plataforma a los adultos mayores en EU.
Bob Carr asegura que jamás quiso atacar a Uber. El hombre oriundo de Atlanta, de 67 años, sólo quería extender los beneficios de la aplicación a cientos de adultos mayores que no se llevan muy bien la tecnología.
Por ello en 2014 lanzó Common Courtesy Inc., una pequeña organización sin fines de lucro que creó varias cuentas de Uber para reservar viajes a nombre de otras personas. “Tenía cinco celulares con cinco cuentas de Uber distintas”, dice Carr. “Lo llamamos reingeniería”.
Él y su esposa Anne nombraron las cuentas con temas relacionados a las personas que ayudaban, como “Veteranos” o “Iglesia”.
Uber tomó nota de ello, pero en lugar de exigir a los Carr que pararan su operación, la compañía envió el año pasado a cinco ingenieros para estudiar la operación de Common Courtesy y la de algunas empresas similares. Tras su análisis, Uber lanzó una función llamada Uber Central, para incorporar los servicios de empresas como Common Courtesy.
“Estamos promoviendo a Uber en sectores donde no tenía presencia”, asegura Carr. “No estaban en su radar”.
Hace una década, Carr tuvo la idea para Common Courtesy después de atestiguar cómo un anciano casi tenía un accidente al volante. En 2007, él y Anne patentaron la idea de un servicio de conducción coordinado a través de mensajes de texto, pero tuvieron problemas para contratar conductores, pero recuperaron el proyecto cuando descubrieron Uber en 2014.
Los ingenieros de la compañía pasaron tres días con la pareja en mayo de 2016, los Carr tenían una larga lista de ideas para que Uber pudiera construir un modelo más sencillo, comenzando con la capacidad de reservar y monitorear varios viajes desde un solo teléfono.
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Viajes a la vez en un mismo teléfono se pueden administrar desde Uber Central.
1 a 3
Dólares cobran por cada viaje coordinado por Common Courtesy o sus sucursales
Common Courtesy fue uno de los primeros grupos en probar Uber Central, que arrancó a finales de abril. La función permite que un usuario administre hasta 15 viajes a la vez.
“Hemos diseñado nuestro sistema de transporte en torno a los conductores que viajan solos en un coche”, dice Travis Bogard, quien supervisa Uber Central. “Eso empieza a cambiar con una población envejecida”.
Los Carr cobran una cuota de 3 dólares por cada viaje que coordinan y un dólar en viajes coordinados por alguna de las otras sucursales de Common Courtesy.
“Estoy tan feliz que ya no tengo que quedarme en casa y leer o dormir”, dice Dottie Mitchell, de 82 años, de Virginia Beach.
Mitchell perdió su licencia el año pasado debido a su edad y no tiene un teléfono celular o computadora.
Aun así, comienza su día con un viaje de Uber a las 09:45 para visitar a sus amigos en Starbucks, con la ayuda de Common Courtesy. Mitchell también usa el servicio para ir a hacer ejercicio, a un club de libros y a la estética.
Lyft, uno de los mayores rivales de Uber, también ha incursionado con un sistema llamado Concierge, para atender las necesidades de movilidad de los adultos mayores.
La empresa ya realizó alianzas con grupos como Blue Cross Blue Shield, la división de cuidado del hogar de Sodexo, Comfort Keepers y Brookdale Senior Living, el mayor operador de casas de retiro de Estados Unidos, para probar su sistema.
“Me gusta que sea tan fiable”, dice Serene Flax, de 93 años, que usa Lyft Concierge de tres a cinco veces por semana, para ir a su estudio de arte y encontrarse con amigos en un centro comercial de San Mateo, California. “No me tengo que preocupar por las paradas que hacen otros usuarios del transporte”.
Uber ha comenzado también a probar servicios de asistencia para usuarios en silla de ruedas, similar a un programa llamado Lyft Access y Carr asegura que ese sistema se puede mejorar también, si se incluye un botón de emergencia. Norman Hunstad, de 92 años, comenta que comenzó a usar Uber hace 5 meses, cuando su pérdida de visión lo forzó a dejar el volante y su hijo descargó la aplicación en su iPhone 6 Plus. El ingeniero retirado de General Motors usa el servicio de Uber varias veces a la semana para ir al médico, a la iglesia y a reuniones con amigos en un restaurante local.
“No estoy seguro qué haría sin Uber”, dice Hunstad. “Podría pedir un aventón de vez en cuando, pero no estoy seguro que podría ir a demasiados lugares así. Ir al restaurante con mis amigos sería un auténtico problema”.
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