Directorio
miércoles, 29 de enero de 2020
La culpa es del otro
Pablo Hiriart
Quedó sepultada la esperanza de que el Presidente tuviera un poco de humildad para sumar fuerzas y enmendar errores: “Padecen amnesia y todo lo empiezan a ver, como que hasta ahora están abriendo los ojos, a partir de que llegamos nosotros: guardaron silencio, callaron como momias (en el tema de inseguridad)”.
Así de arrogante. Divide la historia contemporánea antes de él y a partir de su llegada.
Imposible. No hay manera de corregir cuando los errores son de otros, siempre.
Lo mismo hizo con los pacientes de cáncer y enfermedades de costoso tratamiento que no tienen dónde acudir o padecen desabasto de medicamentos.
No los quiso recibir y cargó contra las víctimas: quieren volver al viejo sistema de corrupción en la compra de medicinas.
Los segundos suelen ser más papistas que el Papa, para agradarlo: “tienen una agenda poco clara”, dijo el subsecretario de Salud.
¿Cuál volver al pasado? ¿Cuál agenda oscura? Quieren tratamientos. Medicinas. Quimioterapias para sus hijos con cáncer.
Para obtener atención deben bloquear el aeropuerto.
Es el mismo López Obrador de siempre. El que acusó de “pirrurris movidos por una mano negra” a los manifestantes de la gran marcha contra el crimen y el secuestro en el Distrito Federal (junio de 2004), en lugar de escucharlos y buscar soluciones.
A estas alturas queda claro que el Presidente quiere pelear, no ayudar.
No le interesa unir a la sociedad para enfrentar un problema que afecta a todos, sino dividir para justificar sus malos resultados.
En ese tenor se manifestó ayer el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, en su cuenta de Twitter: “A chillidos de marrano, oídos de chicharronero. Refrán de feliz lunes”.
¿Quiénes son los marranos? Los gobernados a quienes se haya referido el funcionario, sean quienes sean. El lenguaje es de matarife.
Los fanáticos de AMLO no se quedan atrás: algunos de ellos fueron al Zócalo a provocar a los integrantes de la caminata por la paz e insultarlos: “¡Vete a tu país!”. “¡Traidor!”. “¡Es un honor estar con Obrador!”.
El Presidente justificó a sus simpatizantes al afirmar que “eso tiene que ver con las diferencias que existen”.
La violencia física “por las diferencias que existen”, está a la vuelta de la esquina. A eso nos lleva la polarización política que se alienta desde Palacio Nacional. Y cuando se dé, señalarán a culpables externos, como García Luna o quien sea el villano del momento.
En el caso del desabasto de medicinas acusó de corrupto al director del Hospital Infantil de México, sin ninguna prueba. ¿Y el desabasto en los estados, también es su culpa?
“El doctor que el Presidente culpa le salvó la vida a mi hijo”, dice el padre de Fernando Gael, uno de los tantos defensores del médico Jaime Nieto Zermeño.
Reveló el jefe de Cirugía Oncológica del Hospital Infantil, doctor Pablo Lezama, que le pidieron reducir la capacidad, las horas de atención, las cirugías, “debido a la reducción del personal de enfermería” (Alejo Sánchez Cano, en El Financiero de ayer).
Dijo: “se ha reducido el 50 por ciento del presupuesto para los servicios integrales de anestesia”, por lo que disminuirán a la mitad las intervenciones quirúrgicas.
¿Quién es el responsable?
Los “conservadores”, señala el Presidente. “Y los voy a seguir cuestionando porque los conservadores, corruptos, son los responsables de la crisis de México”, dijo ayer.
Olvida que fue él quien de la noche a la mañana cerró el Seguro Popular y dejó a 54 millones de mexicanos, que carecen de seguridad social, sin posibilidad de atenderse en caso de enfermedad grave y costosa, que se fondeaba con la partida de Gastos Catastróficos del SP.
¿Quién es el responsable?
Según informe de la Secretaría de Hacienda, al tercer trimestre del año pasado, el subejercicio de la Secretaría de Salud era de cinco mil 938 millones de pesos. Le cortaron 500 millones de pesos al Programa Nacional de Vacunación.
¿Qué había, tan importante, como para ahorrar en gastos de salud?
El IMSS tenía un subejercicio de 21 mil 242 millones de pesos.
Y el ISSSTE mostraba un subejercicio de 20 mil 029 millones de pesos.
Son cifras oficiales, verificables, están en la página de Hacienda.
Fue la fiebre de ahorros del gobierno. Insensibles, más que ningún tecnócrata, resultaron los redentores de los pobres.
El Presidente prefiere inventar culpables a buscar soluciones.
Podría unir y enfrentar problemas con acuerdos, pero persiste en sus errores pues no quiere gobernar para todos.
Esa oportunidad se agotó. A diario busca camorra y no habrá milagro.
Y como dice la canción de Serrat que retrata a ciertos arrogantes, “la culpa es del otro si algo les sale mal, entre esos tipos y yo hay algo personal”.
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