'Los estudiantes no deben estar obligados a pasar por pruebas de exigencia extremas para aspirar a la calidad, y que verlo así, es prácticamente equivalente a estar viviendo en la Edad Media'
CIUDAD DE MÉXICO.
Que “la letra con sangre entra”, es una idea vigente en pleno siglo XXI en algunas aulas universitarias del país. La muerte de la estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales del ITAM, Fernanda Michua Gantus, derivada de un ataque epiléptico, resultado del estrés académico al que se encontraba expuesta, vino a destapar la existencia de relaciones asimétricas del poder, entre la escuela, los maestros y los alumnos.
Sí existe alguna forma de bullying académico y yo creo que es muy importante también que lo digamos, porque estamos siendo muy conscientes de que existe alguna forma verticalizada de trabajo; tenemos profesores que ya tienen un nivel de avance en edad, que los hace como miembros de otra generación y miembros de una generación donde esto era mucho más vertical”, reconoció el rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Eduardo Peñalosa Castro.
“A nosotros nos preocupa porque es una cosa que sabemos que existe en nuestra universidad y en todas las universidades y que queremos evitar. No podemos seguir coadyuvando a crear ahora dentro de las universidades condiciones de violencia que están fuera de las universidades y que siempre condenamos, pero después cuando tenemos oportunidad maltratamos a los estudiantes; el argumento de la disciplina, entendido en ese sentido, es un mal argumento”, acotó Álvaro Peláez, secretario de la unidad Cuajimalpa de la UAM.
Los doctores Peñalosa y Peláez coincidieron en que los estudiantes no deben estar obligados a pasar por pruebas de exigencia extremas para aspirar a la calidad, y que verlo así, es prácticamente equivalente a estar viviendo en la Edad Media.
Pero es una realidad que está ocurriendo en las universidades. Juana Olvera Méndez, profesora de sicología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, contó que cada vez con más frecuencia llegan hasta su cubículo jóvenes que refieren estar sufriendo violencia por parte de sus profesores.
Especialistas afirman que los profesores se deben autorregular en el trato hacia los alumnos por el simple hecho de que tienen más poder.
Hay conductas de violencia que se dan en el aula del profesor hacia el alumno, conductas humillantes, comentarios agresivos en donde el alumno se siente muchas veces intimidado, descaliicado, y no todos los alumnos tienen la capacidad de afrontar estos comentarios del profesor. No se puede decir que como una variable única son los comentarios del profesor en el aula, pero hay alumnos que ante estos comentarios sí efectivamente, han tenido intentos de suicidio”, aseguró.
La académica, quien tan sólo en el último semestre ha recibido a tres jóvenes, que han intentado suicidarse, consideró urgente que los maestros reciban una capacitación que les permita poder propiciar un proceso de enseñanza-aprendizaje, en el que no existan comentarios agresivos, ni violencia hacia los alumnos.
La fórmula de la letra con sangre entra o estas condiciones de golpear a los niños en el salón en las generaciones anteriores pues se validaba como normal, y actualmente sabemos que esto tiene efectos negativos”, expuso.
En el mismo sentido, su colega, Pablo Morales, también académico de la FES Iztacala, admitió que es responsabilidad de los profesores y de las autoridades universitarias atender los casos en los que los alumnos puedan estar sufriendo maltrato por parte de sus maestros.
Para Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), quien recordó que 63% de niños, niñas y adolescentes en el país refieren haber recibido un castigo corporal, el llamado que hacen los jóvenes para recibir atención en salud mental ante este panorama tiene que ser atendido y escuchado bajo un principio de equivalencia humana.
El que tengas un rol de profesor, de investigador, de académico o académica y tengas alumnos que tienen que estudiar y formarse, no tendría que cruzar nunca por un tema meritocrático y es una relación asimétrica de poder; mientras no rompamos esas relaciones va a ser muy difícil que esos niveles de estrés, expectativa y frustración se modifiquen”, dijo.
El experto en temas de niños, niñas, adolescentes y jóvenes dejó en claro que en este tema sí hay una responsabilidad clara de las instituciones universitarias.
Es decir, el CIDE, el ITAM, la Ibero, cualquier otra Instancia educativa, la propia UNAM, tienen una responsabilidad legal y ética frente a lo que ha sucedido, porque han convalidado y han pr tegido esas relaciones asimétricas para conservar el prestigio; tenemos ahora a la UNAM con dos preparatorias cerradas y la facultad de Filosofía y Letras cerrada y tristemente una respuesta negativa de la UNAM para no solamente procesar penalmente sino despedir y sancionar a los profesores ya señalados como acosadores sexuales”, responsabilizó.
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