Luz Elena González, la discreta y eficaz
titular de la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México, anunció ayer un
programa de mitigación de los efectos negativos del confinamiento.
No es ni lejanamente de la magnitud que se
requiere, pero, a diferencia del gobierno federal, el gobierno local mostró una
visión diferente de lo que un gobierno debe hacer frente a la pandemia.
El programa incluye 500 millones de pesos
de microcréditos que se planean repartir en 50 mil asignaciones de 10 mil pesos
cada una, con cero intereses y cuatro meses de gracia; apoyo de 2 mil 200 pesos
para 100 mil trabajadores de la industria restaurantera; adelanto de apoyos a
estudiantes desde preescolar hasta nivel medio, por montos que van de 710 hasta
900 pesos por alumno; apoyos fiscales en impuestos locales a negocios del
Centro Histórico.
Si usted vio las cifras, coincido en que es
muy chiquito el respaldo, pero que muestra una actitud diferente en el gobierno
de la CDMX respecto a lo que ha ocurrido con el gobierno federal.
Es algo que sistemáticamente se percibe en
el gobierno de Claudia Sheinbaum. Paradójicamente, se trata de un contraste que
la jefa de Gobierno busca ocultar.
La reacción frente al análisis que hizo
recientemente The New York Times, a propósito del semáforo rojo, mostró el
temor que existe de que se pueda observar que el gobierno local camina por una
senda diferente a la de AMLO, incluso a veces opuesta.
No es un secreto para nadie que la jefa de
Gobierno es uno de los personajes que va a jugar en el proceso de definición
del candidato o candidata presidencial de Morena en 2024.
Quizás, junto con Marcelo Ebrard y Ricardo
Monreal, son las tres personas que –a estas alturas del sexenio– tienen más
posibilidades de competir.
Incluso, al comienzo de la actual
administración se sabía que Claudia era la más cercana a la simpatía del
presidente López Obrador.
Esa percepción podría cambiar si AMLO
reconoce en Sheinbaum a una gobernante con ideas y criterio propios, que
incluso va en contra de los lineamientos del gobierno federal.
El pasado 13 de diciembre escribí un texto
que titulé: 'AMLO pone contra la pared a Sheinbaum'. En él aludía a las
presiones que hubo hacia el gobierno de la Ciudad de México para que no
declarara el semáforo rojo. The New York Times fue más allá y
documentó cómo se usó la información para impedirlo.
En el gobierno de la CDMX saben que tienen
el riesgo de que la economía local se derrumbe. No sabemos si el lapso para el
que se ha decretado el confinamiento va a ser suficiente para detener los
contagios, pero sí hay la evidencia de que el sistema de salud de la Zona
Metropolitana está desbordado.
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La jefa de Gobierno juega en la línea. No
puede aceptar que la gente muera en la periferia de los hospitales, lo que
podría llegar a pasar si no se frenan los contagios, propiciando un escándalo
internacional, pero tampoco quiere chocar con el gobierno federal.
El proceso de designación de los candidatos
a las gubernaturas para la elección del próximo año confirma que será AMLO
quien defina al candidato de Morena a la presidencia.
Chocar con él sería suicida para quien
tenga la aspiración de contender.
Ese es el dilema en el que está la jefa de
Gobierno.
Precisión
Una atenta lectora me hizo notar un error
en el texto que publiqué ayer. Los 900 mil millones de dólares del paquete de
rescate de la economía de EU no equivalen al 17 por ciento del PIB, como se
afirma en el artículo. Representan el 4 a 4.5 del PIB. En todo caso, el 17 por
ciento es más o menos la suma de los dos paquetes aprobados hasta hoy por el
Congreso. Valga la precisión.
Paréntesis
Esta columna volverá a publicarse el
próximo 4 de enero.
Deseo que disfrute estos días con los suyos
y que celebre las fiestas de fin de año preservando la salud de todos. Comience
2021 con la mejor disposición para hacerle frente exitosamente, independientemente
de los retos que traiga consigo.
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