Darío Celis
Mientras la CFE litiga el desconocimiento de un laudo de la Corte Internacional de Arbitraje de Londres, la Corte Internacional de París ahora es la que emplaza a Pemex a pagar por otro arbitraje, que también perdió.
Hablamos de 38 millones de dólares, que francamente le salió baratísimo a la llamada empresa productiva del Estado que dirige Octavio Romero. ¿Por qué? Porque le demandaban el pago de 312 millones.
El arbitraje arrancó en 2017 y fue una herencia que el testigo protegido favorito de la 4T, Emilio Lozoya Austin, le dejó a José Antonio González Anaya, un pleito con la firma noruego-británica Subsea7.
En diciembre de 2012 y mayo de 2013 Pemex Exploración y Producción, entonces bajo el mando de Carlos Morales Gil, licitó la construcción de dos oleogasoductos de 36 pulgadas y 60 kilómetros.
El proceso lo ganó Subsea7, que preside Christian Siem y que dirige John Evans. El monto de los dos contratos fue de 230 millones de dólares y se estableció un plazo de ejecución de dos años.
El contrato se terminó a satisfacción de Pemex, pero el costo del proyectó creció arriba de los 450 millones de dólares, diferencia que impactó en una pérdida financiera para la contratista.
El sobrecosto, a decir de la quejosa, se generó en buena medida por los cambios en los diseños e interferencias por el mismo Pemex; el contrato preveía que ambas partes conciliaran sin llegar a tribunales.
A Lozoya y su equipo se le planteó una propuesta de arreglo que implicaba pagar 50 millones de dólares a Subsea7, pero no aceptó, por lo que se recurrió a un arbitraje en México bajo lineamientos de la CIC.
María de la Luz Zarza Delgado
Se integró un panel arbitral que presidió Yves Derains de Derains & Gharavi, teniendo como coárbitros a José W. Fernández de Gibson, Dunn & Crutcher y a Gabriela Aldana Ugarte, dedicada a la docencia.
Técnicamente puede decirse que Pemex ganó perdiendo, porque sólo pagará 10 por ciento de la demanda: revés para el abogado de Subsea7, Christopher Paparella, del bufete Steptoe & Johnson.
Palomita para los abogados internos de Pemex, que comanda María de la Luz Zarza Delgado.
LO MÁS RIDÍCULO de la decisión del Pleno exprofeso que el Instituto Federal de Telecomunicaciones realizó el lunes, para otorgarle más tiempo a Disney Corporation para que siga deshojando la margarita, es que no hay garantía de que el nuevo plazo que vence ahora el 5 de octubre vaya a ser el último que se le da a la corporación que preside Bob Chapek para vender los canales de Fox Sports. El regulador que preside Adolfo Cuevas especifica en su comunicado que en tanto el Covid-19 continúe complicando las gestiones de los dizque compradores, podrá mantener suspendido el proceso. ¿Se acuerda cuando los priistas paraban el reloj natural y se inventaron el reloj legislativo para ponerse de acuerdo con la oposición y sacar, según ellos en tiempo, el Paquete Económico anual?
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