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lunes, 9 de marzo de 2020

Fernando Navajas: “El Gobierno nos va a sorprender con un plan creativo”

El economista y académico analizó en una entrevista con Infobae la marcha de la actividad agregada y los desafíos del nuevo Gobierno. Ve con preocupación la falta de coordinación entre los Ministerios




El mensaje del Presidente a la Asamblea Legislativa "es tal vez el mejor discurso de apertura que haya visto"
Nuevos indicadores de la actividad económica, como la recaudación tributaria en febrero, y de actividad de la industria y la construcción, pero con presupuestos para el trimestre febrero a abril 2020, dan cuenta de la continuidad del ciclo recesivo que ya acumula casi 20 meses y que al menos se extendería otros 5 o 6 más.

Y como es habitual, el mensaje del Presidente a la Asamblea Legislativa cosechó aprobaciones y rechazos, según del lado de los votantes; pero también entre los analistas de la coyuntura político-económica.

Mientras que pocos manifestaron una impresión positiva y negativa a la vez, como el caso de Fernando Navajas, uno de los directores y economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericana, académico de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata y miembro del Consejo Directivo de la Universidad Torcuato Di Tella; y vicepresidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, en una nueva entrevista con Infobae.

- ¿Qué le dejó el mensaje presidencial a la Asamblea Legislativa? Prácticamente pasaron 90 días, se acaba la luna de miel y no se advierten señales de cambio de las tendencias recesivas...


- En general a mi me gustó, es tal vez el mejor discurso de apertura que haya visto. Me gustaron algunas notas que se escribieron, con una lectura que no es de cabeza caliente, donde se está predispuesto a ver sólo lo bueno o lo malo. Lo vi en vivo, tenía amigos que me iban bombardeando el whatsapp diciéndome lo terrible, demente, malo que era el discurso, que se lo habían escrito, mientras yo estaba viendo otra cosa. En parte probablemente porque había estado influenciado por una nota que creo que antes de publicarla en Infobae me la había pasado el periodista, Ernesto Tenembaum, que decía este discurso va a ser un discurso donde unos van a mirar a un lado y los otros van a mirar al otro. Y después otra nota que me gustó bastante fue la de Andrés Malamud en La Nación al día siguiente, con una lectura de alguien que conoce a la socialdemocracia. No lo dice textualmente, pero pareciera que fuera así. Las citas del Presidente a Raúl Alfonsín son obvias; el intento de ir haciendo un balance y de dar cosas para los distintos lados es otra. No iba a haber una definición muy clara del programa económico, lo sabíamos de antemano, porque todavía sigue siendo una discusión por la forma en la cual la estrategia se está planteando, eso lo podemos discutir. Pero que me dejó reflexionando como un discurso bastante más rico del que habitualmente esperaba, más allá de que uno esté en acuerdo o en desacuerdo.

- ¿Cuáles fueron esos puntos que le permitieron llegar a esa evaluación?

- Del lado negativo, una excesiva referencia al comienzo del mundo como si fuera en 2016. Uno no puede decir que la crisis macroeconómica en la Argentina empezó en el 2016.

- Pueden ser resabios de Néstor Kirchner, cuando parecía que el mundo había empezado en el 2003…

- Claro. Pero parte del discurso tiene que ser comprensivo, no solamente por una cuestión de posicionamiento político, es por algo que vamos a discutir si quiere unos minutos después que es lo que llamo la estanflación del bicentenario. Es el problema económico crítico o fundamental para mí. La Argentina está en la trampa de la estanflación del bicentenario, es 2010-20XX, que no ha sido resuelta. Y si uno no entiende eso la política económica va a fracasar. Se hubiera necesitado alguna referencia un poco más autocrítica a qué parte le corresponde al gobierno de CFK en esta trampa estanflacionaria, pero eso tal vez es pedir mucho. La otra cosa que a mí me incomodó fue probablemente la excesiva mención a las cuestiones conspirativas de la fuga de capitales, el endeudamiento. Nosotros sabemos que los países no van al default porque son malos, que es lo que desde hace tiempo Joseph Stiglitz y otros a la cabeza, han tratado de estar explicando. Un país no va a un default porque es malo y no hizo el ajuste fiscal y se volvió ladrón o defaulteador serial, sino porque la macroeconomía lo puso en esa situación. Entonces, de la misma manera que uno no puede tener esa teoría de que uno paga las consecuencias del mal comportamiento para un lado, entonces no las puede tener para el otro.

La Argentina está en la trampa de la estanflación del bicentenario, es 2010-20XX, que no ha sido resuelta. Y si uno no entiende eso la política económica va a fracasar
Entonces, me parece que uno tiene que tener cuidado con esa forma de leer las cosas. Los defaults, como el que discutimos en la entrevista que me hizo en 2018 y le dije que estábamos pisando un default con esta situación en abril, mayo y junio del 18, que fue el reportaje ese, ledije esto es un sudden stop del cual no vamos a salir. Son cosas que ocurren por problemas macroeconómicos. La ortodoxia dice: “es por el endeudamiento, al no haber controlado el gasto público y no haber echado empleados públicos”, para poner un extremo. Los heterodoxos dicen: “es la consecuencia de un capitalismo financiero que generó una corriente especulativa y nos vinieron a robar”. Yo normalmente he sido crítico del excesivo gasto público que ha llevado al default y también del juego del sobre endeudamiento por la vía del capital financiero que el modelo de Cambiemos explotó.

- ¿Y sobre la referencia a la remarcación de los precios, “a los vivos de siempre”?

- Hace 10 o 20 años me mataba de risa cuando alguien venía y me decía que podía haber estrategias de remarcación; hoy, 20 años después, con distintos modelos de formación de precios, le digo que ya no me río más, que uno puede estar en situaciones donde hay remarcaciones, márgenes que se van para arriba. Pero habiendo dicho eso uno tiene que pensar también que eso puede ser producto de la propia dinámica inflacionaria. Hay que entenderlo de esa manera, no ponerle en bandeja a la sociedad la búsqueda de cabezas culpables. Eso es muy del populismo, de derecha o de izquierda. Siempre están ahí los enemigos de la Patria. Esas partes a mí honestamente no me gustan nada. Pero entiendo que el Presidente las haya dicho en el caso de remarcación de precios porque hay una preocupación objetiva. Y en el caso de la deuda porque hubo un exceso de endeudamiento.


"Estoy muy preocupado por la cuestión del crecimiento, y cómo está vinculado con el impulso de la oferta de bienes transables básicamente, porque Argentina tiene que ser un país de USD 120.000 millones de exportaciones por año"
- ¿Cuáles consideró las partes positivas del mensaje presidencial?

- Es variado. Un punto se vincula con lo que desde hace bastante, justamente por esta cuestión de la trampa de la estanflación del bicentenario, estoy muy preocupado por la cuestión del crecimiento, y cómo está vinculado con el impulso de la oferta de bienes transables básicamente, porque Argentina tiene que ser un país de USD 120.000 millones de exportaciones por año, no puede ser menos, para lograr niveles de equilibrio macroeconómico.

Mientras pasaban los minutos me pareció que faltaba algo que fuera más pro crecimiento, hasta que por ahí empezaron a aparecer cuestiones vinculadas con los hidrocarburos, la minería, la tecnología, la industria 4.0, la ciencia, etcétera, que son los que forman la base para el crecimiento argentino. Sin ninguna duda esa parte me gustó; cómo también cuando dijo “éste es un gobierno de científicos, que uno tiene que hacer política pública basado en evidencia, evidencia científica”. Eso me conmovió. Y de que va a avanzar con una agencia de evaluación de políticas públicas que trate de decir si las políticas públicas se hacen en función de evidencia concreta. Eso es muy avanzado, no hay muchos países que van hacia eso. Es verdad que Alberto Fernández lo ilustró con el ejemplo de las políticas de endeudamiento, pero así como uno las usa para eso también las puede aplicar para Precios Cuidados, la Tarjeta Alimentar y para toda la gran cantidad de cosas en donde los economistas tenemos dudas, como el caso del diseño del sistema previsional, por ejemplo.

Me pareció que faltaba algo que fuera más pro crecimiento, hasta que por ahí empezaron a aparecer cuestiones vinculadas con los hidrocarburos, la minería, la tecnología, la industria 4.0, la ciencia, etcétera, que son los que forman la base para el crecimiento argentino
- Pasaron casi tres meses de gobierno y como estrategia para la renegociación de la deuda no aparece, no lo explícita, no lo tiene, el plan económico. Y lo mismo ocurre con el sector energético, hay una Secretaría de Energía que está paralizada, con conflictos internos ¿Qué opina?

- Separemos un poquito las cosas. Tengo una visión distinta para la primera parte de su pregunta y para la segunda. Soy un poco más crítico en el caso del sector energético, con lo que voy a contar en un momento, pero para la primera parte yo tengo otra posición que la convencional de los economistas. A mí me parece que esta estrategia casi monocausal de ir por la deuda primero era inevitable y necesaria. ¿Por qué? La primera cosa que uno tiene que tener en cuenta es que las condiciones en las cuales Alberto Fernández inicia su mandato y empieza a armar el plan de gobierno son muy especiales, con un default inminente, una cesación de pagos en la práctica; una situación social muy complicada; la necesidad urgente de dotar al país de gobernabilidad.

- ¿Por qué dice eso?

- Porque las posibilidades de que esto se fuera de madre, de descontrol, eran evidentes, inminentes. A eso le agregaría el condimento del colapso del modelo chileno. A todos esos economistas hay que decírselo también, porque el fracaso del modelo chileno nos enseña que puede haber cosas que están bien hechas, pero claramente hay una interconexión entre lo que el gobierno quiere hacer y hace, y lo que la sociedad está interpretando que el gobierno está haciendo.

- Pero ahí, en el caso chileno, no hubo un desequilibrio macro, hubo un problema de distribución de la riqueza, en todo caso…

- Justamente, fue un problema de intermediación política por medio de un problema de gobernabilidad. Lo que hoy la derecha chilena está diciéndose a sí misma como autocrítica es “nosotros tenemos una clase dirigente que parece el Congreso, el Parlamento Europeo, con gente que son casi Phd (postgrados), viajan al exterior y se comportan como eruditos, pero no tienen contacto con las bases. Y nos deberíamos parecer más a la Argentina dicen, en ese momento, que los criticamos tanto, que no son tan buenos los diputados, pero tienen contacto con las bases y con la realidad. Porque hay que gobernar el país, hay que hacerlo gobernable. Y es lo primero que ha hecho Alberto Fernández. Cuando uno dice “es la economía estúpido”, la famosa frase esa de Bill Clinton, bueno, lo que yo les diría a los economistas es: “es la gobernabilidad estúpido”. Es lo primero. Está bien, será con el acuerdo con Cristina Fernández de Kirchner, con todo lo que la coalición aplicó, pero eso hizo gobernable la Argentina. Hay que reconocerlo

- ¿Es gobernable la Argentina cuando el Presidente no logra recuperar la confianza de los agentes económicos?

- Es que eso va en camino a lograrlo ahora. Pero una primera cosa que tenía que hacer es gobernar la calle, si no no vas a tener absolutamente ningún plan económico creíble. Le pongo el ejemplo contrario, usted puede hacer el mejor de los planes macroeconómicos, nombrar a 50 economistas, hacer un plan consistente, tecnocráticamente perfecto, sostenible, creíble, etcétera, pero cuando lo pone en la calle el país se incendia. Hay algo ahí que uno tiene que entender que está el proceso ese. Entonces, el Gobierno lo hizo con esa idea central que está en el libro de Jean Tirole de La economía del bien común que yo usé en un debate por el Canal Encuentro (Diálogos Transatlánticos) que tuve con Jean Tirole sobre qué es el bien común, que es esta idea de que usted lleva adelante la política económica dando la idea de que está siguiendo un criterio de proteger al más débil. Ese es el principio de la economía del bien común. Es decir, todos estamos en la sociedad en lugares distintos, pero pongámonos en la situación en donde no sabemos de antemano qué lugar en la sociedad nos va a tocar. Cuáles serían las políticas públicas que yo elegiría ex ante si no sé en qué lugar de la sociedad voy a estar?.

Todos estamos en la sociedad en lugares distintos, pero pongámonos en la situación en donde no sabemos de antemano qué lugar en la sociedad nos va a tocar. Cuáles serían las políticas públicas que yo elegiría ex ante si no sé en qué lugar de la sociedad voy a estar?
Ese es el principio básico. Y Alberto Fernández está llevando a cabo eso. Eso y Martín Guzmán. ¿Y Guzmán para qué? Para lo único que el ministro de Economía le está prestando atención exclusiva que es a la forma en la cual se va a llegar a un acuerdo con los acreedores. Que, a juzgar por eso, por cómo vamos yendo ahora, están yendo a algún acuerdo. Hay señales mixtas de esto, de un lado están los fondos que están viniendo; sabemos además que esto no es lo que los economistas llamamos un juego de un solo disparo, one shot game, sino que es un juego de negociación en etapas con comunicación que llevan a algún acuerdo, aunque sea no cooperativo. Con señales de que no hay una zozobra sino lo que hay más bien es una convergencia.


"Una primera cosa que tenía que hacer es gobernar la calle, si no no vas a tener absolutamente ningún plan económico creíble"
- ¿Por qué no se manifiesta en la reducción de la tasa de riesgo país?

- Así es, es la única cosa que me hace ruido de todo esto. Y eso es como que todo está en un equilibrio temporario, condicional; y esa condicionalidad es lo que no lo hace equilibrio todavía.

- ¿Contribuye a eso que, por ejemplo, se suban los impuestos, como las retenciones, cuando usted cree que la Argentina inexorablemente necesita duplicar las exportaciones? ¿Que el Presidente se enemiste con los empresarios? Alberto Fernández explicaba en el encuentro anual de CicyP “el problema de la Argentina es porque el 70% del PBI es consumo y si se cae el consumo se cae el PBI”, pero lo que apuntala el consumo, lo que apuntala el PBI es que le vaya bien con la exportación y con la inversión…

- Sin dudas.

- ¿Alberto Fernández no aprendió eso” ¿Lo asesoran mal?

- Creo que la visión económica del equipo de gobierno, que está formada esencialmente por unas cinco, seis personas y no más: el Presidente, Matías Kulfas, los del Grupo Callao, Santiago Cafiero; Cecilia Todesca; Martín Guzmán y sumo a Gustavo Béliz, quienes tienen una concepción muy clara de la necesidad de fomentar esta idea de equilibrio externo, las exportaciones y el crecimiento, etcétera. Hay una tensión ahí entre por un lado la cuestión redistributiva de las cargas y los incentivos que uno tiene que hacer para que la economía vuelva a crecer. Y es sin ninguna duda, que si uno tiene hoy que hacerle una crítica honesta a la gestión tiene que decir, y eso lo mismo pasó en lo que te estaba contando que pasó en el discurso mientras yo lo escuchaba, falta esta pata de cómo vamos a crecer; cómo van a crecer las exportaciones; qué están haciendo para que las exportaciones crezcan; qué cosas están haciendo que debilitan el tipo de cambio y hacen más difícil llegar al equilibrio. Hasta qué punto eso está vinculado con el tema de lo que se está haciendo en materia de ahorro y jubilaciones. Está relacionado con el tema de las tarifas. Qué pasa con el tema de retenciones. Con los incentivos, la presión tributaria, el sector exportador, etcétera, etcétera.

Entonces a mí me parece que lo que yo llamo una crítica honesta es la que se basa más que nada en la idea esta de que lo que falta no es un plan explícito ahora sino por lo menos algunas pinceladas muy gruesas, claras, de que existe una narrativa de crecimiento y que se va a poner a esa narrativa de crecimiento adelante. ¿Por qué digo esto? Porque en realidad la salida de la estanflación del bicentenario en un contexto político y social como el que tiene la Argentina solamente puede ser logrado si se escapa por una diagonal, que es la escapatoria de dos vectores que son muy distintos, uno el que ya se probó con Mauricio Macri de la lluvia de inversiones y que no terminó bien, y la otra es la que espanta inversiones, el populismo. O sea, el refractario de las inversiones.

Hay una tensión ahí entre por un lado la cuestión redistributiva de las cargas y los incentivos que uno tiene que hacer para que la economía vuelva a crecer. Y es sin ninguna duda, que si uno tiene hoy que hacerle una crítica honesta a la gestión tiene que decir, es la falta de esta pata de cómo vamos a crecer; cómo van a crecer las exportaciones
- ¿Alguna vez ocurrió eso con un gobierno peronista?

- La diagonal es un modelo peronista que atraiga inversiones, el único que lo logró fue el de Carlos Menem, si se quiere en última instancia. Usted me va a decir, o la crítica va a decir “sí, sí, sobre la base más parecida a la de Macri, con un modelo neoliberal”. Pero la verdad, le guste o no le guste, la cuestión de las inversiones tiene que ocurrir. Ahí es donde apareció en el discurso la cuestión de la Ley de Hidrocarburos; de la minería, donde aparecieron cuestiones que, en cierta manera chocaban, como decía Andrés Malamud en su artículo, con la crítica a la primarización de la economía. Creo que la Argentina tiene que poder entender la sostenibilidad y consistencia macroeconómica, que son las frases preferidas del ministro Guzmán y que él las dice en el contexto de la deuda, y que tiene razón, porque creo que hay que ponerlas en un contexto de crecimiento, inversión, crecimiento exportación, y eso implica una gran cantidad de cosas que todavía no estamos del todo seguros cómo el Gobierno las va a hacer, y si las va a hacer.

- ¿Por qué, lo ve muy preocupado por la cuestión social o porque simplemente no tiene idea de cómo puede hacer esas políticas energéticas, pro inversión, pro exportaciones, y sus efectos sobre la inflación y el consumo interno?

- Creo que en parte es un poco de las dos cosas, porque la cuestión distributiva no es solamente de las acciones, de hacerlo sino también de parecerlo. Es decir, cuando uno va a tomar decisiones que favorecen a la inversión viene la crítica de que se está favoreciendo a los sectores. La segunda razón es más de la “tecnología” para hacerlo, que existe, si vos querés la del mainstream para hacer eso en el mundo es la de apelar a los mercados y la desregulación.

El modelo de la lluvia de inversiones ya vimos que no funcionó en su momento, porque las condiciones macroeconómicas no se lo permitían. Y por ese modelo el Presidente no va a ir. Y si no van a ir por ese modelo de atraer las inversiones sobre la base de una cosa agresiva pro mercado ¿cómo las van atraer?. Y bueno, van a tener que venir sobre la base de que hay una idea de rentabilidad natural. El sector agropecuario invierte, produce, exporta mucho porque hay rentabilidad natural.

Si no van a ir por ese modelo de atraer las inversiones sobre la base de una cosa agresiva pro mercado ¿cómo las van atraer?. Y bueno, van a tener que venir sobre la base de que hay una idea de rentabilidad natural
No será Suiza, pero la Argentina tiene la pampa. Ese modelo y esa lógica para trasladarla a otros sectores uno necesita tecnología y necesita la posibilidad de hacerlo sin que haga transferencias gigantescas. Los candidatos naturales son este momento con un problema que ahora después lo vamos a discutir, hidrocarburos y minería. Entonces, le diría que la Argentina está en condiciones de armar un programa de crecimiento de las exportaciones basado en estos tres motores. Todo el complejo de agronegocios, la energía y la minería le dé los dólares a la economía. Luego atrás viene el sector manufacturero con ventajas comparativas. Y después, atrás de todo, viene la defensa, cómo juega en ataque, pero cómo juega en defensa. O sea, cómo se defiende porque se juega en ataque, cuánta protección inteligente se va a hacer.

Me parece que ese partido Matías Kulfas lo tiene en la cabeza, mucho más que Martín Guzmán. Pero falta terminar de articularlo. Y una de las razones por las cuales este modelo es difícil de articular es porque la coalición de gobierno, luce que es más compleja que la que tuvo Cambiemos porque hay un sector central, que es el kirchnerismo y el camporismo, que viene de una experiencia de gobierno anterior con una visión. estructural diferente y más abiertamente refractaria al modelo de atracción de inversiones, y que tiene que aggiornarse al modelo de crecimiento que yo hacía mención.


"Una de las razones por las cuales este modelo es difícil de articular es porque la coalición de gobierno, luce que es más compleja que la que tuvo Cambiemos porque hay un sector central, que es el kirchnerismo y el camporismo"
- ¿Está viendo algún avance en esa línea?

- Todavía no. Más bien lo que estoy viendo todavía es que, más allá de lo que es el núcleo duro del Gobierno, dentro, los diferentes ministerios o áreas: Energía, Infraestructura, Transporte, Vivienda, etc. veo más bien cuadros políticos old-fashion del kirchnerismo. Y eso es un problema que hay que resolver de la mejor manera posible, tiene que haber una cierta inteligencia creativa. Es decir, o volvieron los mismos, que es lo que dice una parte de la crítica, o la otra es que volvieron distintos, que es lo que una parte del mercado quiere creer. Y en parte sobre esa premisas de que volvieron distintos es que estamos teniendo esta discusión sobre la sostenibilidad de la deuda. Porque si no directamente no la tendríamos.

- Puede ocurrir que aprendieron de los errores del pasado, pero para repetirlos…

- Claro, y cuando se repiten los errores del pasado no es que se está en el mismo lugar, se está peor, porque quiere decir que se involucionó. Porque uno podrá no haber cambiado, pero el problema es que la realidad cambió, y eso obliga a evolucionar. Esa es la situación. Entonces le diría que estamos en un momento muy especial, no es conveniente explicitar un programa ahora en medio de un proceso de negociación de la deuda, porque en ese proceso de juegos repetidos hay una dinámica y hay shocks de afuera, pero también puede haber shocks de adentro, que son la gobernabilidad y del equilibrio político al interior de la coalición. En este contexto decir hoy que va a tener un plan es por ahí arruinar políticamente las cosas, y mejor es tener que saltar con un plan de salida, que yo creo que lo tienen. A mí me parece que es un plan que nos va a sorprender y que después de tanta crítica sobre que no hacen nada, nos va a dar trabajo para discutirlo y evaluarlo, en términos de los ingredientes que va a tener.

Estamos en un momento muy especial, no es conveniente explicitar un programa ahora en medio de un proceso de negociación de la deuda, porque en ese proceso de juegos repetidos hay una dinámica y hay shocks de afuera, pero también puede haber shocks de adentro, que son la gobernabilidad y del equilibrio político al interior de la coalición
- ¿Cómo imagina ese plan económico de salida?

- Aclaro que es una imaginación, nunca he hablado con Martín Guzmán ni con nadie cercano a él. Va a ser un plan de consistencia macroeconómica, que va a apuntar sobre todo a la cuestión de cómo va a quedar con el régimen cambiario y el supuesto grado de cepo, de relativa apertura de la cuenta corriente de la balanza de pagos, y que va a ser bastante novedoso o creativo en lo que se refiere a la convergencia de las variables nominales. O sea, esencialmente va a ser el ajuste del tipo de cambio, los salarios y las tarifas y luego tiene que venir aparte, esa es la gran incógnita, la cantidad de dinero en condiciones de una posición fiscal más bien neutra que nos va a hacer converger a un régimen inflacionario de 25%, parecido al promedio histórico que teníamos antes de los shocks de 2018 y 2019. ¿Podrán lograrlo? Se requiere que el superávit comercial externo se sostenga (de ahí la importancia de incentivar las exportaciones) y que haya una remonetización significativa de la economía, que sea voluntaria. Eso va a permitir acumular reservas, que en el fondo es el superávit fiscal que no aparece en las cuentas fiscales. Si eso no ocurre entonces la brecha se va a cerrar con más inflación, que va a dar recaudación por la vía del impuesto inflacionario. Pero yo no creo que este último escenario nos lleve a un equilibrio estable sino inestable, un shock y chau.

La Argentina tuvo durante muchos años una inflación estándar del 25% anual. Bueno, yo creo que se va a volver a eso. Yo escribí hace poco una nota de cautela muy preocupado por la dinámica inflacionaria, pero -congelamiento de tarifas nediante- ya hay indicios de que se podría llegar a tener esa situación. La pregunta es cómo van a quedar los niveles de las variables y si es posible tener una macro con superávit externo y sin déficit fiscal como norma macroeconómica de consistencia.

La Argentina tuvo durante muchos años una inflación estándar del 25% anual. Bueno, yo creo que se va a volver a eso
- El Presidente dijo en un encuentro con empresarios en el CICyP: “Hemos frenado el colectivo justo al borde del precipicio”. ¿Ve al Gobierno con capacidad de alejarse de ese precipicio, o se quedó ya sin fuerzas para avanzar y la realidad de las elecciones de medio término lo va a condicionar?

- Cuando el Presidente dice lo del colectivo y el precipicio se está refiriendo a la situación que le decía al comienzo de la gobernabilidad. A la gobernabilidad como en Chile, es decir la Argentina conflictiva, y el incendio de diciembre. Mire, la Argentina tuvo suerte, porque pasamos con cierta tranquilidad estos primeros tres meses. Estábamos en enero, en febrero, y la demanda de dinero no nos hizo volar por los aires. Está bien, tenemos problemas por los cuatro costados, pero acá estamos. Y hay, le diría, una cierta tranquilidad. Es una situación contra fáctica la que plantea Alberto Fernández sobre qué hubiera pasado con Mauricio Macri ganando. Y la verdad es que yo también tengo grandes dudas. Volver el colectivo a la ruta es una tarea más compleja, pero creo que van a articular un plan macroeconómico, que el modelo de equilibrio que Martín Guzmán tiene en la cabeza está muy interactuado con la posición de sostenibilidad externa y la deuda. Con su visión particular que la renegociación de la deuda va a ser el motor del reordenamiento de esto. Y en parte tiene razón.

Pero un programa consistente va más allá de eso, implica una coordinación de políticas macroeconómicas y al mismo tiempo un comando por parte del Ministerio de Economía que es algo mucho más ambicioso. ¿Por qué? Porque implica la pelea de la trampa estanflacionaria y del crecimiento de las exportaciones y de la economía en general. Pero también implica un manejo del equilibrio fiscal y monetario y de las políticas sectoriales que funcionen de modo coordinado. Es esta segunda parte la que es la más difícil en cuanto a la coordinación.

- ¿Le ve debilidades al Gobierno?

- Sí, les veo algunas a futuro, no ahora en su fuerte que es la renegociación de la deuda pero sí en el "después de mañana. Lo veo en un tema que curiosamente los economistas independientes criticamos tanto a Cambiemos, que es el problema de la coordinación macroeconómica y sectorial. Otra vez Energía está en el vértice del problema. Y digo “otra vez energía, no por favor”, porque eso es lo que me parece está empezando a pasar. Luce que hoy Economía no tiene seguimiento de los subsidios ni del tema tarifario, sino que el sector está en Producción, de donde cuelga de Energía.

Luce como un área en descontrol porque estamos en medio de una puja política que no ha logrado resolver operativamente ninguno de los capítulos, 5, 6 y 7 de la Ley 27.541 de Emergencia Económica. El Capítulo 5 dice que hay que congelar tarifas, pero ir a una revisión tarifaria extraordinaria. El Capítulo 6 dice que hay que reemplazar a los dos entes. Y el Capítulo 7 dice que Edenor y Edesur deben pasar a la órbita nacional. Y esas cosas no están resueltas, nos dicen porque hay una puja política con cargos que van apareciendo en secuencia, con gente que se parece más al modus operandi del modelo del Ministerio de Planificación de los 2000 que a lo que uno verdaderamente necesita para la difícil tarea de restablecimiento de una regulación inteligente.

Me parece que el equipo de Economía van a resolver (o brindar el marco) la cuestión del mecanismo de ajuste de las tarifas. Pero eso no alcanza si el resto, y en especial los subsidios se desalancea
Yo me pregunto a mi mismo: ¿no era que este equipo económico se supone que cree que una ecuación de precios (inflación) que depende de los precios relativos y no de la cantidad de dinero? La política monetaria dejó de ser el ancla según esta visión. OK. Pero los precios relativos y las tarifas,¿ellos se desentienden de las tarifas? ¿Y los subsidios no les importan? ¿Y no piensan que con esta conformación lo que está ocurriendo abajo, a nivel sectorial, por los cambios que están ocurriendo en Energía la cuenta de subsidios se puede descontrolar? Bueno, ahí hay un problema serio. Acuérdese que el tema energético y tarifario son esencialmente cuatro cosas: cómo es el nivel de las tarifas; cómo es el mecanismo de ajuste indexatorio de las tarifas, cómo es la estructura al interior de las tarifas, y por último lo que queda los subsidios, con la magnitud que representan.

Me parece que el equipo de Economía van a resolver (o brindar el marco) la cuestión del mecanismo de ajuste de las tarifas. Pero eso no alcanza si el resto, y en especial los subsidios se desalancea.

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