El jefe de Estado del Vaticano reconoció sus “virtudes heroicas” al ser promotor de la coronación de de la virgen de Guadalupe en 1895
El pasado jueves 23 de enero, el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce las “virtudes heroicas” del sacerdote mexicano José Antonio Plancarte y Labastida (1840-1898), lo que significaría el primer paso para su beatificación.
El jefe de Estado del Vaticano recordó la labor de Plancarte y Labastida como promotor de la coronación de la virgen de Guadalupe como reina y madre de México, el 12 de octubre de 1895, lo que marcó el renacimiento público de la Iglesia en nuestro país, luego de los adversos tiempos de la Reforma Liberal.
De esta manera inicia su camino hacia la santificación, la cual tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable “siervo de Dios”, la segunda beato y la tercera, santo.
Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce “haber vivido las virtudes de manera heroica”. Para que un venerable sea beatificado, es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión. Y para que sea canonizado, es decir, elevado a santo, se precisa un segundo milagro obrado “por intercesión” después de ser proclamado beato.
Su trayectoria
Hijo de españoles, José Antonio Plancarte y Labastida nació en 1840 en la Ciudad de México. Sus estudios de primaria los realizó en las ciudades de Guadalajara y Morelia, para después emigrar al Reino Unido a cursar la carrera Comercial en el Colegio de Santa María de Oscott, en Birmingham, donde permaneció de 1856 a 1862.
Tras optar por la vocación sacerdotal, inició los estudios de Teología en Roma, en la Academia Eclesiástica, y fue ordenado sacerdote el 11 de Junio de 1865.
Fue nombrado párroco de Jacona, Michoacán, donde permaneció hasta 1882 y fundó la Congregación de Hijas de María Inmaculada de Guadalupe en 1878, para que continuaran con la educación cristiana de niños y jóvenes.
Para 1882, se trasladó a la capital del país donde lo nombraron Abad de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Dos años más tarde, Porfirio Díaz, a partir de su segunda presidencia, buscó la reconciliación con la Iglesia, tendiéndole la mano al obispo.
Plancarte y Labastida murió en 1898, a los 58 años de edad en la Ciudad de México.
Mexicanos declarados santos y beatos por la Iglesia católica
“Los Mártires de Tlaxcala” fueron los últimos mexicanos santificados en 2017 por el Papa Francisco (Foto: Especial)
“Los Mártires de Tlaxcala” fueron los últimos mexicanos santificados en 2017 por el Papa Francisco (Foto: Especial)
De acuerdo con el historiador y periodista católico mexicano Carlos Villa Roiz, hasta el momento existen 55 “mexicanos” en la lista de beatos y santos de El Vaticano. La mayoría de ellos fueron sacerdotes y laicos victimas en la Guerra Cristera (1926-1929).
Estos se dividen en: los que nacieron y murieron en México; los que nacieron en México y murieron en el extranjero, como San Felipe de Jesús; los que nacieron en el extranjero y murieron en México, como el beato Sebastián de Aparicio y; los que nacieron en el extranjero, pero influyeron culturalmente de manera notable en nuestro país y finalmente murieron en el extranjero, como es el caso del beato Juan de Palafox, Virrey de España y Arzobispo de Puebla.
San Felipe de Jesús, fue el primer mexicano santificado. Nació en la Ciudad de México en 1572. Mostró interés por la artesanía de la plata. Por eso, cuando Felipe fue beatificado el gremio de los plateros lo nombró su patrón. El primer mexicano en ser canonizado, el 8 de julio de 1862 por el Papa Pío IX.
Mientras que la última canonización ocurrió el 15 de octubre de 2017, cuando el Papa Francisco santificó a tres niños mexicanos: Cristóbal, Antonio y Juan, “Los Mártires de Tlaxcala”, quienes fueron asesinados por odio a la fe entre 1527 y 1529.
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