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lunes, 17 de agosto de 2015

'El Bronco', 'El Peje' y otros “populistas”

Por SALVADOR CAMARENA




Recurro al Diccionario de Política (Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, Siglo Veintiuno Editores, 1986) para fijar aquí una definición de ‘populismo’. Luego de advertir que “se ha dicho que el populismo no es una doctrina precisa, sino un síndrome”, ese compendio establece que “pueden ser definidas como populistas aquellas fórmulas políticas por las cuales el pueblo, considerado como conjunto social homogéneo y como depositario exclusivo de valores positivos, específicos y permanentes, es fuente de inspiración y objeto constante de referencia”.

Agrega que “en los varios sistemas populistas resaltan siempre un liderazgo de tipo carismático y la formación de una élite de ‘iluminados’, de intérpretes sagrados de la voluntad y del espíritu del pueblo”.

Todo esto viene a colación porque ni más ni menos el presidente de la República ha echado a andar estos días una maquinaria en contra de ciertos “populistas”.

El 25 de julio, al hablar ante su partido (por cierto, el PRI es mencionado varias veces en el diccionario de Bobbio y Matteucci como ejemplo de populismo) Enrique Peña Nieto dijo que “México tiene que estar consciente de los riesgos" que suponen "la sombra del populismo y la demagogia” que amenazan a las sociedades democráticas.

Al pedir a su partido que no se confíe, el mandatario dijo que “están surgiendo opciones políticas que en su ambición de poder prometen soluciones mágicas, que en realidad terminan por empobrecer a las familias y restringir la libertades ciudadanas”. Finalizó advirtiendo de que “las decisiones populistas, demagógicas e irresponsables destruyen en sólo unos días lo que llevó décadas de esfuerzo institucional construir”.

Hay quien piensa que con su discurso de ese día Peña Nieto puso en claro que el enemigo a vencer es Andrés Manuel López Obrador. Sin descartar lo anterior, creo que las frases del presidente sirven de petate del muerto para tratar de espantar, también, a quienes desde tan temprana hora ven a Jaime Rodríguez El Bronco, gobernador electo de Nuevo León, como un buen prospecto rumbo a las presidenciales de 2018.

AMLO y El Bronco caben en las definiciones de populismo, sin duda. Pero el actual PRI también. Así que antes de que ciertos populistas nos saturen de más advertencias sobre otros populistas (tras el discurso del presidente han hablado al respecto tanto Manlio Fabio Beltrones, quien hace una semana denunció “tentaciones sumamente –sic– populistas”, como los empresarios Gerardo Gutiérrez Candiani y Claudio X.
González), convendría fijar el debate en el origen del problema, y no en campañas del miedo.

Y el origen del problema, paradójicamente, lo tiene bien claro el señor Claudio X. González, quien al criticar al populismo lo hizo en estos términos: “Tenemos que ver hacia adelante cómo se reduce el hartazgo dentro del país porque no podemos permitir que el populismo ataque todo lo que necesitamos hacer en el país para tener crecimiento que sea muy incluyente y el populismo va en contra de eso”. (Preocupan a IP inseguridad y populismo http://bit.ly/1IUiIPH)

En efecto, el origen del problema es el actual modelo político-económico que, como bien lo dijo Peña Nieto, empobrece familias y restringe libertades. Y ese problema se agrava porque nuestra “élite de iluminados”, categoría que incluye a los poderosos empresarios mexicanos, se niega a atender cualquier llamado a cambiar de rumbo, pues se creen los únicos con el sagrado derecho de interpretar la voluntad del pueblo.

Y luego se extrañan del hartazgo.

Entre populistas, unos con carisma y otros sin siquiera eso, te veas.

Twitter: @SalCamarena

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