Eran casi las seis de la tarde, el mitin estaba por
finalizar, un helicóptero sobrevoló la plaza del cual se dispararon bengalas,
era la señal del Batallón Olimpia, los francotiradores abrieron fuego,
estudiantes, madres, hermanos, vecinos, obreros… todos corrieron por la Plaza
de las Tres Culturas y las inmediaciones del Edificio Chihuahua.
Corrieron para tratar de salvar sus vidas, pasando incluso encima
de quienes ya habían caído, de gente herida, muerta…
El saldo oficial 20 muertos.
Sin embargo, a 48 años las terribles fotos que hace pocos
años dieron la vuelta al mundo por su atrocidad revelan lo que el mundo sabía:
se trató de una “masacre”
La tarde del 2 de octubre de 1968, un día después de la
salida del ejército de los campus de la UNAM y del IPN, miles de personas se
reunieron en la Plaza de las Tres Culturas ubicada en Tlatelolco.
Como era costumbre, el ejército vigilaba ante el temor de
grescas, sin embargo, el pretexto del operativo era el riesgo que fuera
asaltada la Torre de la Secretaria de Relaciones ExterioresDe civil portando un
pañuelo o guante blanco en la mano izquierda, miembros del Batallón Olimpia, se
infiltraban en la manifestación hasta llegar al edificio “Chihuahua” donde se
encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.
El acuerdo, la “Primera conferencia de prensa” convocada por
el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre.
Cerca de las seis de la tarde, casi finalizado el mitin, un
helicóptero sobrevoló la plaza del cual se dispararon bengalas, como
señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia apostados en
el edificio “Chihuahua” abrieran fuego en contra de los manifestantes y
militares que resguardaban el mitin, para hacerles creer a estos últimos, que
los estudiantes eran los agresores.
Los militares en su intento de defenderse, repelieron “la
agresión de los estudiantes”, pero ante la confusión, los disparos no fueron
dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de manifestantes que se
encontraban en la plaza de Tlatelolco.
Algunos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieronen los departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo al ejército, que, sin orden judicial, irrumpieron a cada uno de los departamentos de todos los edificios de lo que conforma la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes.
Las imágenes de ese momento muestran a unos estudiantes
apaleados, indefensos, desnudos algunos, rodeados por los soldados del ejército
mexica
El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento
social en el que además de estudiantes de la UNAM y el IPN participaron
profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas, la mayoría
de la Ciudad de México, pero también del interior de la república.
Sus demandas eran seis, las cuales surgieron por una serie
de eventos que iniciaron con una gresca entre alumnos de la vocacional 5 y la
preparatoria particular Isaac Ochoterena.
Libertad de todos los presos políticos.
Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal.
Desaparición del cuerpo de granaderos.
Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl
Mendiolea y A. Frías.
Indemnización a los familiares de todos los muertos y
heridos desde el inicio del conflicto.
Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios
culpables de los hechos sangrientos.
El 22 de julio de 1968 policías granaderos reprimieron una
riña entre alumnos de la Vocacional 5 del Instituto Politécnico Nacional y la
preparatoria particular Isaac Ochoterena.
Los agentes irrumpieron en las vocacionales 2 y 5, hiriendo
a profesores y alumnos. Tres días después, la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) se declaró en huelga indefinida.
Tras la represión que el cuerpo de granaderos propinó a
jóvenes del IPN y de la Preparatoria 2 de la UNAM, así como a miembros del
Partido Comunista el 26 de julio de 1968, estudiantes del IPN en solidaridad
declararon un paro de actividades.
En un pliego petitorio demandaron la excarcelación de los
estudiantes detenidos, así como indemnización a los lesionados.
40aniv DIGITALIZACION DUMAS MOVIMIENTO ESTUDIANTIL 1968
manifestacion sobre avenida misterios PANCARTA QUE IDENTIFICA AL MOV ESTUD
El 29 de julio, el conflicto se extendió por toda la Ciudad
de México, mientras las autoridades pretendían calmar el ánimo previo a los
Juegos Olímpicos que iniciaron el 12 de octubre de ese año.
Hubo autobuses quemados, se paralizó el transporte público,
además, de que autoridades de seguridad reportaron artefactos explosivos y
combustible en escuela
En este contexto de represión y descontento en toda la
comunidad universitaria del país, el Ejército irrumpió la Escuela Nacional
Preparatoria 1 (el actual Colegio de San Ildefonso): de un bazucazo, destruyó
la puerta, para así iniciar la presencia militar en el conflicto, autorizada
por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
No obstante, el secretario de Defensa Nacional, Marcelino
García Barragán afirmó que el atentado fue responsabilidad de los estudiantes:
una explosión
La relevancia del movimiento repuntó cuando, el 1 de agosto
el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra encabezó una manifestación de
alrededor de 80 mil universitarios y politécnicos, en protesta por la represión
y en demanda de la liberación de los estudiantes presos.
Sobre avenida de Los Insurgentes, la mayor autoridad
universitaria proclamó la frase “únete, pueblo”. Entonces se conformó el
Consejo Nacional de Huelga (CNH) para establecer que las escuelas estarán en
huelga, pero no en paro activo; habrá tres representantes por plantel, y para
rechazar la presencia de organizaciones ajenas a la comunidad escolar.
A pesar de ello, el Ejército continuó con sus ocupaciones en
las escuelas, plazas públicas del centro de la capital del país y las calles.
Lo que deviene en un entorno de detenciones arbitrarias, asesinatos y lesiones
para estudiantes y la sociedad civil.
Barros Sierra mantuvo sus reclamos y acusó que no recibió
notificación de la ocupación militar de las ocupaciones militares, además
denunció que fue víctima de injurias y difamación. Hasta que anunció su
renuncia el 23 de septiembre de 1968.
“Al decidirse a defender la autonomía, Barros Sierra
legitimó al movimiento estudiantil y lo lanzó por una dirección desconocida: lo
sacó del ‘ghetto’ de los radicales y lo incorporó al terreno de los principios
de la defensa de la autonomía y la Constitución… Ya no era un grupito de
estudiantes radicales, sino la masa plural de ciudadanos que defendía
principios frente a la brutalidad policíaca”, dice el analista Sergio Aguayo en
el libro 1968. Los Archivos de la violencia.
El 1 de octubre de ese año, el Ejército desocupó todas las
instalaciones de la UNAM y el IPN que mantuvo tomadas, como un movimiento
estratégico previo a la masacre del día siguiente en la Plaza de las Tres
Culturas.
Politólogos e historiadores coinciden en señalar que este
movimiento y su terrible desenlace incitaron a una permanente y más activa
actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las
universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas
urbanas y rurales en los años setenta.
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