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lunes, 8 de junio de 2020

AMLO encontró quién se la pague




Darío Celis




Justo en el momento que el Covid-19 está en el punto más alto de contagio, Andrés Manuel López Obrador inició la semana pasada su segunda campaña electoral, ahora como Presidente en funciones.

Tiene la mira puesta en reconquistar la mayoría del Congreso en 2021: ganar al menos 16 congresos locales que le permitan modificar la Constitución y salir adelante en la consulta de revocación de mandato.

Hay varios factores que trastocaron los escenarios al líder real de Morena en su objetivo supremo: desplome de la economía, rechazo a la inversión nacional y extranjera y, en consecuencia, desempleo rampante.

A lo anterior habría que añadir el incremento de la inseguridad pública y muertes y contagios de una pandemia que se subestimó y después se trató de ocultar con datos que no resisten el mínimo rigor de la transparencia.

Y como cereza en el pastel de la 4T, el creciente desencuentro con la Conferencia Nacional de Gobernadores y el enfriamiento con el Consejo Coordinador Empresarial, y sus 12 asociaciones y cámaras que lo integran.

Los operadores de AMLO en las cámaras de diputados y senadores, Mario Delgado y Ricardo Monreal, no están logrando consensos con la oposición para convocar a un periodo extraordinario y habilitar el T-MEC.

Son seis leyes que se quedaron en la tubería desde que México firmó el nuevo acuerdo. Economía, de Graciela Márquez, las turnó al Legislativo y éste no las ha procesado aún, a semanas de que entre en vigor.

Otra aduana que no ha podido salvar López es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde siguen atoradas al menos otras seis leyes esenciales para la solidificación de su proyecto de nación.

Algunas son remuneraciones del sector público, la orgánica de la administración pública, la de extinción de dominio, la de equiparación de delitos fiscales y delincuencia organizada y la de la Guardia Nacional.

Asimismo, la reasignación de presupuestos federales 2019 y 2020, la supresión de programas, la prohibición a funcionarios a trabajar durante 10 años en el sector privado y los amparos sobre los proyectos del gobierno.

Sume que al presidente los tiempos políticos se le acortaron por la crisis de salud, porque sus proyectos que reactivarían la economía están iniciando tarde y los 2 millones de empleos prometidos no se alcanzarán.

En la medida en que se inicia la post-pandemia, quedará más claro que las medidas adoptadas no fueron eficaces y que el gobierno de la 4T no genera confianza, por ello la caída de popularidad de los últimos días.

Aún con riesgo del Covid y reclamos en materia de salud, el escaso financiamiento a la actividad productiva y la polarización social, AMLO sabe que para afianzarse necesita seguir teniendo control en los congresos.

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