Con ayuda de un caballo y a veces de un burro, Manuel se gana la vida recolectando cartón, papel, pet y fierro para poder sostener a su familia.
Manuel Ramírez, de 65 años, tiene tres hijos, cuatro nietos y se ha dedicado desde muy pequeño al oficio de carretonero para sacar adelante a su familia y ahora a sus nietos.
Por más de 40 años se ha dedicado a recolectar diferentes desperdicios que puedan ser reciclables para su venta. A veces apoyado por su caballo llamado “Canelo” y otras veces por “Manchas”, un burro, realiza jornadas de trabajo de más de ocho horas diarias.
“Llevo en este oficio como 40 años, me acuerdo que mi padre desde muy chico me llevaba a trabajar, a recoger basura en su caballo pero en esos tiempos sí eran carretas, me subía y me decía que no me bajara nunca”.
Narra que ahora su labor empieza desde muy temprano, hace un recorrido por las colonias cercanas a Ciudad Alegre.
"Los vecinos nos dan una propina por llevarnos su basura, después vamos de regreso a mi casa donde separamos los residuos que pueden ser reutilizados o para su venta.
"Lo que no sirve lo cargamos en la camioneta para llevarlo al tiradero de San Pablo, hasta el cerro".
Explicó que pertenece a una organización a la cual entrega una cuota de 80 a 100 pesos diarios, en tanto los dueños de tiraderos cobran de 100 a 150 pesos por depósito de basura, por lo que tiene que realizar jornadas de más horas de trabajo.
“Primero empecé como recolector de basura, después nada más compramos fierro viejo, ya sabes con la bocina y le colocamos el casete, pero la verdad eso no deja.
"Mejor otra vez recogemos basura porque lo que no les sirve a unos, a nosotros sí y hasta lo vendemos”, explicó.
“Don barbas”, como lo conocen sus amigos, recorre kilómetros junto con uno de sus hijos y su nieta de tres años de edad, quienes en diferentes colonias pasan de hogar en hogar a recolectar basura que colocan en su vehículo que fue adaptado con dos llantas de automóvil.
“Una protectora me quitó un caballo por maltrato animal y hasta querían llevarme a la cárcel pero no me dejé, les dije o me llevan a mí o a mi caballo. Hoy ya no nos dejan trabajar, nos estamos cuidando de todo, parecemos delincuentes escondiéndonos”.
Manuel pertenece a las decenas de personas que todavía trabajan este oficio en el municipio de Chimalhuacán y pide a las autoridades que los dejen trabajar con sus animales, aseguró que no sabe manejar motocicleta, aunque las autoridades locales le dijeron que ese tipo de transporte es más factible y económico.
Animales estresados
De acuerdo con veterinarios, los equinos pueden llegar a vivir hasta 30 años con los cuidados necesarios, sin embargo bajo estrés constante como el que viven a diario y en las condiciones desfavorables su existencia puede acortarse hasta en más de un tercio.
Manuel comentó que el tiempo que lleva en este oficio ha adquirido tres caballos y dos burros; dos han fallecido por causas naturales, un caballo se lo decomisó una protectora y hasta el momento sólo tiene a “Canelo” y “Manchas”.
Durante la entrevista, “Canelo” se desvaneció y falleció, ya que presuntamente comió algo que le hizo que se inflara, así lo aseguró el dueño del equino.
Normatividad
En el libro sexto del Código para la Biodiversidad del Estado de México está prohibido el uso y explotación de animales de carga o cualquier otra actividad que ponga en riesgo la vida de dichos animales, por lo que usar a los equinos para recolectar desechos violenta la ley.
Cabe mencionar que los municipios donde todavía se ubican carretoneros son en Tultitlán, Coacalco, Chicoloapan, Los Reyes la Paz y Chimalhuacán. En estos sitios las autoridades no han aplicado la reglamentación para prohibir el uso de los animales como medio de carga.
“De esto vivo, mira mi caballo ya se murió y ahora nada más me queda el “Manchas”, si me lo quitan me quedo sin nada y a esta edad nadie me da trabajo", concluyó.
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