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jueves, 27 de julio de 2017

Epidemia de adicción a drogas pega con fuerza a empleos en EU


CIUDAD DE MÉXICO.- Por el libro Beige de la Fed, un documento que recoge evidencia anecdótica sobre la economía estadunidense, sabemos que los empresarios enfrentan dificultades para encontrar empleados que superen las pruebas de drogadicción o que acudan de manera consistente a su puesto de trabajo.

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), atribuye la caída en la fuerza laboral no sólo a fenómenos estructurales, sino también a que muchos estadunidenses están enganchados en las drogas y, pese a estar en edad de trabajar, no son aptos para hacerlo.

Esta situación se explicaría porque el ritmo de creación de empleo es lento en relación al número de puestos de trabajo, y a su vez estaría distorsionando la tasa de desempleo a la baja.

Lo que Yellen no supo discernir, en su última comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos, es si la avalancha de drogadictos es causa o síntoma, es decir, si un vicio puede ocasionar problemas económicos de largo plazo, o si es una vía de escape ante la degradación de la situación económica y la falta de oportunidades.


En aquél país hay dos millones de adictos. Se estima que, en 2016, mató a más estadunidenses que los casi veinte años que duró la guerra de Vietnam.

En el 2015, el costo social del consumo de estupefacientes fue de 51,000 millones de dólares, prácticamente el aumento que Donald Trump ha anunciado para el rubro de gasto militar.

Este problema ya es muy grave y se empezó a gestar en los años noventa. El origen estuvo en la prescripción médica de analgésicos, opiáceos semisintéticos que ayudaban a combatir los dolores ocasionados por el cáncer y sus tratamientos o los malestares musculares.

Posteriormente se trasladó el consumo a la heroína. Luego a productos adulterados de la heroína con opiáceos sintéticos de bajo costo como el fentanilo, ahora de moda y 50 veces más potente.

También, está el destructor carfentanilo, 5,000 veces más potente que la heroína y capaz de sedar a un elefante de seis toneladas con apenas dos gramos.

Al parecer, las farmacéuticas detonaron una gran crisis de salud pública y les mandaron consumidores al narco.

De acuerdo con un estudio de Jama Psychiatry, el 75% de los heroinómanos empezó con analgésicos y se pasó a drogas más duras porque eran potentes y baratas. De paliativo se pasó al uso recreativo hasta convertirse en una pesadilla.

En Ohio, uno de los estados del Cinturón de Óxido donde la situación es crítica, el gobierno ha puesto una demanda contra cinco farmacéuticas, pues las acusa de alentar el consumo de medicamentos adictivos.

Un reciente cálculo del periódico The New York Times, a partir de datos oficiales para el primer semestre, estimaba que 62,497 personas murieron por sobredosis en el 2016. Mientras, en el 2015 fue de 52,404 y de 47,055 en 2014.


De esos, cerca de 35,000 eran resultado del consumo de heroína sola o cortada con opiáceos ilegales.

A finales de siglo pasado, las muertes totales por sobredosis no llegaban a 17,000. Los datos oficiales del 2016, publicados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) no se conocerán hasta diciembre.

The New York Times establece un rango de entre 59,000 y 65,000. Sea como sea, el incremento registrado en el 2016, de en torno al 20%, sería el más veloz de la historia de Estados Unidos.

Esto significaría que, entre los menores de 50 años, el consumo de drogas sería la principal causa de muerte, superando al cáncer o los accidentes de tráfico. Las cifras preliminares para 2017 sugieren que las muertes por sobredosis aumentarán a lo largo de este año.

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