Arthur Eddington se convirtió en una figura clave en la historia de la ciencia, no solo por sus contribuciones a la astrofísica, sino por sus esfuerzos para confirmar y divulgar la teoría de la relatividad.
Se decía que durante la primera mitad del siglo XX, pocas
personas más allá que Einstein comprendían completamente la teoría de la
relatividad. Arthur Eddington fue una de ellas.
Se decía que durante la primera mitad del siglo XX, pocas
personas más allá que Einstein comprendían completamente la teoría
de la relatividad. Sin embargo, Arthur Eddington fue uno de
ellos. Este científico inglés se convirtió en una figura clave en la historia
de la ciencia, no solo por sus contribuciones a la astrofísica, sino también
por su papel fundamental en la validación y promoción de esta misma teoría,
ayudando de esa forma a catapultar a Einstein hasta la cima.
CAMBRIDGE Y LAS MATEMÁTICAS
Arthur Stanley Eddington nació el 28 de diciembre de 1882 en
Kendal, una pequeña localidad en el norte de Inglaterra. Su familia pertenecía
a la comunidad cuáquera, conocida por sus principios pacifistas y por
su énfasis en la educación. Sin embargo, la temprana muerte de su padre, cuando
Arthur era tan solo un niño de dos años, dejó a la familia en una situación
económica muy precaria.
Su madre, Sarah Ann Shout, se hizo cargo de la crianza de
Arthur y de la de su hermana mayor, responsabilizándose de los niños y de
llevar dinero al hogar. No obstante, a pesar de esas dificultades financieras,
Sarah valoró enormemente la educación, y enseñó a Arthur en casa hasta que
tuvo la edad y los medios suficientes para enviarlo a la escuela.
Desde bien pequeño, Arthur Eddington mostró un gran talento
y un gusto por las matemáticas y las ciencias. Ingresó en la escuela Brymelyn
en Weston-super-Mare, donde rápidamente se destacó como un estudiante
brillante. Su rendimiento académico le valió una beca para estudiar en el Owens
College de Manchester, donde continuó su educación superior. Allí,
Eddington sobresalió en los estudios y obtuvo varias distinciones, lo
que le permitió ganar otra beca para ingresar a la Universidad de
Cambridge, una de las instituciones más prestigiosas del mundo.
No, Einstein no ganó un Nobel por su Teoría de la
Relatividad
Eddington asistió al Trinity College, donde se graduó con
honores en 1902, obteniendo el primer lugar en su clase en el Tripos de
Matemáticas. Su excelencia académica le aseguró una posición como
investigador en el laboratorio Cavendish, seguida de una plaza en el
Observatorio de Greenwich.
En 1913, fue nombrado Plumian Professor de Astronomía y
Filosofía Experimental en Cambridge, así como directos del Observatorio de la
Universidad. Esta serie de posiciones le proporcionaron una plataforma desde la
cual podría llevar a cabo sus investigaciones y una catapulta hacia el
reconocimiento y la fama dentro de la comunidad.
EL “OTRO PADRE” DE LA RELATIVIDAD
Sin embargo, la vida de Eddington cambió completamente a
principios del siglo XX, cuando Albert Einstein publicó su teoría de la
relatividad, proponiendo que la gravedad no era una fuerza misteriosa que
actuaba a distancia, como sugería Newton, sino que una curvatura del
espacio-tiempo causada por la masa de los objetos.
Pero este concepto tan radical para la sociedad de la época
necesitaba ser demostrado empíricamente para ganar aceptación. Así, a pesar de
las dificultades impuestas por la guerra, un ejemplar del trabajo de Einstein
llegó a manos de Eddington, quien quedó fascinado por la elegancia y por
el potencial de aquella teoría. De hecho, comprendiendo la importancia de
la predicción de Eistein de que la luz se curvaría al pasar cerca de un objeto
masivo como el Sol, Eddington vio la oportunidad de llevar a cabo una maniobra
decisiva.
La oportunidad para realizar esta prueba llegó con el
eclipse solar del 29 de mayo de 1919. Eddington organizó dos expediciones
para observar el eclipse: una dirigida por él mismo a la isla de Príncipe,
frente a la costa de África Occidental, y otra a Sobral, en Brasil, liderada
por Andrew Crommelin y Charles Davidson.
Durante el eclipse, las expediciones fotografiaron la
posición de todas las estrellas cercanas al Sol. Al comparar estas imágenes con
fotografías de las mismas tomadas en ausencia de Sol, Eddignton y su
equipo pudieron medir el desplazamiento aparente causado por la
curvatura de la luz debido a la gravedad del Sol.
El resultado confirmó la teoría de Einstein y tuvo un impacto
monumental en la comunidad científica y en el público en general. El 6 de
noviembre de 1919, en una reunión conjunta de la Royal Society y la Royal
Astronomical Society se anunciaron los resultados de las expediciones.
La verificación de la relatividad general no solo consolidó
la reputación de Einstein como uno de los más grandes científicos de la
historia, sino que también marcó el declive del modelo newtoniano de
la gravedad, vigente durante más de dos siglos. Los medios de comunicación
dieron una amplia cobertura al hallazgo, con titulares que anunciaban una
"revolución en la ciencia" y la caída de las ideas de Newton pero
que, en muchas ocasiones, dejaban olvidado por el camino el nombre de
Eddington.
Einstein y Eddington no se conocieron en persona hasta años
después del fin de la Primera Guerra Mundial.
MÁS ALLÁ DE EINSTEIN
Más a allá de su papel fundamental en la teoría de la
relatividad, Arthur Eddington realizó numerosas contribuciones fundamentales a
la astrofísica, estableciendo las bases para la comprensión moderna de las
estrellas y su evolución. Uno de sus logros más notables fue su trabajo sobre
la estructura interna de las estrellas. Eddington demostró que la presión
interna necesaria para equilibrar la gravedad en una estrella proviene de la
presión de radiación, vinculando la luminosidad de una estrella con
su masa a través de lo que hoy conocemos como la relación
masa-luminosidad.
Eddington además, fue pionero en la teoría de que las reacciones
nucleares son la fuente de energía estelar, anticipando la
idea de la fusión nuclear que alimenta las estrellas. También defendió la idea
de que las nebulosas espirales observadas en el cielo eran en realidad otras
galaxias, similares a la Vía Láctea, una noción que revolucionó la
comprensión de la estructura del universo. A través de sus modelos teóricos y
observaciones, Eddington sentó las bases para el campo de la astrofísica
moderna, permitiendo a los científicos entender mejor los procesos que rigen la
vida y la muerte de las estrellas.
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