A la luz de las variables posibles, quizás el resultado más interesante, por sus implicaciones y consecuencias sea por cuántos puntos gana Delfina Gómez.
A menos de una semana de las elecciones para gobernadora en
el Estado de México, la discusión informada no es si Delfina Gómez derrotará a
Alejandra del Moral, sino si su victoria será por más de 10 puntos. El promedio
de todas las mediciones publicadas muestra una diferencia de alrededor de 15
puntos, pero según los expertos, no hay que confiar demasiado en ese dato,
porque hay encuestadoras desconocidas, o algunas son conocidas por difundir
resultados a la medida del cliente. Hay pocas encuestas públicas, lo que se
explica en parte porque fueron un instrumento central en la estrategia de las
campañas, que las administraron y dosificaron sus resultados.
Quien se adelantó y contrató al mayor número de casas
encuestadoras moduló la opinión pública, ya que quien las contrata es el dueño
de sus resultados, lo que le da la atribución de decidir si se publican o no, o
cuál quiere que se dé a conocer, con lo que, por un lado, se crea la percepción
de una victoria abrumadora, como sería el caso de Gómez, o de la posibilidad de
una sorpresa, como en el caso de Del Moral, que apoyándose en sus mediciones,
dijo recientemente que “caballo que alcanza, gana”. El éxito, en todo caso, se
medirá con los resultados.
Los 15 puntos que le dan a Gómez en el promedio de encuestas
son antagónicos a los dichos priistas de que la elección se ha cerrado en
márgenes de error, alrededor de tres puntos de diferencia entre las dos
candidatas. Sin embargo, los encuestadores más responsables ubican la
diferencia en ocho o nueve puntos a favor de Gómez, mientras que los priistas
más serios estiman que la diferencia hasta este fin de semana se ubicaba entre
seis y siete puntos.
Los números son muy importantes. Una victoria de Gómez por
más de 10 puntos sería casi el tiro de gracia para la alianza Va Por México,
mientras que una victoria por menos de cinco, le permitiría a Del Moral
impugnar en tribunales la victoria y generar la idea de que Morena y el
presidente Andrés Manuel López Obrador no son infalibles y pueden ser
derrotados en 2024. Una derrota apretada podría galvanizar las expectativas
hacia la elección presidencial del próximo año, revitalizando la alianza
opositora.
Sus estrategias han sido muy claras. Gómez, con una ventaja
desde el arranque de campaña y la popularidad de López Obrador que le
transfiere apoyos por ósmosis, administró su superioridad y evitó cometer un
error que le hiciera perder puntos. Del Moral tuvo que hacer una campaña
acotada –con beneficios limitados de los programas sociales estatales–, sin
recurrir a campañas negativas y con recursos limitados.
El coordinador de la campaña de Gómez, Horacio Duarte, la
blindó para minimizar los riesgos, mientras su equipo buscaba el control de la
opinión pública. La campaña de Del Moral se enfocó al trabajo territorial y a
la búsqueda de acuerdos políticos. Vistos los resultados de esta parte de la
estrategia a través de las encuestas publicadas, Duarte tuvo éxito, aunque no
se sabe si la campaña de Del Moral también. Algunos de sus asesores afirman que
así fue y que lograron un respaldo de 6 por ciento superior a lo que alcanzaron
en las elecciones de 2021.
Los acuerdos con otras fuerzas políticas han sido una parte
importante en la estrategia de Del Moral. Recientemente reclutaron al diputado
federal de Morena Vicente Onofre, presidente estatal de Nuevo Espacio –antes
Encuentro Social–, que se sumó a la campaña de la priista con aproximadamente,
afirmaron, 100 mil militantes de Morena. El salto de bando del dirigente, que
se anunció en un mitin en Chalco, fue respondido por Gómez con un cierre de campaña
en días recientes en la zona oriente del Valle de la Ciudad de México y en su
tierra, Texcoco, donde registró que estaba perdiendo apoyo en algunas zonas. La
estrategia priista ha sido repetida en varias zonas controladas por Morena,
pero ¿resultará?
“Los morenos ya salieron del clóset”, dijo un operador
electoral del PRI, quien resaltó que en las encuestas publicadas casi una
tercera parte de las personas se ha declarado indecisa o no respondió. Ahí
podría haber un voto escondido. Sin embargo, varios encuestadores afirman que
el nombre del PRI ha afectado la campaña de Del Moral más de lo que la ha
beneficiado. Pero al mismo tiempo, existe un importante activismo en la
sociedad civil que no quiere a Morena, pero no se sabe si estaría dispuesta a
votar por el PRI.
Hay otro elemento que no se puede descuidar el próximo
domingo. Gómez compite por la alianza Juntos Hacemos Historia en el Estado de
México, de Morena, el PT y el Verde, mientras que Del Moral compite por la
coalición Va por el Estado de México, que integran el PRI, PAN, PRD y Nueva
Alianza. La diferencia entre alianza y coalición no es semántica, ni es
sinónimo.
Al ser una alianza, el nombre de Gómez sólo aparece en una
de las seis casillas que están en la boleta electoral, mientras que el de Del
Moral aparece en cuatro de ellas. Es decir, las posibilidades de voto entre
quienes no están decididos en este momento –los encuestadores estiman que 10
por ciento de la gente decide en la urna– son cuatro contra uno a favor de Del
Moral. Asimismo, mientras para Gómez sólo hay una forma de votar en la boleta,
para Del Moral existen 16 combinaciones, desde cruzar el voto por un solo
partido, hasta hacerlo por los cuatro.
¿Será un factor que determine el resultado? Los números
internos del propio PRI hacen difícil que pueda remontar Del Moral y ganar la
elección, pero no quieren dar por perdida la elección. En Morena, están claros
que la victoria está en su bolsillo. A la luz de las variables posibles, quizás
el resultado más interesante, por sus implicaciones y consecuencias, y por la
recomposición de las alianzas, sea por cuántos puntos gana Gómez, ya que una
victoria de su adversaria, objetivamente hablando, se ve altamente improbable.
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