La tradición de despedir el año que concluye, exhibiendo una comparsa donde pasean una botarga y un hombre vestido de mujer luce avanzado embarazo
Significando el año que concluye y el que llega
Se aprovecha para pedir un apoyo económico o en especie para los integrantes del grupo bajo el cántico de.. "una limosna para este pobre viejo"
Y su viuda embarazada se desmaya en llanto..
Una tradición veracruzana muy arraigada en esta época de fin de año
Transcurrida la Navidad, los habitantes del
Sotavento veracruzano elaboraban monigotes con ropas viejas que rellenaban con
hojas secas de plátano y cohetillos. Les ponían zapatos, guantes y sombreros de
palma. También les colocaban un “testamento” o letrero, donde escribían su
nombre. Ahora generalmente los adquieren ya hechos. Esos “viejos”, que
simbolizan el año que concluye, son quemados a las 12 de la noche del 31 de
diciembre.
Dramatización a ritmo de conga
Hace algunas décadas, en Cosoleacaque, al
caer la noche, un grupo de varones sacaba a “parrandear al viejo”, es decir,
recorrían el vecindario, solicitando una “limosma”. Uno de ellos cargaba el “viejo”
y otros se vestían de “mujer”, simulando uno de ellos un avanzado embarazo (el
“Año Nuevo”, próximo a nacer); y el resto cantaba la siguiente estrofa:
"Una limosna para este pobre viejo / que ha dejado hijos / para el Año
Nuevo".
Mientras las “mujeres” acariciaban y
lloraban al “viejo” por su inminente deceso, el resto de los varones
interpretaba sones jarochos o canciones comerciales de la temporada. Hace
muchos años, este cuadro se complementaba con la inclusión de un “médico” que,
después de valorar el estado físico del “viejo”, anunciaba a sus “mujeres” la
proximidad de su muerte, por lo que estallaban en sonoro llanto. Las familias
apreciaban esta dramatización con humor y gesto festivo.
Erotización de una tradición
Esta tradición para celebrar el fin de año
ha sufrido algunos cambios, por la influencia del vecino Oteapan, donde
organizan desde 1984, el último domingo del año, el concurso del “pobre viejo”.
En la tarde de ese día se efectúa en dicho pueblo el paseo de comparsas que
culmina en el parque municipal. Allí los participantes --hombres que portan
vestidos extravagantes y cubren sus rostros con máscaras y pelucas-- realizan
elaboradas coreografías, bailan sensualmente y cantan versos mordaces y
satíricos.
En su mayoría los grupos que ahora recorren
la ciudad de Cosoleacaque proceden de Oteapan y son imitados por algunos grupos
locales. Éstos ya no cargan al monigote. Uno de ellos lo representa, portando
una máscara de anciano; y otros se disfrazan de “bailarinas”, atrapando la
atención del público con música de chunchaca --que reproducen con sus aparatos
de sonido
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