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miércoles, 12 de agosto de 2020
La nueva modalidad educativa en México frente al COVID-19
La repentina aparición en China de la covid-19, en diciembre de 2019, y su ulterior expansión por todo el mundo durante los meses siguientes, ha representado, por su gravedad y alcance, un reto global sin precedentes.
Si bien todos los ámbitos de la vida social e individual sufrieron los efectos de la emergencia sanitaria, el campo educativo resultó severamente alterado pues, nunca se había dado cierres e interrupciones en los sistemas educativos nacionales y locales, en ningún otro momento de la historia se habían visto suspendidas las actividades de millones de estudiantes, de todos los niveles educativos, en el país entero.
Una de los primeros temas que surgen en torno a la pandemia y sus efectos en la educación se relaciona con el inevitable riesgo de contagio y el subsecuente cierre de las instituciones educativas.
Bajo la emergencia sanitaria se ha dado paso, además, al surgimiento de prácticas pedagógicas de carácter emergente.
Así, se ha experimentado una singular translación desde el aula y los espacios de recreo y descanso, hasta la sala y el comedor de casa y, en el caso de la educación básica, se ha requerido de la participación de madres y padres de familia para atender problemas de orden académico.
Todo ello partiendo del supuesto de que habrá un televisor y una computadora con acceso a internet, así como las capacidades humanas necesarias para asesorar en temas científicos, humanísticos y artísticos.
Pero este método de enseñanza nos remonta hasta hace 51 años cuando surgió la educación a través de un televisor con la emblemática telesecundaria que cubría los espacios que el sistema escolarizado no alcanzaba a garantizar para la población adolescente.
Esta situación motiva el análisis de la importancia y aplicación de este tipo de servicio a nivel nacional.
Sin lugar a dudas, la telesecundaria ha coadyuvado al desarrollo educativo de la sociedad mexicana desde 1968. Aunque ésta se ha consolidado como una alternativa a las necesidades educativas en México, aún cuenta con importantes carencias que limitan el trabajo de los docentes y de sus funciones de apoyo pedagógico, socio-afectivo y de orientación a los estudiantes a través de un acompañamiento durante su trayectoria escolar que favorezca su desempeño, les ayude a crear identidad e incremente su formación integral.
Cabe mencionar que la intensa actividad de jóvenes, mujeres y hombres súbitamente detenida por el cierre de las instituciones educativas, representa profundos retos para la educación en México.
El aula ha sido desplazada mayormente por estrechos espacios habitacionales donde los estudiantes atienden, a través de una pantalla, las actividades propuestas por sus docentes.
Asimismo, las tareas de investigación y extensión se han visto modificadas de una manera radical por el cierre de las instalaciones físicas y por el supuesto general de que la vida académica puede transcurrir entre pantallas, chats y correos electrónicos.
Así uno de los grandes retos que esto representa será como la educación a distancia es nueva para los estudiantes, la mayoría de los maestros también son novatos en ser formadores a distancia; la presión que se ejerce sobre los maestros, la ausencia de formación previa sobre la enseñanza a distancia para los maestros, los tipos de habilidades necesarias, las nuevas herramientas y formas de hacer frente que están usando actualmente los maestros – pero, en primer lugar, la necesidad de apoyar a la fuerza laboral de la enseñanza durante estos tiempos de incertidumbre.
Desafortunadamente no solo esta situación trastoca al ámbito educativo, sino también en gran medida a aquellos pequeños comerciantes que sustentaban su economía en el micro negocio instalado a las afueras de los centros educativos, ahora que pasará con la vendedora de frutas cuyas ventas ya no podrá realizar más, los miles de puestos de desayunos escolares que hacían más fácil la labor de mamá, los dulceros, que ofrecían el caramelo para la hora del recreo y los miles de micro comerciantes que se apoyaban de estas ventas para cubrir los gastos del hogar o de los que inclusive vivian de realizar este comercio escolar.
Ahora que la pandemia de coronavirus ha puesto a la economía doméstica en un sorprendente estado de suspenso, las familias más vulnerables del país sufren daños cada vez más intensos.
Las familias de estos micro comerciantes, a falta de ventas, tienen que reducir sus gastos y en casos como las de las amas de casa que confeccionaban uniformes escolares en pequeños talleres han tenido que despedir a sus uno o dos empleados que les apoyaban a confeccionar estos uniformes escolares.
Los hogares que no cuentan con ingresos suficientes gastan a cuentagotas en alimentos.
Otro de los sectores que será gravemente afectado luego de que se señaló que las clases sí iniciarán en agosto pero en modalidad a distancia, será el del comercio de útiles escolares y las pequeñas papelerías que conforman el comercio local, ante la falta del inicio de clases presenciales debido a la contingencia sanitaria, las compras que realizan cada año los padres de familia y estudiantes en artículos de papelería, uniformes, mochilas, librerías, zapatos, entre otros, se verán gravemente afectadas.
Papelerías, librerías y establecimientos afines son segmentos del sector de servicios más afectados por covid-19 ya que, al no considerarse como negocios esenciales, no contarán con la liquidez suficiente para mantenerse, lo que arriesga su cierre.
Por lo que el período de regreso a clases representa para la industria de útiles escolares y papelería el 80 por ciento de sus ingresos anuales, y de no registrarse movimientos en las compras para el retorno a las clases presenciales, a distancia o mixtas, ocasionará un daño irreversible para este sector de la economía.
RAO.
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