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miércoles, 20 de noviembre de 2019
La incertidumbre que frena el consumo
Víctor Piz
El consumo privado contribuye con prácticamente dos terceras partes del PIB en México y es la principal fuente del crecimiento.
Pero en este año se ha visto afectado por el estancamiento de la economía, donde el programa ‘El Buen Fin’ es insuficiente para revertir la tendencia negativa del consumo, así supere sus metas.
Los consumidores mexicanos no están muy optimistas sobre la situación económica del país y de sus hogares, ni están muy dispuestos a gastar sobre todo en bienes duraderos, como automóviles o electrodomésticos.
En términos del gasto realizado por los hogares, las ventas del canasto Nielsen de más de 100 productos de consumo masivo decrecieron 0.2 por ciento entre abril y septiembre de este año respecto a igual periodo de 2018.
Vienen de un crecimiento de 2.7 por ciento en el lapso semejante de 2017, antes de las elecciones presidenciales, que se desaceleró a 1.7 por ciento en los mismos seis meses de 2018, el año electoral.
En el año de elecciones presidenciales y en el primer año de cada gobierno siempre hay una desaceleración tanto del PIB como del canasto Nielsen.
Pero en 2019 la desaceleración fue más drástica que en otros cambios de sexenio ante la incertidumbre por las dudas de algunos sectores en la nueva administración.
El canasto Nielsen, que tiene una alta correlación con el PIB, mide y analiza el comportamiento del consumo de productos alimenticios, de higiene y belleza, cuidado del hogar, golosinas, bebidas, licores y mercancías de venta libre.
La inflación de ese canasto básico es de 6 por ciento anual, el doble de la reportada por el Banco de México para la inflación general.
Cuando se compara con aumentos salariales de la misma magnitud, significa que, en términos reales, no hay un poder de compra adicional de los hogares.
Sobre la base del canasto básico Nielsen, el consumidor mexicano compra exactamente lo mismo que el año pasado.
Nielsen es una empresa global especializada en investigación de mercados, cuyo CEO en México es Enrique Espinosa de los Monteros, quien para 2020 estima un incremento en las ventas del canasto de alrededor de 1 por ciento, por debajo del crecimiento esperado de la economía mexicana.
En torno al comportamiento del consumidor, hay un componente de precios en sus decisiones de compra.
Otro es la incertidumbre sobre el entorno económico y la seguridad, que es el reto más importante en materia de gobernanza.
Sólo 25 por ciento de los consumidores piensa que la seguridad en el país va a mejorar en los próximos meses, según Nielsen. El 75 por ciento cree que va a estar igual o que incluso va a empeorar.
El público joven, millennials y centennials, pone como primer factor a considerar en sus decisiones de compra el precio y después la inseguridad.
Por el contrario, la llamada Generación X, integrada por los nacidos entre 1970 y 1980, toma en cuenta primero la inseguridad y después el precio.
En tiempos de crisis económicas, los consumidores de ingreso medio se mueven a formatos más grandes para obtener mayores rendimientos.
Los del nivel socioeconómico bajo compran ‘poquito’ en volumen y ‘barato’ en precio.
Veremos qué tanto se mantienen esos patrones en la coyuntura actual.
Lo evidente es que el debilitamiento del consumo privado no se corresponde con lo que sugiere la aún elevada confianza de los consumidores.
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