Por GIL GAMÉS
Gil leyó la noticia con los pelos de punta. Su periódico EL MEXIQUENSE HOY informó : 81 por ciento de los estudiantes que finaliza su educación media superior “tiene deficientes habilidades matemáticas, mientras que 64 por ciento obtiene resultados malos en lenguaje y comunicación”. La nota de Mariana León explica que según los resultados del Plan Nacional para la Evaluación realizado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE por sus desdichadas siglas en español), 830 mil alumnos en el país reprobaron en conocimientos de matemáticas y 664 mil en habilidades de lenguaje”.
Si Gil ha entendido algo, cosa improbable, una mayoría de jóvenes mexicanos no sabe leer y tampoco dividir o multiplicar o resolver problemas que requieren efectuar operaciones básicas. Vamos bien. La presentación estuvo a cargo de Eduardo Banckhoff, consejero del INEE, y Rodolfo Tuirán, subsecretario de educación media superior. Tuirán es subsecretario desde el año del caldo y nadie lo ha puesto en la calle por los resultados que ofrece. Todo es muy raro, el señor Tuirán informa sobre una catástrofe educativa en la subsecretaría a su cargo y acto seguido toma su portafolios y se va a su casa, como si él no tuviera nada qué ver. Vamos a descansar, mañana seguimos contándoles de la catástrofe que encabezo desde hace muchos años.
¿Y el gordito?
A Tuirán le pasa lo mismo que a su jefe, el gordito de la SEP: cuando no es invisible, actúa a un personaje que nada tiene que ver con la educación en México. Imaginen la lectora y el lector que ustedes deben informar sobre su trabajo. El día del informe ustedes se paran en el atril quitados de la pena y dicen algo así como esto: al cabo de algunos años de trabajo, queremos informarles que los resultados no pueden ser peores, lo que ustedes ven es un fracaso rotundo. Dicho lo cual, nos vamos a casa y mañana regresamos a seguir fracasando, a hacerlo todo mal. Buenas tardes.
Gamés dice: ¿estamos locos? El señor Tuirán debería leer su informe y presentar de inmediato su renuncia. Piénsenlo bien, si las cosas salen muy mal, alguien tiene que rendir cuentas. ¿O eso ya no se usa? Gil imagina al gordito comentando esto: que mal eso de que los muchachos no sepan leer y no sumen 2 y 2, ¿en qué secretaría pasa eso? Sí, Gil ya sabe que para eso se hizo una reforma educativa, correcto, pero rayos y centellas, ¿la autoridad educativa no tiene responsabilidad alguna?
Pirámide
Oigan a Tuirán, por piedad: “yo creo que desde el punto de vista del logro escolar, con cualquier examen llegamos a la conclusión de que en la media superior hay un problema de aprendizajes insuficientes. Y si la pudiera calificar gráficamente, es como una suerte de pirámide en donde en la base hay una alta concentración de jóvenes en los bajos niveles y en la cúspide una proporción relativamente reducida”. Qué interesante. Oiga, ¿usted es consultor, asesor, un especialista independiente? No, yo soy el subsecretario de educación media superior. A veces a Gilga le dan unas ganas impresionantes de darse un tope de los fuertes contra el muro norte del amplísimo estudio. Así las casas (muletilla patrocinada por Grupo Higa), el único que tiene una pirámide en la cabeza es Rodolfo Tuirán, una grande como la de Pakal, en Palenque.
Gamés sabe que los sindicatos han dado al traste con los planes educativos y que la CNTE se opone a perder sus prebendas. Ahora mal: ¿quién evalúa a la autoridad educativa? Los panistas le regalaron la SEP a la maestra milagrosa y nombraron secretarios de Educación que se retiraron a sus casas después de dejar a sus espaldas un caos. Su carnal Marcelo Reyes Tamez, que comió bollos con atole durante un sexenio y luego fue empleado por Elba Esther Gordillo, a nadie le rindió cuentas. Por cierto adivinen quién fue el subsecretario de educación media superior de Josefina Vázquez Mota. Adivinaron: Rodolfo Tuirán. Muy bonito. Gran análisis de Tuirán. Aplausos.
La máxima de Balzac espetó en el ático de las frases célebres: “La burocracia es una máquina gigantesca manejada por pigmeos”.
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