Distintas diócesis de EU refieren a sus feligreses que opten por las vacunas de Pfizer o Moderna antes de la de Johnson & Jhonson, pese a que no es posible elegir qué vacuna aplicarse en ese país.
La vacuna contra covid-19 de la multinacional Johnson &
Johnson (J&J) se ha topado con la Iglesia Católica en Estados Unidos,
donde algunos obispos están recomendando no usar este suero al estar
desarrollado con células madre obtenidas de abortos.
El último en sumarse a estas reticencias ha sido el obispo
Robert Deeley, de la diócesis de Portland, que ha pedido a sus feligreses
que opten
por otras vacunas que no sean la de J&J.
En un comunicado, Deeley afirmó que "si alguien puede
elegir entre vacunas igualmente seguras y efectivas contra covid-19, deberían
elegirse las vacunas con la menor conexión con líneas de células derivadas de
abortos".
"Por tanto –siguió–, si alguien tiene la capacidad de
elegir una vacuna, las de Pfizer y Moderna deberían ser elegidas antes que
la de Johnson & Johnson".
El aborto, en el centro de la polémica
Deeley resumía de esta manera el sentir de algunos
responsables de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos,
que dejó clara su postura esta semana.
El presidente del Comité de Doctrina de esa institución, el
obispo Kevin C. Rhoades, y el arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City,
responsable del Comité de Actividades Provida de la conferencia, emitieron el 2
de febrero un comunicado en el que expresaban sus dudas sobre el preparado
de J&J, que "suscita cuestiones sobre la permisibilidad moral de
emplear vacunas desarrolladas, probadas y/o producidas con la ayuda de líneas
de células derivas de abortos".
Y subrayaban que, así como las vacunas de Pfizer y Moderna
emplearon ese tipo de células en sus pruebas, pero no en su producción, la
de J&J ha sido desarrollada, testada y manufacturada con ellas.
Por ese motivo, aconsejaron que no se elija el suero de
J&J si se puede optar por recibir cualquiera de las otras dos.
No obstante, dejaron la puerta abierta a J&J, citando la
recomendación de la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano, que
considera que "cuando las vacunas contra covid-19 que no son éticamente
reprochables no están disponibles, es aceptable moralmente recibir vacunas
contra covid-19 que hayan usado líneas de células de fetos de abortos en
su proceso de investigación y producción".
Algunas diócesis estadunidenses han adoptado una postura
similar, como la de Nueva Orleans o la de Pittsburg, que han aconsejado a los
católicos optar por los preparados de Pfizer y de Moderna frente al de J&J,
aunque otros como el obispo Robert W. McElroy, que dirige la de San
Diego, sostienen que es legítimo recibir cualquiera de las tres vacunas
aprobadas en el país.
"Debido a que vivimos en un mundo complicado, la
enseñanza moral católica a veces es muy compleja y tiene matices en su
razonamiento, sobre cómo navegar los asuntos de equilibrar lo bueno y lo malo,
a la hora de confrontar opciones éticas", reflexionó McElroy.
Vacunarse, un acto de "amor verdadero"
"Pero –continuó– en la cuestión concreta moral y
pastoral de recibir las vacunas de Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson o
AstraZeneca, quiero dejar claro a las comunidades católicas de San Diego y de
los condados de que, en el momento actual de pandemia, con limitadas opciones
de vacunas disponibles para lograr una cura para nuestra nación y nuestro
mundo, es completamente legítimo moralmente recibir cualquiera de las
cuatro".
Y subrayó que, cuando se recibe cualquiera de estos
fármacos, se está mostrando "amor verdadero" a Dios y al prójimo.
El tejido fetal de abortos se ha empleado durante décadas en
investigaciones científicas, como la búsqueda de tratamientos para el
ébola o el cáncer.
Según un artículo de la revista Science de junio
pasado, las células derivadas de abortos se llevan empleado desde los 60
del siglo pasado en la fabricación de vacunas, como las de la rubeola, la
varicela o la hepatitis A; así como para desarrollar tratamientos contra
enfermedades como la artritis reumatoide o la hemofilia.
Per.C6, células de un feto, fruto de un aborto de 1985
De acuerdo a ese texto, a fecha de junio de 2020, al menos
cinco candidatas a vacunas contra covid-19 usaban una de las dos líneas
fetales humanas: HEK-293 y PER.C6.
Precisamente, PER.C6 es una línea de células propiedad de
Janssen, subsidiaria de J&J, que fue desarrollada a partir de células
de la retina de un feto de 18 semanas, fruto de un aborto en 1985.
La vacuna de J&J, que emplea PER.C6, recibió
autorización para el uso de emergencia en EU el fin de semana pasado, sumándose
a las de Pfizer y Moderna.
Este preparado solo requiere de una dosis y de
temperaturas de conservación no tan extremas como las otras dos
alternativas, por lo que la logística de la administración del suero es más
fácil.
Hasta el momento, los ciudadanos de ese país no han
tenido la opción de elegir la vacuna contra covid-19 que deseen, ya que depende
de la dosis que haya disponibles en el lugar donde la reciben.
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