Su uso como método de selección de candidatos es opaco; resta competitividad al partido y puede llevarlo a derrotas, advierten analistas
En Morena, las encuestas como método de
selección de candidatos a gubernaturas han influido, por su opacidad, en el
surgimiento de conflictos que restan competitividad a la fuerza política en el
poder e, incluso, podrían llevarla a derrotas donde es favorito, señalan los
analistas Alberto Aziz y José Antonio Crespo.
De 15 gubernaturas que serán votadas en
junio próximo, las preferencias electorales colocaban durante 2020 a Morena
para llevarse el triunfo hasta en 14 estados, incluso con resultados amplios,
pero esas expectativas entraron en duda a partir de los problemas internos por
inconformidades de aspirantes que no aceptaron los resultados.
El presidente de Morena, Mario Delgado
Carrillo, quien surgió de un proceso interno cuestionado que también pasó por
encuestas que nadie vio ni supervisó, ha enfrentado el rechazo de designaciones
con diversa intensidad y consecuencia en Colima —su estado natal, donde fue
objeto de protestas agresivas el viernes 8 de enero—, en Chihuahua, Guerrero,
Michoacán, Nayarit, Tlaxcala y Zacatecas.
Baja California, Baja California Sur,
Campeche y Sonora estarían desprovistos de conflictos, mientras que en Nuevo
León, Querétaro, San Luis Potosí y Sinaloa falta cerrar filas o concluir las
designaciones.
Cristóbal Arias Solís, de la elevada
posición de presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales del Senado,
ante la designación del alcalde de Morelia, Raúl Morón Orozco, rompió vínculos
con la Cuarta Transformación y busca integrarse a otra fuerza política.
En Chihuahua, Cruz Pérez Cuéllar ha llevado
su inconformidad al Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJF), pues pide
que se transparenten las diversas encuestas que se habrían levantado para la
selección del candidato a la gubernatura, que ganó el ex superdelegado Juan
Carlos Loera de la Rosa.
Colima arrojó la renuncia a Morena de la
diputada federal Claudia Yáñez Centeno, hermana del coordinador de Política y
Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y tronó contra el proceso de selección
que reprobó como una “insultante farsa”.
El caso de Guerrero genera una
confrontación de la cúpula, en la que se involucró la familia del aspirante
perdedor Amílcar Sandoval Ballesteros, quien con el rango de superdelegado fue
desplazado por el senador con licencia Félix Salgado Macedonio, quien no ha
sido frenado ni con denuncias penales de violador, un asunto que ya llegó a la
Comisión Nacional de Honestidad y Justicia.
Por lo que respecta a Nayarit, en diciembre
Mario Delgado alzó la mano al senador con licencia Miguel Ángel Navarro
Quintero, con previas exigencias de que no hubiera imposiciones de la
dirigencia nacional, lo cual unificó un frente de cinco de los siete
participantes. El líder estatal se pronunció en contra del legislador.
En Tlaxcala, la designación de la
superdelegada Lorena Cuéllar Cisneros fue repudiada por la senadora Ana Lilia
Rivera y Dulce Silva Hernández, quienes urgieron desde mediados de diciembre
que se repusiera el proceso, como ejercicio de transparencia, pues no lograrlo
pone en riesgo el proyecto sexenal, aseveró la contendiente empresaria y esposa
de César Yáñez Centeno.
La designación en Zacatecas a favor de
David Monreal Ávila, hermano del líder del Senado, Ricardo Monreal Ávila, alzó
protestas en diversos frentes, y el que más oposición presentaba, el senador
José Narro Céspedes, fue nombrado delegado de Morena en Jalisco.
Con ese ambiente de inconformidades está en
riesgo que Morena devore a Morena, y este escenario se podría correr a la
designación de candidatos a diputados federales, que aspirantes de a pie
disputarían a legisladores que van por la reelección, y disputas en ese nivel
podrían debilitar el brazo electoral del partido que aspira a respaldar al
Presidente de la República, en la segunda parte de su administración.
La caja negra
La utilización de encuestas para decidir
candidaturas sin darse a conocer más que el nombre de quien ganó ha sembrado
inconformidades, de las que se desprenden conflictos que, de no ser atendidos,
pueden llevar a los morenistas a pagar con derrotas en el nivel de
gubernaturas.
En esta ocasión, Morena intentará conservar
Baja California y en el resto de los estados su oportunidad será la de ganar,
el PRI tratará de conservar ocho palacios de gobierno, el PAN, cuatro; el PRD,
uno, y otro es independiente.
Ven falta de transparencia
El especialista del Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Alberto
Aziz Nassif, expone que “no hay transparencia en cómo se están haciendo estos
ejercicios de encuestas, y si hay otros criterios y voces atrás que estén
determinando quién es la persona que va a ser candidato, [lo cual] implica que
pueda haber divisiones que debiliten la fuerza electoral del partido”.
A su vez, el académico del Centro de
Investigación y Docencia Económicas (CIDE), José Antonio Crespo, señala que la
forma en que se realizan las encuestas en Morena “no garantiza que no la hayan
hecho en la dirigencia del partido a modo, totalmente opaco todo, como ellos lo
dicen, con razón”.
Ocurren actos de no reconocer resultados,
lo cual es “una tradición heredada del PRD, es un ejemplo del propio fundador.
Eso ya quedó como sello, la impronta de este partido”, anota Crespo.
Aziz Nassif dice que “hay una suerte de
caja negra en estas encuestas que no se sabe con transparencia y claridad cómo
se están realizando y esto genera en buena medida los conflictos que estamos
viendo”.
Crespo expresa que las disputas son una
“imagen que mancha al partido, en el que tantos millones han creído que es
distinto, por encima del bien y del mal, con principios éticos, y ellos mismos
demuestran que no es así, al acusarse de que hay tratos, fraude y decir: ‘Vean
a quién están eligiendo, aquí hay un violador, corrupto’. Ellos mismos se están
encargando de decirnos quiénes son”.
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