Nos esperan meses complicados.
Enfrentaremos el invierno más duro que hayamos tenido en nuestra generación y
quizás algunas más.
No estoy hablando del frío. Se trata de la
pandemia y de sus efectos sobre la economía.
Ayer, la Secretaría de Salud integró a sus
registros 10 mil 335 casos más de personas contagiadas por Covid-19, con lo que
suman ya 1 millón 70 mil 487 casos confirmados en México.
La tasa de crecimiento del último mes fue
de 20.1 por ciento. Si se mantuviera ese ritmo, llegaríamos a la
Nochebuena de este año con cerca de 1 millón 270 mil positivos.
Pero lo peor es que el número de fallecidos,
bajo la misma lógica, sería de 120 mil 600 para Navidad. Esto quiere decir
que en los próximos 30 días perderían la vida 17 mil personas más por el
Covid-19.
Si no cambiaran las tendencias terminaríamos
el invierno 2020-21 con cerca de 190 mil fallecidos confirmados con Covid-19.
Espero sinceramente equivocarme en el
cálculo y observar una reducción en los niveles de contagio y muerte en los
próximos meses.
Diversos países europeos se enfrentaron a
una crisis parecida en octubre; Francia fue el caso más grave. En octubre, el
número de contagios acumulado se disparó en 133 por ciento, un promedio de 2.8
por ciento al día.
Para frenar la crisis, el gobierno de
Macron tomó la decisión de imponer severas restricciones a la movilidad,
incluyendo virtuales toques de queda en las principales ciudades.
En noviembre, la tasa de crecimiento diario
se ha logrado abatir a 1.9 por ciento, que sigue siendo muy alta, pero
que ya cambió de tendencia.
En México, la posición oficial fue
establecida por el presidente López Obrador, en una de sus participaciones ante
el G-20, durante el fin de semana.
Dijo el presidente: “…hay que abandonar
la tentación de imponer medidas autoritarias como el confinamiento excesivo o
el toque de queda. Nada por la fuerza, todo por el convencimiento y la razón”.
Afortunadamente, hay gobernantes que le
‘dan el avión’ a López Obrador. Entre ellos destaca la jefa de Gobierno de la
Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Hace un par de días se olvidó de tratar de
razonar y convencer a los fieles que por millones acuden cada año a la Basílica
de Guadalupe, y en coordinación con las autoridades eclesiáticas, tomó la
decisión de autoridad de cerrar el templo guadalupano en los días en los
que tradicionalmente llegan los peregrinos de todas partes del país.
Pese a medidas como la anterior, la
política federal probablemente seguirá siendo laxa.
El duro invierno que enfrentaremos no lo
será solamente por el Covid-19, sino también por el freno de la actividad
económica.
Si las tendencias de contagio se mantienen
o aceleran –lo que es plausible por la movilidad social que tendremos el
próximo mes–, va a ser probable que se impongan nuevas restricciones, así
tengan que ser impuestas por las autoridades locales, lo que afectaría la
incipiente recuperación que empezábamos a ver en algunos segmentos del mercado
interno.
Además, ayer el secretario de Hacienda,
Arturo Herrera, fue muy explícito respecto al tema de las vacunas. En su
intervención en la Convención de la Asociación Mexicana de Intermediarios
Bursátiles (AMIB), señaló que tras la autorización de la vacuna tendremos
cantidades relativamente pequeñas de vacunas en los próximos meses.
El mayor flujo de éstas va a darse hasta el
segundo trimestre del próximo año, lo que valida la expectativa de que estaremos
distantes de la normalidad en la primera mitad del próximo año.
Ayer, en su informe trimestral, el Banxico
reflejó este hecho en sus estimaciones de crecimiento para 2021, donde establece
un rango que podría ir desde un 0.6 por ciento en el peor de los casos, lo que
implica estancamiento crónico, hasta 5.3 por ciento en la situación más
afortunada.
Lo dicho: hay que cuidarnos nosotros porque
el gobierno federal no lo va a hacer.
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