Seis de cada 10 mujeres han vivido algún
tipo de violencia; ocho de cada 10 mujeres sienten temor de ser agredidas
física o verbalmente en la calle; cada día, 32 niñas entre 10 y 14 años se
convierten en madres.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se alzó la voz; hubo reclamos, peticiones y contradicciones en Palacio Nacional. El presidente Andrés Manuel López Obrador culpó al neoliberalismo de la violencia, y la secretaria Olga Sánchez Cordero responsabilizó a las fiscalías que no rinden cuentas. Se dieron algunos datos y se omitieron otros; al final, el activismo quedó sin respuestas y los funcionarios sonrieron para la foto.
Las mascadas naranja y moradas desfilaron
en el antiguo Salón Tesorería, y con ellas las cifras oficiales: seis de cada
10 mujeres han vivido algún tipo de violencia; ocho de cada 10 mujeres sienten
temor de ser agredidas física o verbalmente al transitar por las calles; cada
día, 32 niñas entre 10 y 14 años se convierten en madres; en el ámbito escolar,
una de cada cuatro mujeres ha sufrido violencia, observándose mayor prevalencia
de la violencia sexual; en México, son asesinadas aproximadamente 3 mil 800
mujeres, niñas y adolescentes al año.
Se puso de contexto la pandemia, y fue la
secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, la encargada de reconocer la
“deuda histórica” con las mujeres, en especial con las víctimas de violencia.
“El machismo mata, destruye la vida de las
mujeres y limita el desarrollo de nuestro país”, sentenció.
Una vez que concluyó el informe, comenzaron
las participaciones, de mujeres, a petición del Ejecutivo. El principal
cuestionamiento: la creación de una fiscalía especializada a nivel federal para
el feminicidio.
No hubo respuesta clara, el mandatario dijo
que el tema sería analizado. Para el Ejecutivo, “toda la violencia que se
padece en el país contra mujeres y hombres es el fruto podrido de un modelo
económico, materialista, inhumano que se impuso durante el periodo neoliberal”.
Lo que detonó los cuestionamientos. Pero…
¿usted considera que en las causas de un homicidio son las mismas que las de un
feminicidio?, se le preguntó.
“En general sí, porque ha habido mucha
desintegración en las familias, pérdida de valores”, reviró.
Fabiola Alanís, desde la Comisión Nacional
para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, le respaldó: “fue
durante el periodo del modelo neoliberal cuando se dispararon las cifras de las
muertes violentas de mujeres y los feminicidios”, no sin pregonar los
principios de la llamada cuarta transformación.
Pero sin dejar de lado los 36 años de
neoliberalismo e impunidad criticados por el Ejecutivo, desde el activismo
presente en la sala, se le insistió en distinguir entre violencia generalizada
y feminicidio.
“Ojalá, de verdad se contemple esa fiscalía
especializada, y que ojalá de verdad esto que ustedes nos informan o nos
platican acá tengan repercusiones allá afuera”, dijo la activista Frida
Guerrera.
Sánchez Cordero tomó la palabra y,
contrario al mensaje presidencial, le dio la razón a la activista: “las causas
del feminicidio concretamente no son las mismas de un homicidio”.
No conforme, la secretaria fue más allá y
ante el Presidente revivió su propuesta para modificar el Artículo 116
Constitucional para tener una carrera ministerial, presupuesto,
profesionalización y rendición de cuentas en las fiscalías del país.
“Yo tengo una grave preocupación: las
fiscalías no le rinden cuentas, como ya son autónomas, no rinden cuentas a
ninguna instancia de gobierno”, puntualizó.
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