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Febrero 5 de 1930 Poco antes de la ceremonia circuló el rumor de que
sufriría un atentado; el Estado Mayor extremó precauciones; pero al regresar
a Palacio Nacional, Daniel Flores lo hiere de un balazo en la mandíbula; su
esposa y sobrina, que lo acompañaban en el automóvil, tuvieron también
algunas heridas y contusiones de escasa importancia. A fines de 1928 se había iniciado la agitación política
por la incertidumbre sobre quién sería el candidato “oficial” a la
presidencia en las elecciones generales de 1930; fueron mencionados varios
nombres, entre ellos, el de Aarón Sáenz, gobernador de Nuevo León. Se creyó
que él sería “el bueno”, porque además de ser hábil político y tener el apoyo
de muchas organizaciones populares, era amigo de Calles. Sáenz, precisamente
por sus cualidades y habilidades, no podía ser, porque Calles creía que una
vez que estuviera en la presidencia mostraría rebeldía y no se dejaría
manipular. En cambio, el “jefe máximo” llamó a Ortiz Rubio, embajador de
México en Brasil, para ser el candidato del PNR. Ortiz Rubio quien “ignoraba”
lo que pasaba en México y no tenía detrás un grupo político, consideró justa
la invitación y la tomó como reconocimiento a sus méritos como
revolucionario. En marzo de 1929, en la Primera Convención Nacional del
PNR, las bases del partido lo eligieron candidato presidencial para el
período 1930-1934. José Vasconcelos, apoyado por sectores revolucionarios, la
clase media, estudiantes, intelectuales y empresarios, se opuso a Ortiz
Rubio, como candidato del Partido Nacional Antirreeleccionista; su desventaja
radicó en que no tenía un programa social transformador. Vasconcelos inició su campaña en Estados Unidos y ya en
México enfrentó encarcelamientos injustificados y la desaparición de
partidarios; pese a eso, su campaña fue considerada exitosa y seria. Después del proceso electoral, con fraudes y gran
represión, las elecciones favorecieron a Ortiz Rubio. Vasconcelos se sintió
defraudado y en diciembre proclamó el Plan de Guaymas en el que llamó al
pueblo a tomar las armas; pero los vasconcelistas no se pudieron rebelar y
Vasconcelos se autoexiliará en Estados Unidos hasta 1940. En este contexto se
da el atentado. Ya en la presidencia, Ortiz Rubio tendrá mucha presión de
Calles, pues éste organizará las juntas de gabinete en su casa; en la disputa
por el poder, Ortiz Rubio pedirá la renuncia a todo su gabinete. Un caricaturista dibujará un cartón en el que Ortiz Rubio,
desde la terraza del Castillo de Chapultepec (residencia presidencial
entonces), grita vigorosamente “Yo mando”; y en donde, desde una lancha en el
lago que se encuentra abajo, Calles responde “Y yo remando”. Ortíz Rubio
renunciará el 2 de septiembre de 1932 y quedará en su lugar Abelardo L.
Rodríguez. Con este hecho, Ortiz Rubio revelará las contradicciones de la familia
revolucionaria y los problemas que generará la intervención del expresidente
Calles en la política nacional. |
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