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lunes, 10 de agosto de 2020

Las redes sociales se han convertido en un arma en contra la de la lucha por controlar la pandemia por Covid-19







Las redes sociales se han convertido en un arma en contra la de la lucha por controlar la pandemia por Covid-19, al difundir mitos, noticias falsas y mentiras flagrantes sobre la existencia del virus SARS-CoV2 y las medidas de prevención determinadas por las autoridades, lo que constituye ya una infodemia o epidemia de noticias falsas.


“A veces nuestro trabajo es desacreditar todas esas circunstancias que han permitido que en menos de seis meses el virus haya pasado de una provincia en China a cualquier parte del mundo”, afirmó Víctor Manuel Torres Meza, director general del Centro de Epidemiología y Control de Enfermedades.
Aseguró que el virus es tan real como lo demuestran más de 270 artículos científicos elaborados en todo el mundo, los cuales también muestran su comportamiento y transmisión.

Rechazó versiones que aseguran es un invento de los gobiernos o que se trate de una guerra bacteriológica entre China y Estados Unidos, así como las versiones de que el tapete sanitizante sirve para dañar las rodillas para que en el hospital le saquen al paciente el líquido sinovial y lo vendan después a precios exorbitantes.

Las redes sociales y sus fake news o noticias falsas se han convertido en el enemigo durante esta jornada de aislamiento, pues provocan que las personas desatiendan las recomendaciones como el usar el cubreboca, guardar la sana distancia, el uso de gel antibacterial y evitar exponerse al contagio saliendo de casa e ignorando los signos de alerta para acudir a recibir atención médica.

Torres Meza reconoció que habrá personas que al no creer en el virus buscarán demandar a los médicos y hospitales donde sus familiares han perdido la vida por el Covid-19, pero tanto los profesionales de la salud como las autoridades hospitalarias y de salud tienen los argumentos científicos para defenderse.

Precisó, por ejemplo, que es fácil demostrar que el paciente falleció porque además del Covid-19 padecía diabetes Mellitus, traía 500 mg por decílitro de sangre y nunca siguió su tratamiento, tenía hipertensión u obesidad importante; es decir, se tendrán las evidencias científicas para argumentar cualquier demanda que se tenga.

Indicó que la diferencia entre un paciente que se agravó y otro que se dio de alta fueron cinco días de diferencia en su búsqueda de atención médica desde los primeros signos de alerta como el intentar subir los primeros cuatro escalones de su casa y sentir que le falta el aire.

Recordó que hace 30 años las mamás compraban un termómetro para cuidar la salud de sus hijos y en cuanto le subía la temperatura al niño lo llevaban con el médico, pero ahora en todos los hogares debemos tener un oxímetro para en el momento de registrar menos de 88 acudir al médico porque se tiene un problema de saturación de oxígeno.

Finalmente, recordó al personal de salud que un expediente clínico bien hecho para demostrar cuál fue el comportamiento de la salud de los pacientes que perdieron la vida por Covid-19.

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