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martes, 19 de noviembre de 2019
Buen Fin no crece y se disparan deudas
Darío Celis
Seguro que el gobierno de la 4T va decir que la edición 2019 de El Buen Fin rompió todos los récords y que se cumplió el objetivo de incrementar, al menos, 5% las compras en los comercios.
Sin embargo, como diría el clásico, en el mismo sector empresarial tienen otros datos. Estos apuntan a que las ventas registradas entre el 15 y el 18 de noviembre no crecieron ni un 3%.
Malas noticias para la Secretaría de Economía, que comanda Graciela Márquez, y más para el comercio organizado agrupado en la Concanaco-Servytur, que preside José Manuel Campos.
El entorno este año reunía las mejores condiciones: inflación a la baja, tasas de interés disminuyendo, peso “fortachón”, remesas al alza y dinero disponible por los programas asistencialistas de AMLO.
Pero los fundamentales económicos contrastaron con el “austericidio” de la 4T: despidos o disminución a la mitad de los sueldos de los empleados, impago a proveedores e inversión cero.
A las malas decisiones de gobierno súmele que el Buen Fin no es el Black Friday; los comercios no han entendido que el consumidor es exigente, que busca y compara precios y condiciones.
En esa tesitura pareciera un fiasco: concentra sus promociones en pagos diferidos y supuestas rebajas; en contraste, todo indica que el número de transacciones electrónicas sí creció importantemente.
En esta novena edición destacó el comercio electrónico y una novedosa y desinformada conciencia popular sobre los sistemas de pago cuando algunas tarjetas y comercios “dejan de funcionar”.
Al final al cliente no le importa cuál sea la razón por la que no pudo efectuar una compra: si por intermitencia del SPEI o el nuevo CoDi, o si es culpa de los procesadores E-Global o Prosa.
O que si las terminales de Walmart y Sams, que capitanea Guilherme Loureiro, tuvieron algunos problemas, como el sistema de de Liverpool, de Graciano Guichard, que según se afirmó se cayó.
O la típica: que las conexiones de Internet y telefonía con los bancos sufrieron retrasos o que si algunas aplicaciones, como las de Citibanamex, registraron algunas complicaciones.
Lo que sí es seguro fue que los bancos y los sistemas de pago están felices porque se estima que el número de transacciones fue el que creció de forma contundente.
Se calcula que aumentaron en más de un 25% contra el 2018. Este crecimiento puede significar varias cosas: que la gente está ávida por comprar y que la confianza del consumidor se fortalece.
Pero también ilustra que no hay efectivo para gastar y que se puede estar gestando un espiral de créditos impagables. Es probable que hoy López Obrador se refiera a El Buen Fin.
Se prevén datos en crecimiento de transaccionalidad con tarjetas de crédito y/o débito, con lo que el gran ganador va ser el dinero plástico y el gran perdedor el efectivo.
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