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jueves, 15 de agosto de 2019

La Identidad de los Chichimecas.

María de la Asunción García Samper.
Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.



La presencia Tepaneca de la etnia Otomí-Matlame y chichimeca, con su señor Tezozomoc al frente, de acuerdo con Ixtlilxochitl (1985; 77), que nos narra cuando este rey habló con sus hermanos al tomar posesión del reino Tepaneca:
"…Tezozomoc, convocó a sus dos hermanos Hepcoatzin y Acamapichtli, señores de México, para hacer la guerra contra Tzompantecuhtli, rey que a la sazón era del reino de los otomíes, que tenía su corte en Xaltocan y contra los de Cuauhtitlan y Tepotzotlan y juntando para el efecto de sus gentes fueron sobre ellos y de tal manera hicieron la guerra que se apoderaron del reino de los otomies y Tzompantecuhtli, su señor, determinó irse huyendo a la provincia de Metzitlan de donde era también. Techotlalatzin, viendo estas alteraciones, juntó su gente y se puso con ella en Chiconauhtlan, para desde allí conocer los designios de los tepanecas y mexicanos y en aquella noche, cuando dieron la batalla a Tzompantecuhtli y le ganaron la ciudad de Xaltocan, pasó cerca de su ejército un escuadrón de los otomíes que iban huyendo y llevaban en medio de el mucha gente miserable de mujeres, niños y viejos; entendiendo que eran algunos de los enemigos que pretendían adentrarse en las tierras de Tetzcoco, fue en su seguimiento hasta Tezontepec en donde echó de ver que era gente forajida; y como supo de su calamidad, trabajos y como era gente doméstica, los mandó volver y les dio tierras y lugares en la provincia de Mazahuacan y en Cuauhtitlan y Tepotzotlan, dando y repartiendo algunos pueblos y lugares de los mexicanos..."
"...Así mismo movieron otros otomíes del Reino de los tepanecas y de la provincia de Cuahuacan que los amparase y les diera tierras en que poblar, porque Tezozomoc, su señor, los tenía muy oprimidos con hechos y tributos excesivos que cada día les imponía; el cual los admitió y envió a poblar en Yahualiuhcan y Macapan, en donde permanecieron..."(Ibídem, 1985; 78).
Es decir, la gente de origen otomí fue utilizada por las formaciones del estado de La Cuenca de México, como población para colonizar y defender sus fronteras.
Al recuperar el área que controlaban los Tepanecas, por parte de La Triple Alianza, se establece un complicado mapa de repartición de tierras y de cabeceras, algunas de las cuales tributaban a ambas formaciones de estado.
Los tributarios de estas poblaciones, hacían el servicio de la limpieza y adorno de los edificios reales, llevar leña y carbón, barrer, acarrear agua, hacer labrar sementeras y tributar maíz. De hecho existía una división económica, dentro de una política tributaria de la región, dividida en señoríos y controlada civilmente por el estado. Sin embargo, existía a su vez cierta movilidad de interacción interna de estas provincias con otras a nivel de mercado.
Todos sabemos que el barrio funcionaba como una unidad en la organización de equipos de trabajo para las obras públicas, la segmentación militar tributaria y religiosa y que la estratificación social y la división o especialización del trabajo también estaba enlazado con determinados barrios. Lo que nos llevaría más a relacionar el calpulli con un territorio determinado y/ozona residencial, sus vínculos de parentesco o linaje, con algo tal vez menos complejo, que puede ir en función de la historia, procedencia y tradición del grupo que le conforma, es decir, el aspecto étnico.
Así, aunque la pertenencia a un grupo político está determinada por el parentesco o por ocupar un específico territorio bien definido, con derechos comunes o acordados en forma colectiva, tendríamos que analizar las primicias históricas y las formas de organización, dando por resultado que:
A) El grupo dirigente puede ser o poseer privilegios por conquista o por antecedentes de tiempo en el asentamiento (como lo menciona Zorita, “que tienen de muy antiguo sus términos y tierras conocidas”) ya que un calpulli puede controlar todas las tierras de un barrio o parte de ellas o bien podría ser uno de los elementos dirigentes en la constitución de un estado o gobernar por derecho de conquista sobre los demás.

B) En ello, la distinción entre sus componentes, va en relación a la diferenciación de naciones o lugar de origen, y por eso todas las funciones sociales del calpulli y la solidaridad interna de los grupos, estaban reforzados por el hecho de que solían ser gente de origen étnico y cultural distintivo.

C) El reconocimiento de Quetzalcuixtli, señor de Otompan y de Tozitecuhtli o Tozitzin, señor de Chalco, para resolver los problemas económicos y de justicia en las regiones marginales de Acolhuacan.

D) Distribución del tributo en trabajo y tequio en ocho partes, dos para Tezozomoc y las restantes para los señores de Tlatelolco, Tenochtitlán, Acolman y Chalco.

Como todos lo sabemos, este intento de formación del Estado Tepaneca es un tanto cuanto efímero, ya que se disuelve con Maxtatl, el hijo de Tezozomoc, al no poder enfrentar una rebelión coludida entre Netzahualcóyotl de Acolhuacan e Itzcoatl de Tenochtitlán, quienes son los forjadores de La Triple Alianza, recuperando Acolhuacan su territorio y Tenochtitlán, ocupando el lugar de Atzcapotzalco.
Así, los Acolhuas vuelven a repartir jurídicamente el territorio para su control Político-Estatal a nivel social y económico, quedando de la siguiente manera en lo que respecta a la región:
1. Restituyen a los señores de linaje: a Cocopitzin, a Motlacomatzin de Acolman, a Tencoyotzin de Tepexpan, a Techitlalatzin de Tezoyucan y a Tezozomoctzin en Chiconautla, que reconocen a Netzahualcóyotl como señor y sólo pagan tributo de tequio durante 9 meses del año.

2. Se integran Xaltocan e Iztapalocan, al igual que Coatepec y Papalotla, como parte del Altepetl de Netzahualcóyotl, controlados por Calpixque y agrupados en tecalli para el pago de tributo en productos.

3. Se crean tres sectores de división del Estado Acolhua, que son el Acolhuacan (con sede en Texcoco), Huexotla y Cohuatlican. La campiña, (con sede en Acolman y Teotihuacán) y la sierra, (con sede en Cuauhchinanco y Xicotepec).

La región de la campiña comprende a: Otompan, Teotihuacán, Tepeapolco, Zempoalan, Aztaquemecan, Ahuatepec, Axapochco, Oztoticpac, Tizayucan, Tlalnahuac, Coyohuac, Quauhtlauhcan, Quauhtlaeca y Cuauhtlatzinco (Ixtlixochitl, 1985; 167-168), comunidades que pagaban tributo en producto para mantenimiento del estado y del señor durante medio año (a través de calpixques). Para el control social y político tenían como cabecera en la resolución de los pleitos y negocios entre los pillis, a Teotihuacán y los de la gente común y plebeya, a Acolman.
De tal manera, que dentro de la región pagaban tributo durante los 9 meses de la primera mitad del año:
TABLA CON LOS SITIOS QUE PAGABAN TRIBUTO
Tepexpan. Acolman.
Chiconauhtlan Tulpetlac.
Teotihuacan Mazahuacan.
Yahualiuhcan. Zumpango.
Ehecatepec. Mazapan.

Así, en las láminas 22 y 23 del Códice Mendocino, los 26 pueblos tributarios del noroeste de la Cuenca, de los que se encuentran en esta región fronteriza, tuvieron a Acolman como cabecera y al Acolhuacan de Tezcoco como beneficiario.
En cambio para la región occidental de la Cuenca en la que se ve identidad étnica Matlatzinca, tenemos, según Ixtlilxochitl, que:
"... era el año de 1011, cuando llegó la nación de los acolhuas, que salió de las últimas tierras de la provincia de Michuacan, que eran de la misma nación de los chichimecas michuaque, aunque venían divididos en tres parcialidades, que cada una de ellas tenía diferentes lenguajes, trayendo cada una de ellas su caudillo y señor. Los que llama tepanecas traían por caudillo y señor a Acolhua, que era el más principal de los tres; el segundo se decía Chiconcuauh, caudillo y señor de los otomíes, que era de las tres la más remota y de lenguaje más extraño y diferente y según las historias parece vinieron de la otra parte de aquel mar Mediterráneo que llamaban Bermejo, que es hacia donde caen las Californias..." (Ibídem, 1985; 79).
A lo cual, más adelante agrega:
"...En el año de 1062, que llamaban 13 acatl, por atajar alteraciones y novedades y excusar guerras, envió a llamar a Tochintecuhtli, hijo de Quetzalmacatl, se¬ñor de Cuahuacan, hombre valeroso y muy experto en la milicia y con la cantidad de familias de chichimecas, venido que fue, le mandó que ante todas cosas y por principio de la merced que pretendía hacerle si se acudía con puntualidad a lo que le quería encargar, fuese a Xaltocan y de camino se desposase con Tomiauh, su bisnieta, hija de Opantecuhtli, que a la sazón era recién entrado en el señorío de Xaltocan y reinado de los otomies y hecho esto se fuese a Huexotla y allí se pusiese con su ejército a la defensa y amparo de Huetzin, de que desde luego le hacía señor de todas aquellas tierras y de Teotihuacan y otros lugares y que procurase si pu¬diese sin derramamientos de sangre prender y matar a Yacanex y a sus consortes y donde no ayudase a Huetzin y por fuerza de las armas lo matasen. Todo lo cual puso en obra Tochintecuhtli y se pu¬so en el puesto de Huexotla el año siguiente de 1064 que llaman Ce tecpatli...." (Ibídem, 1985; 79).

La Presencia Otopame en Tlaxcala.
De acuerdo con las fuentes escritas, en el año 2 Pedernal, 1298-1357, con la caída de Xaltocan-Otumba en poder de los Tepanecas, una parte de los grupos otomíes aquí asentados, emigran hacia el valle de Acolhuacan. De allí parte hacia el sur una primera migración formada por los Pyautecas de Texcoco, para conformar Tlaxcala y más tarde otra migración de gente otomí de Xaltocan, la cual avanza hacia el norte de Tlaxcala y en una franja árida con fronteras hacia la zonas Acolhuas, se asientan en su región oriente y al norte de La Malinche, en poblados como Huamantla o Quiauhmaco, Tecoac o Tecoatzinco, Nopallon, Ixtenco y Quiapiaztla, Texcallan, Tliliaquitepi, Huatlapan, Alacatepec (Muñoz Camargo, 1984).
Durante el predomino de los mexicas, su señor Moctezuma Ilhuicamina, conquistó los territorios Otomíes de Teotlalpan. Axayacatl tomó, a su vez, el Valle de Toluca y Ahuizotl a Xilotepec-Chiapan. La penetración Mexica dio lugar a que algunos Otomíes huyeran a la zona tarasca y otros continuaran emigrando a Tlaxcala (Othón de Mendizábal, 1933).
Estos Otomíes iban llegando a la región norte de Tlaxcala a través de varios movimientos migratorios iniciados en épocas anteriores y que se continuaron durante la supremacía Mexica. Sabemos que muchos de estos grupos inmigraron en épocas recientes, asentándose en pueblos frontera, erigidos arriba de los cerros, caracterizados por su distribución en terrazas con muros de contención. Mucho se ha discutido sobre la presencia Otomí desde épocas tempranas, tanto en la región del Valle de México como en Tlaxcala y Puebla. Llegaron en diferentes movimientos, siendo los últimos en épocas del Imperio Mexica, y se ha dicho que eran grupos sin cultura, de nómadas cazadores-recolectores, que vivían en cuevas, que se vestían de pieles, que no tenían más organización que la familia nuclear y no conocían religión alguna. Otros historiadores los han descrito como gente de alta cultura, cuya presencia existía desde eras más remotas a las de Tlatilco o del asentamiento temprano del Pedregal de San Ángel.
Nosotros pensamos que quizás se trate de varios grupos a los que se refieren estas crónicas, ya que es probable la presencia otomí para el área de Tlaxcala desde el formativo temprano. Más tarde llegaron otros grupos otomíes en diferentes épocas y por diversos motivos y se asentaron ahí. Se encontraban en diferentes niveles culturales, de acuerdo con su procedencia, dependiendo si ésta estaba dentro o fuera del área mesoamericana (Othón de Mendizábal, 1933).

También sabemos que donde estaban los Otomíes se localizaban grupos de cazadores recolectores como son los Pames-Chichimecas, los cuales se ubicaban fuera de la región compartida por los Matlatzincas, Ocuiltecas, Otomíes y Mazahuas (Op cit, 1933).
Cuando los últimos grupos llegaron a esta región norte, se encontraron con la mayor parte de la tierra ya estaba ocupada y por eso fueron obligados a asentarse en un patrón diverso que el acostumbrado (Ibíd.). Se asentaron en la parte oriente y norte de La Malinche, en pueblos como; Huamantla, Quemando, Tecoac, o Tecotzinco, Nopallacan, Ixtenco, Quaupiazgtla, Txcallan, Tliliuquitepc, Cuavoutipan, Atlancatepec y Atlaucatepec. Eran poblamientos netamente Otomíes o de población mixta, Otomí-Nahua, los pueblos de Atliueza, Santa Ana Tepayanco, Santa María Nativitas, Amozoc (Muñoz Camargo, 1970).
En Tlaxcala había gente del grupo nahua y en las periferias de las aldeas existían gente otomí. Se dice que estos otomíes eran población muy antigua y que fueron señores y dueños de esas tierras y que no se conoce su origen. Que fueron conquistados, ganados y echados de sus tierras por los Culhuas y por eso tuvieron que asentarse en tierras estériles y miserables, viviendo por ello bajo del poder de los de Tlaxcala (Ibíd., 11).
Muñoz Camargo (Op cit) nos refiere que poblaron en esta provincia, porque vinieron huyendo de los reyes mexicanos, a causa que se rebelaron contra ellos y los tlaxcaltecas los recibieron con sus vasallos y les dieron tierras en que labrasen, con la condición de que estuviesen sujetos a ellos, tributando en especie y mano de obra y sirviesen como guarda fronteras contra los mexicanos:
“Desde San Mateo Atlahuexoyucan, hasta llegar a Hueyatlipan está poblado por gente otomí, tenida por muy feroz y valiente, porque era frontera contra los mexicanos Colhuaques. Y ansí, a tres leguas de este pueblo, hay muy grandes edificios, aunque están caídos y arruinados, donde asistían de guarnición gran número de gente de guerra de los tlaxcaltecas, que son a las faldas de un cerro que llaman de Quauhtepec, que quiere decir cerro de las águilas. Y en este lugar partía términos los Tetzcocanos con los de Tlaxcala, a lo menos muy cerca de esta guarnición frontera que digo, que se llama Calnepalolco, que quiere decir casa de los sobrados, que es donde ordinario estaba la guarnición de gente de guerra de Tlaxcala” (Ibíd.).
“Esta nación de otomíes es muy antigua y fueron señores y dueños de estas tierras y no se sabe su origen. Fueron conquistados y ganados y echados de sus tierras por los culhuas y por ello tuvieron que asentarse en tierras estériles y miserables viviendo bajo el poder de los señores tlaxcaltecas. En guerras fueron feroces y valientes hombres, grandes guerreros atrevidos” (Ibíd.)
Sahagún (1956) nos señala:
“estos otomíes fueron gente muy valiente… eran estos otomíes vasallos de los de Tlaxcala, tenían sus lugares en partes bajas y Atalayas en los cerros.”
También Muñoz Camargo (1970) menciona que:
“habitaron cerca de montes y serranías y que fueron diestros cazadores de fauna como venado, liebres, conejos y codornices”.
Fray Juan de Torquemada (1979; 112) habla en su relación sobre ellos:
“…habiendo gente extranjera hacían ahumadas desde la primera y respondían de las otras y la gente rejuntaba para la defensa.”
“Estos otomíes cazan con redes, y con arcos y flechas. También son muy grandes labradores de maíces, y de otras semillas y legumbres. Habitan en tierras frías y tienen casas pajizas muy grandes. La ropa que visten y el calzado son de maguey, la cual labran y tejen muy bien. De las pencas sacan el hilo y lo hebran, sacan también el aguamiel, y se hace el papel.”

Se proveen de sal de las salinas de Acatlán, Atoyaque, Piaxtla y Zapatitlan, ya que en la región Otomí en Tlaxcala norte no se produce, pero se comercia con las salinas. No llegaba sal del Valle de México ya que existía un bloque de los mexicas que no permitía el paso de la sal hacia la región de Tlaxcala.
Durante La Conquista, nos habla Muñoz Camargo (1970), de cuando Cortés entró en la frontera Otomí de Tlaxcala y esto produjo un enfrentamiento donde los Otomíes de Tecouactlinco mataron con cuchillo de obsidiana a dos caballos que los españoles traían consigo. Los otomíes estaban como gente de guarnición en los guardas fronteras de los cuatro señores de Tlaxcala. Bernal Díaz del Castillo (1984) nos comenta:
“…caminamos obra de tres leguas…, se encontraron con una gran muralla…hecha de cal y canto y de potro betún tan recio que con picos de hierro era mala de deshacer, y hecha de tal manera, que para defensa y ofensa era harto recia de tomar…Cuando la estaban observando admirados, Cortés preguntó a los de Xocotlan que para que fue hecha a lo que le respondieron que los otomíes la habían hecho para defender sus tierras de las continuas invasiones mexicas a Tlaxcala.”
Durán (1990), también habla sobre los encuentros de los Otomíes montañeses con Cortez y dice que:
“entre las filas tlaxcaltecas estaban infiltrados guerreros otomíes cuando Cortés atacó Tecpac”

También en Michoacán se creó este grupo de sitios guarda fronteras, como sucedió en la región del municipio de Morelos, antigua villa de Huango, donde existen una serie de espacios que evidencian la convivencia de dos grupos étnicos, el hegemónico compuesto por los purépecha y el militarista de los Pirindas Matlatzincas. Estos últimos estaban localizados en áreas vigía, siempre en lo alto de los cerros más importantes, los cuales se componían de una serie de terrazas fortificadas con altos muros de lajas y fosos, como son las zonas de La Palma y de las Yacatas y hasta el mismo Huango el Viejo, así como el de La Mesita cuyas evidencias muestran que se trata de lugares cívico religiosos y de habitación de estos grupos.
Estos territorios del municipio de Morelos, localizados en las fronteras con los estados de México y Guanajuato, que guardan una lógica natural y cultural, fueron necesarios para defenderse de las avanzadas de los de México-Tenochtitlán y México-Tlatelolco, así como para la lucha contra los grupos tecos que azotaban a los purépechas.
El grupo hegemónico referido, se sirvió de los Pirindas y por eso surgen lugares como los descritos en este capítulo. Queremos probar si estos puntos son en realidad sitios fortificados y guarda frontera y determinar cómo funcionaban en relación con los purépechas. Presentan estructuras arquitectónicas como son: plataformas y terrazas habitación y de agricultura, así como las terrazas y fosos con muros de contención de lajas y piedra que rodean al cerro fortificado. Estos rasgos constructivos, son muy útiles para determinar cómo funcionaban los conjuntos militaristas Pirindas y Matlatzincas.
Posteriormente el enfrentamiento sería entre los Acolhuas de Texcoco y los Tepanecas de Atzcapotzalco, representantes de las regiones oriental y occidental de La Cuenca de México, en el cual, los Acolhuas aprovecharon sus tácticas serranas a¬poyados por los Chichimecas, atacando Atzcapotzalco desde la región oriental norteña, frontera con Xaltocan. Los Tepanecas, en cambio, aprovechando las aptitudes militares de los Mexicas, atacaron por el lago y lograron balancear la guerra a su favor. Así, Atzcapotzalco se impone y se vuelve a plantear una nueva frontera con cabeceras de control tributario, por parte de Atzcapotzalco y una nueva distribución política, que puede esquematizarse así:
A) La imposición de dos gobernadores, Cuauhtla de tradición Tolteca y Tlapol, de la Nación Chichimeca con sede en Texcoco.

B) El establecimiento de dos centros que dividían en dos sectores el Acolhuacan: Acolman para la región septentrional y Cohuatlinchan para la meridional, funcionando ambas como cabeceras para los negocios y pleitos de los Acolhuas, colocando como señores de ellas respectivamente a Quetzalmaquistli y a Teyolcohuatzin, nietos de Tezozomoc.
Al nacer, la pertenencia a un grupo estaba determinada por el parentesco, pero también establecida por un territorio definido o calpulli y éste, a su vez, por su origen étnico. Podemos hablar pues, que en un estado, aunque incluye grupos de origen diverso, estos tienen un territorio bien definido y dependen de una administración centralizada, bien diferenciada y similar en cada una de sus divisiones.
El gobierno (o aparato administrativo) de este centro, era reclutado de la aristocracia de esos grupos étnicos que lo representaban así, aunque dominaba uno de entre ellos (lo que ocurre normalmente para su mejor control en la asimilación de la lengua); aunque las unidades políticas estaban claramente definidas y así, cada comunidad tenía su jefe y representante en el poder local y éste, a su vez fungía como representante en el poder central.
La jerarquía de los cargos y su función iba al parejo del origen étnico del grupo que representaba, Chichimeca Tecuhtli, Tepaneca Tecuhtli, los cuales se relacionaban entre sí, uniendo su linaje con el dominante, ya que de esto dependía su poder ante la comunidad y ante el Estado.
A la larga se asimilaban las costumbres, pero se diferenciaban por el sistema de control de rotación o especialización de labores y por tener un dios patrón, que encajaba dentro de un ciclo determinado al rotarse las diferentes épocas del año y que podía tener una importancia regional y extra regional, asociada tal vez a los lazos étnicos. Es decir, el factor étnico era un corte transversal que integraba áreas horizontales, ya que las distinciones estamentales estaban en algunas ocasiones reforzadas por distinciones étnicas (gente común: Otomí, gente noble: Náhuatl), las que iban de acuerdo al origen del grupo dominante en esos momentos y de las relaciones que tuviera con él.
Así, los lazos étnicos cortaban a través de las distinciones estamentales y políticas dentro de un señorío, como un conjunto de grupos distintos, cada uno con su propio señor: Chichimeca Tecuhtli, Acolhua Tecuhtli, Mexica Tecuhtli, etc., que estaban en función de la organización y distribución del trabajo y la producción, pues según Kirchhoff (Homenaje a Bosch Gimpera), la interrelación de estos grupos corporativos o barrios, es funcional para el desarrollo político de un señorío.
Es decir, las distintas actividades o funciones de gobierno, se basaban en la especialización de los distintos grupos étnicos o calpullis. Podríamos preguntarnos, ¿cómo se organizaban estos grupos primarios para conformar una población o para emigrar juntos, conservando entre sí su propia integración de grupo? Tal vez, la misma especialización u origen étnico tradicional auspiciaba la división e integración que funcionaba como verdaderas instituciones y así se aprovechaban las cualidades de un grupo determinado para controlar un área, dividiéndola o seccionándolo para la formación de otras comunidades, como el caso que menciona Torquemada para Acolhuacan (que sacaba dos mil integrantes de un grupo para llevarlos a otro lugar, y del otro lugar traía varios grupos para otras localidades), lo que permitía no solo la división para su control político, sino la integración de diferentes aspectos económico políticos, que fueron básicos para su desarrollo.
Así pues, la emigración de un grupo puede llevar a la evolución de un real o el cambio de un área clave de desarrollo a otra. Si queremos analizar este modelo aplicándolo al desarrollo o evolución de Mesoamérica, tal vez lo tendríamos desde Teotihuacán o quizá desde los olmecas, pero para aprovechar las fuentes históricas, si nos centramos, como hizo Kirchhoff, en los toltecas, tendríamos que al emigrar hacia Colhuatepec, Culhuacan o Teoculhuacan a grupos:
TABLA CON LOS GRUPOS HUMANOS QUE LLEGARON A LA CUENCA DEMEXICO.
Cotomihuaque.
Cuauhtinchantlaca.
Malpantlaca.
Acolhua Chichimeca.
ltzauhteca.
Zacateca.

Mismos que proceden en sí de distintas regiones, al igual que los Nonoalcas, que emigran de Tula hacía Puebla, o los Teotenancas, que poblaron la región de Chalco y los Acolhuaque, Tepanecas, Culhuaque, Mexicas, Chichimecas. etc. En el Antiguo México, las poblaciones de cualquier unidad política estaban constituidas por un mosaico étnico de elementos pobladores que habían llegado al lugar en épocas distintas con culturas diferentes.
Debemos citar a Zorita (1970) cuando dice:
"...las tierras que poseen fueron repartimientos de cuando vinieron a la tierra y tomó cada linaje o cuadrilla sus pedazos o suertes y términos señalados para ellos y para sus descendientes y así hasta hoy los han poseído..."

Por eso calpulli quiere decir barrio de gente conocida o linaje antiguo, que tiene de muy antiguo sus tierras y términos conocidos. Tal era la importancia del factor étnico o parental, para definir la pertenencia a un grupo, siendo distinta en tribus, barrios, aldeas y familias.
La ciudad comprendía siempre varios calpulli, como unidades territoriales y administrativas. A veces algunos calpulli estaban definidos territorialmente en la unidad central y por lo menos algunas estancias separadas a manera de colonias, integradas por gente de distintos barrios de la ciudad.
El calpulli funcionaba como unidad corporativa en los aspectos económicos, administrativos, militares y ceremoniales, con obligaciones colectivas dentro del señorío y locales dentro del calpulli. Así cada uno de sus funcionarios o componentes podía representar una división territorial, estrato social o asociación ceremonial y esto estaba acondicionado al factor étnico.
Por ejemplo, el que miembros de un calpulli étnico se incluyeran en el ejército, no significaba que dejaran de formar parte de su calpulli, aunque podían escalar los grados militares, que pudieran estar condicionados también a su origen étnico.
Es decir, las grandes divisiones territoriales, señoríos o altepetl (también llamados calpullis), incluían varias sub divisiones que abarcaban a pueblos de diferente origen, que estaban personificados ante las demás por el grupo étnico dominante, aunque su gobierno podía estar representado, dividido, seleccionado u organizado con los delegados de los demás grupos, de acuerdo a las características tradicionales, económicas, políticas y religiosas de cada uno de ellos. Así la organización social o sistema de ordenación de las actividades sociales, iba de acuerdo al origen étnico del grupo, al igual que la estructura social o las relaciones sociales entre sí, obtenemos pues, una división territorial acorde a una división de labores, o sea la especialización de los diversos grupos en diferentes actividades para el mantenimiento de una sociedad total.
La especialización local en la organización ceremonial, en las diferentes funciones políticas y en el estatus del individuo estaba asociada a su origen étnico. Un mismo grupo étnico podía estar distribuido en varios pueblos de un señorío o en varias provincias y seguir manteniendo relaciones entre sus jefes, aunque se identifique cada grupo con el pueblo del que forma parte. Esto podía influir en las alianzas entre varias provincias: así se agruparían horizontalmente estas unidades.
No todos los pueblos que emigraban constituían calpullis o se introducían dentro de un grupo étnico afín o de la misma filiación. Sabemos que en Chimalhuacán Chalco, los señores y principales recogían a los que venían huyendo de otros pueblos como sus terrasgueros.
A veces estos grupos no formaban un calpulli sino una estancia en un calpulli afín. Las características del grupo que emigra o se asienta pueden determinar su posición social en relación a la propiedad de la tierra, la división del trabajo y la estratificación social, aunque debió existir una división interna del grupo, había una especialización por grupo étnico.
Torquemada nos dice:
"Todos los de un barrio tenían una ocupación. Todos los de un barrio debían tenerla y no se habían de mezclar otros con ellos".

Es decir, ocupaban un territorio distinto al establecerse, conocido un barrio cuyos componentes se identificaban de acuerdo al origen étnico, lo que dividía al grupo y daba lugar a diversas formas políticas para su control, que podían no estar acondicionadas a las características del grupo, sino a las necesidades de la comunidad, aunque se aprovechaba la especialización inherente del grupo por su origen, a tal grado que Kirchhoff lo define como una institución.
Hay verdaderas divisiones tradicionales de grupos, que influyen en la formación de un señorío, que no se puede concebir sin la introducción sucesiva de afluencia étnica. Como dice Gibson: inserción sistemática de pueblos de una tribu del área a otra, a manera de barrios o poblaciones sin mezclarse con la gente de la comunidad receptora.
Estas relaciones implican deberes u obligaciones entre esos grupos, condicionadas a la importancia del grupo por su tradición u origen étnico, o sus relaciones de afinidad con el grupo dominante en esos momentos. En base a estos elementos se explica la organización en barrios, en relación a los aspectos administrativos, religiosos, militares, económicos, etc. Los grupos étnicos eran normados, por sus características, por las instituciones, o bien éstas daban las pau¬tas para mantener la integridad del grupo en relación a las comunidades vecinas de un señorío o provincia.
Consideramos que la absorción de un grupo extraño que asume la posición de un segmento, va acompañada de la reinterpretación de su origen para su control político y económico. Así, la organización política de grandes grupos territoriales podía controlar distritos, poblados o aldeas y barrios, con una administración local y cen¬tral análoga, para comprender grupos bien diferenciados pero fun¬cionales en cada una de esas comunidades.
Bibliografía
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