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martes, 4 de junio de 2019

Se feliz; la felicidad no tiene atajos



Por Ramón Durón Ruíz (†)


Cuenta un historia que: “un viejo, que por viejo sabio, se paró ante un público y contó un chiste, todos se rieron con agrado. Al cabo de un rato contó el mismo chiste y casi nadie se río; una y otra vez volvió a contar el mismo chiste, hasta que nadie se reía.
Fue entonces cuando lleno de la sapiencia que dan los años y la vida dijo:
— Si no pueden reírse varias veces de una sola cosa… ¿Por qué lloran y sufren por lo mismo una y otra vez?”1
La moraleja es formidable, recuerda que no llegaste a esta vida para quejarte y sufrir, tu tarea es la de ser feliz; y la felicidad no tiene atajos, se encuentra en tu interior. San Agustín al momento de morir dijo: “Toda mi vida busqué a Dios fuera y estaba dentro de mí”.
HOY es el día, este es el lugar en el que desprogrames tu mente de privaciones y dolor, de enfermedades y sufrimiento y tengas la generosidad de reprogramarte para el amor, el bienestar, la felicidad y para una vida en armonía, sabiendo que “Dios te puso a un ser humano a tu cargo y ese eres tú mismo. Es a ti a quien debes hacer libre y feliz”
Una cosa debe quedarte bien clara, que en plena modernidad, rápido no significa mejor, y que muchas veces por ir a la carrera… dejas de lado, gozar y disfrutar el paisaje y con ello los instantes de la vida.
No olvides que el dolor, la enfermedad, como los problemas, muchas veces son pequeños males… que te dejan lecciones y muchos bienes. Joseeph Cossman dice: “Los obstáculos son esas cosas que las personas ven cuando dejan de mirar sus metas.”
Recuérdate que no hay receta mágica para que les vaya bien a todos, pero una cosa es bien cierta, la vida funciona mejor cuando trabajas lleno de buena fe, con perseverancia, entusiasmo, alegría, inteligencia, cuando omites criticar y aplicas la terapia del elogio y gozas de un carácter siempre receptivo, para aprender, para dar, perdonar y amar, ¡ahhh! y no debes olvidar que la vida siempre provee un pequeño elemento adicional a quienes van a su encuentro… una pizca de buenaventura.
La mente humana es extraordinaria, cuando utilizas todo su poder a tu favor, atrae a tu vida el éxito, la felicidad, la armonía y te ayuda a crear una vida llena de buena suerte.
Buena suerte, es que sepas leer, mientras más de 700 millones de seres humanos son analfabetas; buena suerte, es que puedas comprar el periódico y “tengas dinero en el banco o en tu bolsa, porque estas entre el 10% de los hombres ricos del planeta”.
Buena suerte es que HOY te hayas levantado con salud, mientras que a millones de seres humanos la vida se les va de la mano; buena suerte es que en tu vida haya techo y pan en tu mesa, mientras millones de seres humanos viven en el flagelo de la miseria humana; buena suerte es que recuerdes que en la vida no tienes nada que perder… y todo que ganar.
Buena suerte es que aprendas a colocar cada pieza en su lugar del rompecabezas que te da la vida, que te graves a “piedra y lodo” que “Cruzas por esta vida solamente una vez, así que no te des tiempo para el odio, el resentimiento, el rencor, o el miedo, intenta volar, arriésgate, trabaja con amor y alegría en tu evolución y crecimiento, HOY sal a la fiesta de la vida como lo que eres: un ganador, y si puedes caminar… mejor vuela”
Buena suerte, es que sepas, –lo que muchos ignoran–, que al estar bien contigo mismo, tu vida atrae milagros y que el amor, la alegría y el buen sentido del humor, producen micro reparadores que fortalecen tu sistema inmunológico, que traen salud, prosperidad y bienestar a tu vida.
A propósito de buena suerte y del buen sentido del humor, Celedonio aquel diputa’o de mi tierra siempre se levantaba con la luz del alba, después de estirarse y tomarse un café, decía:
— HOY me levanté con un ‘ingo de ganas de trabajar, de asistir hoy al congreso, de dejar de criticar y de pelearme con mis adversarios políticos, de comer menos, de hacer ejercicio, de estudiar mucho, de tener buenas propuestas y no volver a tomar… Así que mejor, me acuesto otro rato y con tan buena suerte…

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