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martes, 8 de enero de 2019

4T o cuarta dictadura



Por Alejo Sánchez Cano


La cuarta transformación que pretende hacer Andrés Manuel López Obrador requiere modificar al Estado para que funcione mejor en aras de tener un México más incluyente con desarrollo sostenible, en el cual millones de compatriotas dejen de estar en la pobreza extrema y la marginación.
Las primeras medidas del nuevo gobierno, sin embargo, anuncian lo contrario con el desmantelamiento de la alta burocracia, aquella que logró especializarse a lo largo de años en temas torales como energía, alimentación, turismo, hacienda pública, seguridad y comunicaciones, entre otras áreas, pues el funcionamiento y la operatividad irán a la baja, provocando un serio impacto en la población.
Los miles de servidores públicos que han sido despedidos le pegan en la línea de flotación a la clase media que participa en el círculo virtuoso de la productividad.
En contraparte, el fondeo a los programas asistenciales propicia la creación de una clase social que no produce y que se convierte en una carga pesada a las finanzas públicas que, con el paso de los años, junto con el pago de los servicios de la deuda y las pensiones, acotarán el margen de maniobra de cualquier gobierno, es decir AMLO heredará no sólo la pesada losa que representan los pasivos de la deuda y pensiones, sino también el subsidio social que irá en aumento en las próximas décadas.
Ante los acuciantes problemas que aquejan a México, como la inseguridad pública, el desempleo y el magro crecimiento económico, no habrá soluciones de fondo en el sexenio del tabasqueño. Así, la pretendida cuarta transformación se quedará en el tintero ya que de ninguna manera habrá un parteaguas en la historia de México como ocurrió con la Independencia, la Reforma y la Revolución.
Ahora bien, si en el ámbito político se vislumbra un cambio fundamental, en el régimen democrático es precisamente en la reelección del presidente de la República, hecho que cada vez que puede lo desmiente López Obrador; sin embargo, la ruta crítica que han seguido otros mandatarios del continente, como Nicolás Maduro, Evo Morales o Daniel Ortega, apuntan directamente en mantener el poder a toda costa, en ese sentido quedaría instaurada en la historia de nuestro país la cuarta dictadura: La primera fue con Antonio López de Santana; la segunda, con Porfirio Díaz; la tercera, representada en los 80 años que estuvo el PRI al frente del gobierno, y ahora parece asomarse la cuarta, con AMLO en el poder.
Sólo para darnos una idea de los daños ocasionados por las tres dictaduras mexicanas, baste decir que las ambiciones y el protagonismo de López de Santana, quien fue 11 veces presidente de México, lo llevaron a ceder más de la mitad del territorio nacional a los estadounidenses; Porfirio Díaz, con 30 años en el poder, logró el desarrollo industrial del país a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población, y 80 años de gobiernos priistas anquilosaron la corrupción en la función pública.
Dirán muchos, que a un mes de la administración de AMLO es muy aventurado plantear la hipótesis de la 4D; sin embargo, las primeras acciones han sido tan evidentes como la de pretender modificar el artículo 35 constitucional que tiene que ver con las consultas públicas y la revocación de mandato o la de crear esa base política clientelar que acudiría en tumulto a votar para que el tabasqueño no termine su sexenio en 2024 sino, por lo menos, hasta 2030.
Cuando López Obrador era jefe de Gobierno de la CDMX, cada vez que podía aseguraba que no iba a buscar la presidencia de la República, y tuvo razón, no la buscó una vez sino tres veces. Igual ahora, reitera que no va por la reelección, empero si el pueblo se lo pide, pues no tendrá otro remedio

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