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miércoles, 31 de mayo de 2023

Crispación política



Mauricio Valdés

El pasado domingo fue clara la crispación política que se vive en el país y especialmente en nuestro querido Estado de México. Mientras unos marchaban en algunas ciudades para reclamar “La Corte no se toca”, otros miles de simpatizantes de la Maestra Delfina Gómez Álvarez claramente llamaban a “la batalla maestra”, y en otro lugar de nuestra capital, la candidata Del Moral arengaba: “A la carga mis valientes”. En la marcha que llegó hasta el frente del edificio sede de la SCJ hubo despliegue de golpes, sombrerazos, gritos y violencia para retirar a quienes de forma lépera protestaban contra ese organismo impartidor de justicia. Parecía competencia de fanáticos y alborotadores. No menos relevante la violencia verbal entre los grupos y candidatos a gobernador en Coahuila.

Una competencia política electoral es natural que implique cierto grado de crispación; hasta ahora en la historia reciente en general ha sido controlada pacíficamente y encausada civilizadamente. Recordemos momentos delicados en 1988 y luego en 2006. Sin embargo, hoy los desencuentros políticos están agudizando el enojo de personas y grupos, lo que es serio y preocupante, por el comportamiento agresivo entre las personas que rebasa el entorno familiar y la convivencia social, como sucedió en el pleito del grupo de priistas y perredistas antes de iniciar el cierre de campaña de la candidata Alejandra del Moral, justo frente al Palacio del Ejecutivo, supuestos aliados de un futuro gobierno de coalición que más pareció de colisión. Y surgen los rumores de grupos radicales en el PRI que amenazan con que, de resultar derrotados, tomarán por la fuerza su partido para rescatar lo que le quede de cargos y prerrogativas. De no tomarse medidas preventivas, la lucha interna se observa delicada y complicada.

Esperemos que el resultado electoral del próximo domingo, al menos en nuestro Estado, sea de tal diferencia que no deje lugar a dudas, como pronostican encuestas, con un margen suficiente para pronto declarar vencedora a quien obtenga legal y legítimamente la mayoría de votos, a quien le corresponderá con seriedad y profundidad el llamado a la unidad de los mexiquenses. De lo contrario, una lucha judicial sería prolongar y aumentar la riesgosa crispación política.

 

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