Hay 58.5 millones de personas con un trabajo, pero más de la mitad de la población ocupada carece de seguridad social y prestaciones, pues trabaja en la informalidad.
El mercado laboral en el país se muestra dinámico y en
crecimiento, pero como reza el dicho popular, ‘el diablo está en los detalles’.
Veamos algunos datos:
La población en edad de trabajar en México –de 15 años y
más– es de 99.7 millones de personas, según la Encuesta Nacional de Ocupación y
Empleo del INEGI con los resultados del primer trimestre del año.
De ellas, 60.1 millones conforman la población
económicamente activa y 39.7 millones, la no económicamente activa.
Dentro del primer bloque, 58.5 millones se
encontraban ocupadas y 1.6 millones estuvieron desocupadas en
el periodo enero-marzo.
Con esto, la tasa de desocupación o desempleo nacional bajó
a 2.7 por ciento, nuevo mínimo histórico.
Del segundo bloque, 5.4 millones se
declararon disponibles para trabajar. Estas personas no buscaron
trabajo, pero aceptarían uno si se los ofrecieran.
Las otras 34.3 millones de personas declararon no estar
disponibles para trabajar porque tenían que atender otras obligaciones, o
tenían interés, pero su contexto impedía que pudieran hacerlo, como
impedimentos físicos, obligaciones familiares u otras condiciones.
El grupo de 5.4 millones conforma la población no
económicamente activa disponible para trabajar y, de acuerdo con el INEGI, se
le considera dentro del sector que eventualmente puede participar en el mercado
laboral.
Algunos analistas económicos ubican a la población
disponible como ‘desempleo encubierto’, porque “al final de cuentas se trata de
personas que quieren un trabajo y no lo tienen”.
Así lo explica a este reportero Alfredo Sandoval, analista
de Banco Base, quien dice que “si incorporamos estas personas al cálculo
tradicional de la tasa de desempleo, obtenemos una ‘tasa de desempleo extendida’
que alcanza 10.5 por ciento, dato que resalta mucho más que hablar de un
desempleo de 2.7 por ciento”.
Por su parte, la población subocupada, que cuenta con
una ocupación, pero tiene necesidad y disponibilidad de trabajar más horas, fue
de 4.3 millones en el primer trimestre de 2023.
La suma de los desocupados, los disponibles para trabajar y
los subocupados arroja 11.3 millones de personas.
De acuerdo con Sandoval, “si tomamos los desempleados, los
disponibles y los subocupados, si juntamos a esa población que se encuentra en
una situación adversa laboralmente, comparado con la población total que se
tiene en edad de trabajar, representa 11.8 por ciento, lo que suena a lo mejor
algo alto, pero es de las cifras más bajas que se han visto”.
Este nivel para la tasa de desempleo extendida es bajo
comparado con el 14.8 por ciento de igual periodo del año anterior o el 34 por
ciento de abril de 2020, en el primer golpe de la pandemia sobre la actividad
económica.
Pero la cuenta no termina ahí, pues si se mide a la
población ocupada en función de la posición que guarda dentro de su trabajo,
hay 2.2 millones que no recibieron remuneración, prácticamente
los mismos que en el primer trimestre de 2022.
La ‘pata más coja’ del mercado de trabajo es la
amplia informalidad laboral.
A pesar de que hay 58.5 millones de personas con un trabajo,
más de la mitad de la población ocupada, un 55.1 por ciento, carece de
seguridad social y prestaciones, pues trabaja en la informalidad.
La suma de todas las modalidades de empleo informal es
de 32.2 millones de personas en el primer trimestre del año, lo que
representa un incremento de 1.2 millones de personas respecto al mismo periodo
de 2022.
El Instituto Mexicano para la Competitividad analiza que el
aumento de la población ocupada en el último año fue de 2.4 millones de
personas, la segunda generación anual de empleos más alta registrada en los
últimos 11 años.
Sin embargo, la mitad de los puestos agregados fueron
informales (1.2 millones), lo cual “afecta los ingresos de los trabajadores”.
Esto es así porque en el primer trimestre de 2023, por cada
100 pesos que recibió un trabajador formal, uno en la informalidad percibió 65
pesos.
“Esta brecha en los ingresos se asocia a la menor
productividad que suelen tener los trabajadores informales y la falta de
oportunidades para desarrollar el capital humano”, dice el Imco.
Justamente la menor oferta de trabajadores calificados
anticipa una mayor escasez de capital humano a mediano plazo.
Sí, el desempleo disminuye en México, pero la informalidad
laboral continúa.
Es enorme ‘el club’ de los mexicanos que trabajan sin
beneficios laborales, como seguridad social, prestaciones de ley e incluso
créditos para vivienda, entre otros derechos.
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