En lo que va del último ciclo escolar (julio de 2021 a marzo de 2022), 48 mil 64 maestros de preescolar, primaria y secundaria tramitaron ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) una licencia para emplearse en otros trabajos de tiempo completo al considerar que su “salario es insuficiente”, revela la nómina magisterial.
El abandono de la profesión docente en el gobierno de la 4T
para irse a otras actividades como choferes de taxi, vendedores en lo informal,
migrantes en Estados Unidos y dueños de tienditas, entre otras, es 26.6 por
ciento más alto que en el último ciclo lectivo de la administración del
expresidente Enrique Peña Nieto.
Mientras en los primeros nueve meses del ciclo 2017-2018
fueron 37 mil 969 profesores los que abandonaron el magisterio, en lo que va
del actual 48 mil 64 dejaron su labor.
Y en los dos años de la pandemia de Covid-19, 88 mil 716
maestros de escuelas públicas decidieron abandonar su vocación magisterial para
dedicarse a otra actividad, se desprende de la revisión que realizó El Sol de
México.
“El que no es Uber, vende vales de zapato, vende ropa, esto
y el otro. Es más, hasta a la albañilería le entran por la familia, lo cual es
digno de hacer. Eso nos lleva a pensar que el salario de los docentes no está
ni cerca de cumplir con lo dispuesto en la Constitución, mucho menos pensar que
es digno y ni se diga suficiente”, relata Carlos Gerardo Hernández, profesor en
Sinaloa.
Jesús Niebla, quien también es profesor en Mazatlán, relató
que desde hace cuatro años combina su labor como maestro con la de chofer de
Uber.
“En la escuela trabajo de 8 a 12 y en las tardes me salgo a
la calle para trabajar otras cuatro horas más, y el fin de semana hasta diez
horas. Con ello sacó entre cuatro y cinco mil pesos a la semana que me ayudan a
enfrentar los gastos de la familia, pero es porque yo tengo coche, de lo
contrario sería menos dinero”, contó.
Niebla confirma que varios de sus compañeros pidieron
licencia en los últimos años y hoy se encuentran en Estados Unidos.
Rogelio Almaraz, Salvador Álvarez y María Rodríguez son tres
de los cuatro mil 705 maestros que aparecen en la nómina del primer trimestre
de 2022 en Guanajuato que abandonaron el magisterio para irse a otro empleo,
dejando a sus alumnos en la primaria Moisés Sáenz, la secundaria Batallas de
Celaya y la Ignacio Zaragoza.
Guanajuato ocupa el primer lugar entre las entidades de
profesores expulsores, seguido del Estado de México (tres mil 494) y Chihuahua
(tres mil 448).
Para Pedro Hernández, dirigente de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación (CNTE), es un hecho que un “número importante”
de profesores dejan su plaza al solicitar una licencia, la cual se puede
extender en caso de que les vaya mejor en el otro empleo.
“Tenemos profes con muchos años que mantienen su plaza con
la idea de que van a regresar, hay quien le fue mejor en su otro empleo y no
renuncia, pero la mayoría lo mantiene como una posibilidad para regresar a
jubilarse si en el otro empleo no tiene esa oportunidad”.
Dijo que un sector importante se va a la educación privada,
ya que en algunas escuelas consiguen mejores salarios. Otros se autoemplean
como taxistas de Uber. Unos más ponen negocios, comercios, venta de cosas, es
muy diverso. Son empleos no definidos, emprenden pequeños negocios, tiendas, se
organizan con familiares.
“Hemos tenido conocimiento de profes que nos piden licencias
porque se van no sólo a Estados Unidos, sino también a Canadá. Luego recibimos
solicitudes para continuar su licencia y vemos que incluso andan en países
europeos, andan por allá seguramente en otro tipo de trabajos y otro tipo de
cosas”.
Pedro Flores, investigador de temas educativos en la
Universidad Autónoma de Querétaro, aseguró que el aumento de casos de
profesores que están solicitando una licencia y dejar su plaza en el magisterio
debe llevar a pensar el por qué el maestro mexicano está tomando esa decisión
en la actual administración.
“Creo que un error tanto de la reforma educativa de
(Enrique) Peña Nieto como en la de Andrés Manuel (López Obrador) es que no toma
ni considera seriamente a los profesores y, por lo tanto, no puede entender por
qué los profesores toman esas decisiones o actúan de determinada manera. Eso
limita muchísimo el diseño de políticas”.
Lo que se advierte, enfatizó, es que puede ser el temor a
los cambios tecnológicos que exige la pandemia de Covid, “el miedo a los
cambios curriculares, una dinámica demográfica, entre otros”.
Otro más es la capacidad que tiene el Estado para suplir a
esos profesores.
“Hay que identificar si, por diversas razones, hay un
déficit de maestros en las escuelas públicas y afecta el derecho a recibir una
educación de calidad. Pero el Estado tendría que explicar y reponer esa
cantidad de profesores, estar preparado para suplir a los que están fuera del
servicio por cualquier razón”.
El Estado también debe realizar un análisis para saber qué
están haciendo estos profesores que piden licencias, “decisiones racionales
basadas en necesidades personales y no en decisiones político-electorales,
porque si un gobierno nos prometió luchar contra la corrupción, pues hay que
averiguar y explicar”.
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