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martes, 30 de junio de 2020

Sistemas hidráulicos prehispánicos y novohispanos de Teotihuacán-Acolman.

María de la Asunción García Samper
Elvia Martínez Contreras.
Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.
Amigos de Teclo. A. C.







Nuestra región de estudio se enfoca hacia el noroeste de la cuenca de México, marcado con las coordenadas latitud 19°37'05" mínima y 19°46'20” máxima; longitud 98°45'40" mínima y 98°53'27" máxima, y con una de 2,300 metros sobre el nivel del mar; a una distancia de 40 kilómetros del Distrito Federal.
Enmarcados los territorios de San Juan Teotihuacán y Acolman localizada en la parte norte-centro del Estado de México, colinda al norte con los municipios de Teotihuacán y Acolman.
El río San Juan, recorre el Valle de Teotihuacán hasta desaguar en la laguna de Texcoco, su corriente permanente se forma con los manantiales de Teotihuacán y los arroyos de Otumba, además con las aguas que bajan de las vertientes de los montes cercanos.
Para el siglo XVI, una fuente histórica nos informa que el señor de Texcoco, Netzahualcóyotl mandó desviar el río Teotihuacán uniéndolo a las fuentes de Ozumbilla que alimentaban los ojos de agua de San Pedro Atzompan, estas fuentes bajaban del cerro de Chiconauhtla, los dirigió hacia la ciudad de Texcoco, en Acátatelo, para el regadío de las casas nobles. (Figura 1)
En el siglo XVI, las aguas del río Teotihuacán eran utilizadas para el regadío de las tierras, en su curso permanente, desde los manantiales de San Juan Teotihuacán hasta la orilla del lago de Texcoco. De él se sacaban acequias para regar las tierras de Teotihuacán, Acolman, Tepexpan, Tequisistlán y otros pueblos pertenecientes a estos señoríos, utilizaban de igual manera los pozos y jagüeyes para surtirse de agua. (Figura 2.)
En la comarca de Teotihuacán, el pueblo de San Juan y sus “sujetos” están asentados entre “fuentes de agua y acequias” todos de manantiales de agua. Sin embargo, en sus sujetos nos dice Castañeda:
” …Falta de agua, beben los naturales de jagüeyes, excepto la cabecera que es abundancia de agua, tiene muchas fuentes en poco trecho de que procede un río grande…” (Castañeda, Jaime. La Ciudad de México antes y después de la Conquista. Departamento del Distrito Federal. Col. DDF. No. 2. México, 1983.)
Regando con el agua de este río kilómetros de tierra, hasta su entrada a la laguna, pasando por los pueblos de Acolman, Tepexpan y Tequisistlán en términos de Texcoco.
Acolman, asentado en un llano al pie de una loma llana, no tiene ninguna fuente, únicamente pasa el río San Juan, el cual se divide en cuatro acequias, también este río pasa por Tepexpan y se asienta entre acequias, por Tequisistlán cercano a Acolman y Tepexpan, se asienta cerca de las acequias de agua del río San Juan.
El valle de Teotihuacán, el más representativo de las regiones que forman la altiplanicie central, con una extensión territorial aproximadamente de 10,500 hectáreas, tiene la forma de un pentágono irregular, altos cerros y montañas forman sus límites, distinguiéndose el cerro gordo por su altura.
En el periodo colonial, se presenta un acontecimiento de gran importancia para la ciudad de México, la amenaza que representaba la afluencia de los lagos que la rodeaban, dentro de los cuales el más representativo era el lago de Texcoco y de este último, la más importante fuente de alimentación ha sido el río San Juan Teotihuacán, generando una constante preocupación en los hidrógrafos de la colonia; ya que el caudal de sus corrientes en época de lluvias se incrementaba notablemente, a pesar que sólo era depositada la mitad del caudal directamente al lago, con el nombre de río Ixtapa; y la porción restante, es decir, la izquierda llamada río Nexquipayac se perdía en los pantanos septentrionales del lago de Texcoco.(Figura 3)
El gobierno virreinal acordó que el río de San Juan Teotihuacán, por la constante amenaza que representaba, de inundar la ciudad de México, fuera represado, eligiéndose un sitio determinado que contara con las características necesarias para un control adecuado, se llegó al acuerdo que se represaría dicho río después de pasar por Acolman; a unos tres kilómetros al sudoeste del poblado por medio de un dique que fuera construido entre dos lomas que estrechaban el valle. (Figura 4)
Las inundaciones a partir de 1629, año en que el convento de los agustinos quedó anegado con más de vara y media de agua, y que la ciudad de México corrió con la misma suerte, provocaron el deterioro de la parroquia que hoy conocemos como el Museo de Acolman conformado por la antigua Iglesia Agustina y el convento-capilla de indios con su gran atrio limitado por gruesas bardas atriles y sus tres puertas de entrada y frente a la principal se encuentra la hermosa cruz pasionaria. Los planos del siglo XVII lo ubican casi al centro de la antigua presa que ya aparece en el plano de Uppsala o de 1555.
Posteriormente en 1645 y en 1763, se repiten las inundaciones, y refiriéndome a la última, provocó y determinó el desamparo del templo, y posiblemente también que los habitantes de Acolman migraran a otros poblados circunvecinos más seguros, como lo fue cuando se pasa la cabecera al pueblo de Santa Catarina y algunos de sus vecinos cambiaron su residencia al calvario, nombre que actualmente prevalece, y nos da la información de que es un sitio con determinada altura. (Figura. 5)
El río San Juan tuvo una influencia determinante en el desarrollo económico y social de la región comprendida desde Otumba hasta Acolman, principalmente, ya que en Acolman aprovecharon los caudales del río San Juan, utilizando sus aguas para incrementar la producción de hortalizas, granos y forrajes para la ganadería de la zona. La constante irrigación y las fértiles tierras del valle de Teotihuacán se convierten en un atractivo para pobladores de otras regiones del altiplano que buscaban tierras más fértiles y productivas. Reflejándose en el desarrollo regional, y las poblaciones que en sus inmediaciones se fueron fundando. Se presentaron aspectos de destrucción de algunas poblaciones, cuando no se podían controlar las subidas de agua, provocando inundaciones, y estas a la vez, influyeron en la desaparición de algunos pueblos como Acolman y Atlatongo durante el siglo XVI y XVII y aún después. (Figura 6)
Para el siglo XVIII, se observaba que la construcción de la presa del rey no había dado solución al problema de las inundaciones de la ciudad de México, y que por el contrario se aumentaban en los poblados situados a su alrededor, como lo fue el caso de Acolman, por lo que se determinó en 1764, utilizar un recurso que en 1630 había sido revelado al teotihuacano de origen don Bartolomé de Alva Ixtlilxochitl, hijo de don Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Dicho recurso consistía en la existencia de tres sumideros o boquetones atrás de la casa del encomendero que podían conducir las aguas del lago de Acolman, ordenándose abrir una zanja para hacer venir las aguas del río San Juan hasta los mencionados sumideros y observando que el agua se consumía toda; haciéndola correr por más de una semana con sus días y noches, para 1823 se cree que el lago de Acolman desapareció y la presa del rey corrió con la misma suerte.
La invasión de las aguas del río San Juan fue determinante en la desaparición de varios pueblos dentro y fuera del valle, siendo uno de los principales el prehispánico pueblo de Acolman, igualmente repercutió en la destrucción de monumentos de la región y algunos efectos negativos en el convento de Acolman, como fue el azolve que sufrió.
Actualmente y principalmente a mediados de los años ochenta, nuestra población ha tenido un crecimiento demográfico impresionante, pasando de 13,000 habitantes a un poco más de 50,000 habitantes por lo que el esfuerzo de nuestras autoridades locales han dirigido sus objetivos a atender las prioridades que ellos consideran más importantes y han hecho caso omiso de la importancia que representan los recursos naturales y para este caso se deben de realizar esfuerzos principalmente en recuperar el caudal del río San Juan por medio de acopio de las aguas pluviales y obras hidráulicas adecuadas, que permitan devolver la imagen original al río san Juan, los recursos hidráulicos con los que cuenta actualmente y determinar los proyectos necesarios para su conservación.
En el siglo XVII se construyó la presa de Acolman, para regular el paso de la corriente del río san Juan hacia el lago de Texcoco, ya Ángel Palerm había planeado, de acuerdo con Pomar, la existencia de una presa prehispánica en Acolman. Cepeda en su Relación Universal, nos dice:
” …vendrá una gran laguna…y por noticias que se ha tenido, antiguamente fueron lagunas…” La presa colonial funciono más de un siglo, en el año de 1674 se volvió a edificar esta presa. De acuerdo a una carta de Cabildo firmada por el Virrey, quien nos dice sobre la primera construcción:” …En la laguna de México y Texcoco entre grandes gargantas de agua por los altos de Otumba y toda aquella comarca, que ha pensado poder encarcelarla en unos grandes valles junto al pueblo de Acolman, haciendo una presa de cal y canto en una boca que está abajo…” (Actas de Cabildo de la Ciudad de México. Aguilar e Hijos. 1988-1913. AGN, 63. Vols. Sistemas Hidráulicos. México. 1982.)
Como todos los albarradones y albarradas reconstruidas por el gobierno virreinal eran estas hechas de argamasa, tenían compuertas de tornillo para regular las zanjas o desfogues, se procedió a arreglar la cortina, que iba de oriente a poniente, desde el pueblo de Tepexpan al de Cuanalan.
El río Nexquipayac se formaba y enriquecía su caudal gracias a la continuación de la corriente de las aguas, hacia afuera de la presa, y sus corrientes corrían hacia la laguna de Texcoco. La cortina de la presa cerraba el paso del río por la boca que se forma al sur de Acolman. La Zona en que se localizaba el pueblo y como centro de Acolman, fue inundada; el segundo quedó en el centro del vaso y para comunicarlo con tierra, se construyó una calzada de oriente a poniente. (Actas de Cabildo de la Ciudad de México. Aguilar e Hijos. 1988-1913. AGN, 63. Vols. Sistemas Hidráulicos. México. 1982.)
Se decidió por el gobierno Virreinal reconstruir otra vez la cortina del antiguo lago o presa pues esta mostraba una fuerte fractura de 109 metros y también la compuerta junto con la zanja y por esto se fortaleció esta cortina con macizos y contrafuertes, además se abrió la compuerta para dar cauce al río, se terraplenó la cauda para que la corriente del agua no destruyera las obras. Por otra parte, se quitaron los viejos ahuehuetes contiguos a la presa, demoliéndose una construcción añeja para construir un nuevo puente de bóveda encima de la compuerta, de esta forma sirvió como calzada, y se terraplenó con céspedes la parte interior de la compuerta, hacia el norte. (García Samper, María de la Asunción y Héctor miguel Robinson Fuentes, Hidrología Humana en la región Norte de los Lagos de la Cuenca de México, Época prehispánica, colonial y actual. Editorial Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. 2016).
Tenemos registrados dos batanes uno a un lado de la Presa y la otra en de acuerdo con los planos del siglo XVI al XVIII sobre esta región que funcionaron durante la época colonial como la del Rey en Acolman hasta mediados del siglo pasado.
En San Juan Teotihuacán, estos batanes por lo general están situados en corrientes permanentes de agua y funcionaron hasta el siglo XIX en algunos se conocen por los planos y otros están en ruinas. (García Samper, María de la Asunción y Héctor miguel Robinson Fuentes, Hidrología Humana en la región Norte de los Lagos de la Cuenca de México, Época prehispánica, colonial y actual. Editorial Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. 2016).
Bibliografía.
- Actas de Cabildo de la Ciudad de México. Aguilar e Hijos. 1988-1913. AGN, 63. Vols. Sistemas Hidráulicos. México. 1982
-Castañeda, Jaime. La Ciudad de México antes y después de la Conquista. Departamento del Distrito Federal. Col. DDF. No. 2. México, 1983.
-García Samper, María de la Asunción y Héctor miguel Robinson Fuentes, Hidrología Humana en la región Norte de los Lagos de la Cuenca de México, Época prehispánica, colonial y actual. Editorial Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. 2016.






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