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jueves, 26 de marzo de 2020
El cerro de Chiconauhtla en Ecatepec su arqueología e historia prehispánica
María de la Asunción García Samper.
Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.
La evolución político-Social de las distintas culturas ubicadas
en lo que hoy se conoce como el área de Mesoamérica
presenta una gama de puntos oscuros y confusos que invitan
al estudio de la investigación de los mismos, como el caso del
Uso y la posesión de los medios de producción y
transformación del medio como fuerza productiva. En especial
consideramos las condiciones ecológicas de las áreas en
donde el pantano y bajas de los lagos del a Cuenca de México
para el gran desarrollo agrícola, camellones y campos
drenados el monte y el soto montano por medio de las terrazas
irrigadas de canales y bancales o metepancles. (Figura 1)
El caso de Chiconauhtlan en territorio Acolhua y
Ehecatepec en territorio Mexica-Tepaneca. El primer gran
conflicto registrado en la historia de la región de Ecatepec.Chiconauhtlan, se da precisamente poco después del
advenimiento de los grupos Otomí-Pame-Chichimeca cuyo
señor Xólotl, marco la supremacía de su descendencia en
Nopaltzint, su primogénito dándole la regencia y control de
todos los grupos que se asentaron en esta región y a quienes
el señor chichimeca de ascendencia tolteca, había repartido la
tierra y casado a algunas de sus hijas con los principales de
Xaltocan y otros sitios, creando así tratados familiares de
consanguineidad, bajo el control de Tenayuca-Texcoco
gobernado por la regencia instituida en Nopaltzint.
En este caso me parece apropiado adherir lo propuesto
por Dibble: Como representaciones de la guerra vemos dos
escenas que representan batallas de Huetzin contra Yacanex
y Quinatzin contra Ocotoch, podemos identificar en ellas
detalles importantes que aportan datos con respecto a la
guerra y la conformación de los grupos. Corona señala además
que el tocado con plumas de águila real era común en la
indumentaria chichimeca en tiempos de guerra. Más tarde
llegaron otros grupos otomíes en diferentes épocas y por
diversos motivos y se asentaron ahí.
También sabemos que donde estaban los otomíes se
localizaban grupos de cazadores recolectores como son los
pames-chichimecas, los cuales se ubicaban fuera de la región
compartida por los Matlatzincas, Ocuiltecas, Otomíes y
Mazahuas. Se asentaron en la parte del valle de
Chiconauhtlan-Nepohualco.
En la región de Acalhuacan había gente del grupo Nahua
y en las periferias de las aldeas existían comunidades
Otomíes.
Está poblado por gente otomí, tenida por muy feroz y
valiente, porque era frontera contra los mexicanos
Colhuaques. Queremos probar si estos puntos son en realidad
sitios fortifica acolhuas. Presentan estructuras arquitectónicas
como son: plataformas y terrazas habitación y de agricultura,
así como las terrazas y fosos con muros de contención de lajas
y piedra que rodean al cerro fortificado. Estos rasgos
constructivos, son muy útiles para determinar cómo
funcionaban los conjuntos militaristas y guarniciones de control
militar. (Figura 2 y 3)
Horizonte formativo. - Es cuando surge la sociedad civil. Estos
cambios trajeron consigo la manufactura de cerámica, así
como cambios socio-políticos importantes, estableciéndose las
primeras aldeas sedentarias, así, a esta etapa se le ha llamado
preclásico formativo o etapa de las aldeas y comprende del
2000 a 100 a. C., con una subdivisión de tres períodos:
Preclásico inferior de 2000 a 1300 años a. C., preclásico medio
de 1300 a 800 a. C., y por último preclásico superior de 800 a
100 a. C., cada uno con características propias que las
diferencia surge una agricultura especializada en las laderas
del cerro de Chiconauhtla con la aparición de la terraza con su
muro de piedra y el metepancles que aún podemos
observar(Figuras 4 y 5).( Román Piña Chan.-Una visión del
México prehispánico. UNAM. México. 1954.)
1
Los rasgos generales del preclásico en la región, están
marcados por una subsistencia autosuficiente apoyada
principalmente por el cultivo del maíz y otras plantas como
frijol, calabaza, amaranto, tomate, chile, etc., sin dejar de
practicar la caza y la pesca. (Asuncion Garcia Samper y
Eduardo Corona Sánchez. -San Cristóbal Ecatepec y sus
pueblos, un desarrollo histórico arqueológico. Centro de
Estudios Mesoamericanos. A. C., México. 1997 .pg.14.)
2
Inicialmente, los campos de cultivo debieron prepararse con
el sistema de roza, que consiste en el desmonte, tala y quema
de alguna parte del bosque, también se aprovecharon las
partes bajas que eran inundadas por algún río siendo estas
tierras de temporal. (Asunción Garcia Samper. El Papel que
jugó el Albarradon del Acalhuacan durante el s. XV y XVI.
BNAH-INAH. México. Pg. 18, 1990.)
3
Al parecer la organización social para esta época estuvo
regida por el parentesco, mientras que las costumbres
religiosas se orientaron al culto a los muertos, la fecundidad, la
tierra y los fenómenos de la naturaleza. (Asuncion Garcia
Samper y Eduardo Corona Sánchez. -San Cristóbal Ecatepec
y sus pueblos, un desarrollo histórico arqueológico. Centro de
Estudios Mesoamericanos. A. C., México. 1997 .pg.14)
4
Modelaron en barro objetos de uso doméstico como
cerámica monocroma, o sea de un solo color: café, negro, rojo
y blanco, con formas de botellones, ollas, cajetes, simples o de
silueta compuesta y tecomates, todos ellos con decoración
incisa y bases esféricas. También hicieron máscaras y sellos.
(Asuncion Garcia Samper y Eduardo Corona Sánchez. -San
Cristóbal Ecatepec y sus pueblos, un desarrollo histórico
arqueológico. Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.,
México. 1997 .pg.14)
5
Las figurillas modeladas de este período presentan los
rasgos y adornos hechos con patillaje (bolitas y filetes de
barro), en forma de mujeres jóvenes que pudieran estar
relacionadas con el culto a la fecundidad y a la fertilidad de la
tierra, se han encontrado en las colecciones particulares de
Tecamac, Ozumbilla, Atzompa, Atlautenco y Tecalco.
Este tipo de figurillas en su mayoría son femeninas, era un
antiguo rito a la fertilidad de la tierra puesto que se esparcían
por los campos, y la tercera representa al dios más antiguo que
se tiene identificado en Mesoamérica: “El dios viejo del Fuego”
o Huehueteotl.
En el formativo medio se denotan un mejoramiento de las
técnicas de cultivo que hicieron que la población aumentara de
forma considerable, es así que para el preclásico medio (1300-
800 a. C.) el número de sitos localizados es mucho mayor que
el período anterior.
Las casas se construyeron en conjunto formando aldeas,
los campos de cultivo estuvieron alejados de ellas, se
aprovecharon las laderas y partes planas del Cerro de
Chiconauhtla, así como cerca de los arroyos que bajaban por
la barranca.
A partir de este momento se observa ya, a través de las
figurillas la presencia de personajes ataviados con máscaras,
pieles de animales y gorros muy elaborados. Identificados
como sacerdotes o chamanes, que dirigían las ceremonias. (
Porter. M. N. “Tlatilco & Preclasic cultures of the new worlds”
Vikind Fund publications Antrhropology 19, New York.1953.)
6
La Cuenca de México como lo podemos observar, asimiló
ampliamente las ideas olmecas. (Román Piña Chan -. Las
culturas preclásicas de la Cuenca de México. INAH. México.
Pág. 29. 1955.)
7 Las técnicas mejoraron, tanto en los cultivos,
como en otros aspectos, como el tallado de la piedra, utensilios
para la caza y la pesca. Hicieron punzones y agujas de hueso
para confeccionar sus vestidos. Con base a esto podemos
decir que empieza una especialización del trabajo, si bien
inicialmente no fue de tiempo completo, sí dedicaban gran
parte del mismo para actividades complementarias como la
alfarería, lapidaria, tejido, agricultura, caza, pesca.
En la época del gran desarrollo de las ciudades en la Cuenca
de México, nuestra región estuvo sujeta a la influencia o
dominio de la gran ciudad de Teotihuacán, de quien se tomó
la tradición de elaborar los artefactos de uso común, como
las vasijas, al estilo de esa ciudad como se refleja en
algunas de estas piezas y en la gran cantidad de figurillas
que se han encontrado.
Pero para el formativo superior de 800 a 100 a. C., los
centros ceremoniales están definidos por elementos que
cristalizaron durante el clásico, siendo el preclásico una base
decisiva de transición. La población seguía creciendo, algunos
asentamientos continúan como aldeas y otros se unen
formando verdaderos pueblos, se inicia la planificación de los
centros religiosos y de un grupo social más definido, que
dedica todo su tiempo al culto de las nacientes deidades, así
con nuevas ideas en la decoración de los centros ceremoniales
y forma de las vasijas y figurillas. Los cultivos se practicaron en
terrazas y en ocasiones se emplearon los canales para el riego
de la tierra; todo esto al parecer fue controlado por el grupo
social que empezó a dominar los conocimientos, y por lo tanto,
a la población.
En la parte media del cerro se localizó la mayor
concentración de montículos y plataformas del área cívicoreligiosa y al poniente, hacia la parte de la zona, hay evidencias
asociadas a vestigios de casas habitación.
Durante el Formativo Terminal hacia el año 700 a. C.,
surgen los centros ceremoniales a partir de las aldeas grandes
y pueblos como son el centro ceremonial Cuanalan,
Chiconauhtla, Tecalco, Atlautenco, Ozumbilla (Aztatlan)
Xalostoc, Acalhuacan, Ecatepec, Atzompan, Chimalhuacán y
aún Teotihuacan, los cuales actúan como fuerzas integradoras
de ciertas aldeas vecinas. Otras aldeas continúan como
Zacatenco, Ticomán.
Los adornos que muestran estas figurillas nos dan detalles del
tipo de vestimenta que utilizaban. En este caso nos ilustran del
arreglo que utilizaban en alguna celebración con sus ricos
decorados en tocados y collares de piedras preciosas.
Durante este período la economía de estos asentamientos
de la región de Tecalco-Chiconauhtla depende de la
agricultura, caza, pesca y recolección, todo esto en mayor
grado por el gran aumento demográfico que se nota en el rango
y extensión mayor de los asentamientos humanos como en los
desechos de los mismos.
Con ello se permitió una ampliación del área de cultivo y
una mayor productividad, cuyas evidencias iban de la mano
junto con los cambios sociales. Las ciudades y centros
ceremoniales presentan muros de contención en las laderas
de los cerros, a manera de terrazas escalonadas, terrazas de
cultivo con complicados sistemas hidráulicos, formados por
canales que captaban el agua de lluvia que bajaba de los
cerros. (García Samper María de la Asunción y Eduardo
Corona Sánchez. San Cristóbal Ecatepec y sus Pueblos, un
desarrolló histórico arqueológico. Edit. Centro de Estudios
Mesoamericanos, A. C.1997.)
8
La región de Tecalco-Cerro de Chiconauhtla tiene una fuerte
ocupación Teotihuacana reflejada en los materiales
arqueológicos que se encuentran en algunos lugares en
superficie (fragmentos de cerámica), también en las
colecciones particulares, y en algunos afloramientos que
surgen cuando abren zanjas, esto se dio en los terrenos del
Siervo de la Nación, al tratar de realizar una construcción,
localizaron restos humanos y también cerámicas
teotihuacanas. (García Samper María de la Asunción y
Eduardo Corona Sánchez. San Cristóbal Ecatepec y sus
Pueblos, un desarrolló histórico arqueológico. Edit. Centro de
Estudios Mesoamericanos, A. C.1997. )
9
Después de Teotihuacán toda la Cuenca de México cayó
en un estado de caos político en donde los habitantes
establecido batallaron con los grupos que emigraron hacia
aquí y durante las luchas que sostuvieron por el dominio de
toda la región se establecieron tradiciones como la Tolteca,
con origen en el estado de Hidalgo y los Tepanecas de
Tenayuca y luego de Azcapotzalco; en nuestra región esto
está presente en los materiales encontrados que muestras
la presencia de estas tradiciones.(Cajete época preclásica)
La cerámica que aquí encontramos en superficie (sin
levantarla de su contexto, es del proto-Teotihuacan-I, con la
presencia de platos trípodes, polícromo negativo y copas café
rojizo y rojo oscuro bicromo reportadas por doña Florencia
Müller, esta cerámica tiene como motivos bandas anchas
paralelas, otras vasijas tempranas son las que marcan el
proto-Teotihuacan siendo ollas café rojizo y rojo oscuro
bruñido; platos negro café rojizo pulido de fondos rectos; y
platos trípodes rojo oscuro sobre amarillo pulido con motivos
interiores muy diferentes a los que presentan en su parte
externa.( García Samper María de la Asunción y Eduardo
Corona Sánchez. San Cristóbal Ecatepec y sus Pueblos, un
desarrolló histórico arqueológico. Edit. Centro de Estudios
Mesoamericanos, A. C.1997.)
10
Para la fase Teotihuacan I, están presentes las vasijas café
negro a rojizo, rojo bruñido, de cuellos cortos y fondos planos
o rectos, y los platos negro rojo sobre café o sobre amarillo,
blanco sobre rojo de fondos rectos pulidos, También se
encuentra la cerámica que marca la fase Teotihuacan- I-A,
donde las ollas de paredes altas y cuellos cortos con fondos
curvos tienen un engobe rojizo, amarillo rojizo o café claro
bruñido, o las vasijas tipo Tláloc en color rojo sobre café
amarillo pulido y los floreros café negro pulido.
Para la fase Teotihuacan I están presentes los platos con
soportes de botón de bordes rectos extendidos en rojo
hematita, negro violeta y café negro o claro pulido o las vasijas
florero de cuellos largos, cuerpos cortos y base recta en color
negro café negro pulido.
Para la fase Teotihuacan- II-A, en las ollas se anexa tres
asas en la parte media de estas vasijas que se utilizaron para
transportar agua, son con engobe café negro o café amarillo
bruñido, las ollitas tipo Tláloc en rojo café claro pulido y
aparecen las miniaturas, candeleros. (Candeleros
teotihuacanos)
En Teotihuacan II-A-III, las ollas antropomorfas tipo Tláloc
son en negativo sobre café claro-rojo pulido. En la fase
Teotihuacan III, continúan las ollas tipo florero negativo sobre
café claro hematita pulido. En la fase Teotihuacan IIIA, están
presentes las miniaturas de dos tipos de ollitas, escudillas de
fondo plano, paredes rectas y convergentes y hemisféricas,
comales, floreros, platos, tapa platos con asas sólidas,
cerámica más elaborada como los platos café claro anaranjado
pulido; en cambio en la fase Teotihuacan IV vasijas en rojo
anaranjado, café claro o rojo sobre café claro bruñido de
paredes planas y cuellos cortos, o los platos café negro o café
claro pulido presenta la técnica de caña completa, sellado,
fondo interior con dibujo a palillos o excavado.
En el asentamiento del Cerro de Chiconauhtla y Tecalco
también está presente la cerámica proto-Coyotlatelco, con la
presencia de los platos café bruñido de paredes cortas trípodes
y fondos planos, aparecen los cucharones y los sahumadores
con soportes y mangos cortos o sencillos con mangos largos,
ollas de cuellos cortos con un asa en café claro o café negro
bruñido, los comales, los platos con textura mediana porosa y
bruñidos con labios volteados y fondo plano, cazuelas de poco
fondo, braseros en café oscuro bruñido, escudilla honda de
paredes rectas y fondo plano con borde recortado con tiras de
pastillaje con impresión de dedos, cucharas alargadas
bruñidas.
En la fase Coyotlatelco o Xometla del 800 al 1000 D. C.
están presente los comales con un acabado en color café claro
bruñido, además de platos de paredes altas con reborde al
unirse con el fondo plano muy rugoso, cazuelas, escudillas de
poco fondo pero plano y con dos asas laterales, ollas con un
asa, ollas de paredes convergentes y cuellos altos con labios
rectos divergentes, malacates, cucharas, sahumador,
escudillas de paredes divergentes con un mango sólido o
hueco; todas estas vasijas son bruñidas, en la cerámica pulida
tenemos los platos de fondo somero hemisférico y pintados con
motivos geométricos con banda cerca del borde de líneas
ondulantes alternado con bandas horizontales. Tecomates,
escudillas de paredes convergentes y base con tres soportes
pequeños cónicos.
En la siguiente fase Tolteca Mazapan del 1000 al 1200 D.
C. ésta se localiza tanto en superficie del Cerro de Xaxalpan y
Cerro Gordo como en algunos puntos de Tecalco-Cerro de
Chiconauhtla hay fragmentos de cerámica llamada Mazapan,
como son los platos de color amarillo que tienen bordes
extendidos y fondo hemisférico con exterior rugoso
probablemente se trate de comales, braseros color rojo
amarillo de forma rectangular con bordes sobrepuestos, con
base plana y presenta técnica pastillaje en cordones y círculos,
malacates con grabados de estrellas en negativo, ollas florero
con asa color rojo amarillo, una con asa trenzada y otra con
efigie de Tláloc, toda esta cerámica es pulida. En la cerámica
bruñida están presentes los molcajetes con formas de escudilla
hemisférica (cajete) con soportes huecos que comienzan a la
mitad de la pared y se unen a la base redonda, con una
perforación y está pulido y esgrafiado con líneas formando una
red irregular en el fondo interior y manchas de rojo en la parte
exterior de los soportes y sellos. (Sellos)
Durante el Horizonte Postclásico de principio,
consideramos que desarrollar una discusión sobre el
Epiclásico en Mesoamérica es cuestionable en la medida de
que algunas sociedades no presentan un horizonte clásico, o
apenas se encuentran en ese proceso de desarrollo.
Alrededor del lago de Texcoco no solo encontramos grupos
de filiación étnica distinta (nahuas, pames, otomíes,
mazahuas), sino también grupos a nivel cultural distinto y
distintas maneras de población de acuerdo a la ecología que
ocupaban, ya que en su economía, siendo la cuenca para
estos momentos como un área-mosaico cultural, donde la
gente que los conformaba hablaban distintas lenguas, vestían
de diferente manera (algunos con pieles, otros con henequén
y otros más con telas de algodón), utilizaban diferentes objetos
para la obtención de sus alimentos, tenían distintos dioses, y
sin embargo; todos ellos eran vecinos, compartían el área
alrededor de los lagos y mantenían relaciones político-sociales
estrechas, auspiciando matrimonios entre los hijos de sus
caudillos y nobleza, y utilizaban nuevas técnicas para la
realización de sus actividades económicas. Aparecen el uso de
los sellos, esculturas muy hermosas dios Ehecatl.
Debemos considerar también, el hecho de que estas
comunidades que conformaron la región del noroeste de la
cuenca de México, les permitía el arte de la explotación
agrícola, también la complementación de ella por medio de la
pesca, la caza y la recolección de productos lacustres, así
como la intercomunicación de un lugar a otro por medio de la
navegación pluvial, puesto que la canoa permitía un rápido
traslado, así como el trasporte de mercaderías, que
propiciaban el intercambio de productos entre los diferentes
pueblos.( García Samper María de la Asunción y Eduardo
Corona Sánchez. San Cristóbal Ecatepec y sus Pueblos, un
desarrolló histórico arqueológico. Edit. Centro de Estudios
Mesoamericanos, A. C.1997.)
11
Claro está que tenemos que considerar que también estas
comunidades se encontraban en parte alrededor del Lago de
Texcoco y el de Zumpango, y en parte en las laderas del Cerro
de Chiconauhtla. Así como es el caso de los pueblos de
Tecalco y Ozumbilla, Atlautenco y Tepexpan-Acolman, la
primera contaba con parte de su población en el inicio del Cerro
de Chiconauhtla, quizás aquí estaban la gran plataforma y los
teocali, y podemos observar que tanto el templo como el atrio
de la Iglesia de San Pablo Tecalco, están construidos en una
plataforma que está más alta que el resto de las calles que la
circundan y sus capillas están fuera de esta elevación; quizás
se deba que aquí se localizaba el centro ceremonial y más
tarde sobre el mismo se construyó la Iglesia y el convento o
escuela de indios anexo al mismo. Otra parte de la población
de Tecalco estaba asignada a las terrazas de cultivo de
maguey y otros cereales que consumían, así como para la
extracción de las plantas comestibles que recolectaban en la
sierra, además de cortar y traer madera para el consumo del
centro ceremonial.
Y claro, no faltaron las aldeas en las orillas del lago cuya
población se dedicaba a la pesca y caza, así como para la
recolección del ahuautle y otros comestibles que brindaba el
lago. Hasta arriba en la sierra también estaban grupos de
defensa que por lo general eran chichimecas u otomíes quien
estaban entrenados para el militarismo que ejercían con
mucha eficacia, ya que no solo tenían que defender al pueblo
de los de afuera, sino también de los pueblos vecinos.
Es por eso que podemos determinar que la Cuenca de
México, era un área clave de desarrollo económico que
permitió el surgimiento de grandes ciudades, en las cuales,
como es el caso de Tecalco, florecieron las artes, las ciencias
y la tecnología en tiempos prehispánicos.
Para la etapa final del Horizonte postclásico, vemos a estos
pueblos compartiendo la región de los lagos, como es el caso
de Tecalco y Ozumbilla, por una parte, y por la otra Tepexpan,
Nepohualco, Chiconauhtla y Atlautenco con sus barrios, villas
y aldeas, que presentaban una población tal vez mayor a la
que tenemos para esos mismos sitios actualmente; pues
ocupaban territorios ahora abandonados, los que antes
explotaban sistemáticamente, preocupándose por guardar un
equilibrio con la naturaleza, haciendo cultivo de roza y quema
pero seguidos por períodos de reforestación; representados
por el agua de lluvia para lugares secos y que llegaron a
transformar con la construcción de sistemas hidráulicos, como
canales que traían desde la sierra el precioso líquido que era
repartido equitativamente y mantenido comunalmente; al igual
que los grandes diques que dividían el agua dulce del agua
salada para controlar el nivel y evitar las inundaciones en los
terrenos cercanos a la ribera, así como los canales que traían
el agua dulce para labrar aquellas tierras que se encontraban
dentro del lago salado y poder sembrarlas a veces con sistema
de chinampas.
Bibliografía
-García Samper María de la Asunción y Eduardo Corona
Sánchez. San Cristóbal Ecatepec y sus Pueblos, un desarrolló
histórico arqueológico. Edit. Centro de Estudios
Mesoamericanos, A. C.1997.
-Garcia Samper, María de la Asunción. El Papel que jugó el
Albarradon del Acalhuacan durante el s. XV y XVI. BNAHINAH. México. Pg. 18, 1990.
-García Samper, María de la Asunción. La cerámica preclásica
en Ecatepec. Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.
México. 1993. pág. 14.
-Román Piña Chan.-Una visión del México prehispánico.
UNAM. México. 1954.
-Porter. M. N. “Tlatilco & Preclasic cultures of the new worlds”
Vikind Fund publications Antrhropology 19, New York.1953.
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