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jueves, 27 de febrero de 2020

Rescate de los lagos de Texcoco y Zumpango.


María dela Asunción García Samper
Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C.
Hector Miguel Robinson Fuentes.
INAH.

El Proyecto de CONAGUA sobre el rescate hidrológico de las cuencas de los lagos de Zumpango-Texcoco o Nabor Carrillo, de acuerdo a los informes de CONAGUA donde señalan lo siguiente: “Se encauzaron los ríos, se llevaron a cabo las acciones de operación y mantenimiento, así como el manejo de los lagos y la infraestructura hidráulica. Se logró regular y controlan las avenidas, evitando inundaciones.”

Sistema el Caracol-Lago Carrillo Nabor (Lago de Texcoco). CONAGUA.
Mediante los cuerpos de agua y el establecimiento de una cubierta de pasto y árboles se erradicaron, casi en su totalidad, las tolvaneras. Aunque se ha cubierto de vegetación un gran espacio, consideró CONAGUA que tenía que acelerar los trabajos de establecimiento de pastos y forestación en el resto de las áreas denudas, esto en el caso del conjunto de Nabor Carrillo y señala que también fue necesario intensificar las obras de drenaje parcelario, el riego y aplicación de químicos requeridos a fin de mejorar las posibilidades de desarrollo agroforestal y las condiciones ambientales de la región.
Comenta en sus conclusiones que la labor en la zona montañosa de la Cuenca Tributaria Oriental ha rescatado, de manera parcial, el equilibrio hidrológico; ha regulado las corrientes de los ríos, controlando la erosión, recuperando suelos y propiciando la recarga de acuíferos.

Lago de Zumpango. Fuente: autores.
El lago de Texcoco formaba parte de un sistema de lagos -actualmente en proceso de desaparición localizados al suroeste del Valle de México, en el centro del Eje Neo volcánico que atraviesa el territorio nacional desde la costa del Pacífico. La historia que ha llevado a la desecación de buena parte de la superficie de las masas acuosas que formaban parte del sistema dio comienzo en la época prehispánica. Por aquella etapa de la historia, los indígenas construyeron islas artificiales en los bajos de la laguna, con el propósito de ganar tierras para el cultivo o, en el caso de México-Tenochtitlan, para construir poblados.

Lago Nabor Carrillo.
En el Siglo XVII, cuando los españoles ya habían sometido los territorios que llamaron Nueva España, la capital del virreinato fue objeto de incontables inundaciones. Ello motivó la construcción de obras de drenaje que, continuadas por los sucesivos gobiernos en la época del México Independiente, han llevado a la desaparición casi total de los cinco lagos que componen el sistema. La cuenca lacustre del Valle de México estaba formada por los lagos de Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Ocasionalmente se habla de la laguna de México, pero ello sólo cuando se hace mención al período histórico en que los indígenas construyeron un dique entre la Sierra de Guadalupe, al norte del lago de Texcoco, y el cerro de la Estrella, en el mismo.
Una característica singular de este sistema de lagos era el carácter distinto de sus aguas. Mientras que los lagos de Xochimilco y Chalco estaban formados con aguas dulces, las aguas de Texcoco, Zumpango y Xaltocan eran salobres. De hecho, los antiguos pobladores de las riberas y los islotes de estos tres últimos lagos se dedicaban a la explotación de sal, que obtenían mediante la evaporación del agua del lago. De cualquier modo, el agua de los lagos del Valle de México no era provechosa para el consumo humano. Las aguas de los lagos de Texcoco, Zumpango y Xaltocan no eran potables por su alta salinidad y las aguas dulces de Xochimilco y Chalco no eran apropiadas más que para la agricultura, pues los residuos de las plantas y animales que poblaban los ecosistemas asociados les daban mal sabor. Por ello, los pobladores de México-Tenochtitlan debieron introducir un sistema de abasto de agua potable para importar el líquido de los manantiales aledaños.
La superficie total de la cuenca hidrológica del lago de Texcoco (que incluye también a los lagos del norte y sur del Valle de México) abarca más de dos mil kilómetros cuadrados. Corresponde a la subcuenca del lago de Texcoco-Zumpango, de la región hidrológica del río Pánuco. El lago de Texcoco formaba parte del sistema de lagos que cubría una buena superficie del Valle de México. En temporada de lluvia, el lago se unía con los otros cuatro, que se localizaban entre las cadenas montañosas que rodean el valle. Al norte del lago de Texcoco se localizaban dos pequeñas lagunas de agua salada. Estas han sido llamadas de Xaltocan y Zumpango. Son nombres nahuas que se les impusieron luego de la llegada de los pueblos hablantes de esta lengua al centro de México. El límite entre el lago de Texcoco y el lago de Xaltocan lo señalaba un canal que pasaba entre el norte de la sierra de Guadalupe y los cerros que marcan la división entre el corazón del Valle de México y el valle de Teotihuacán. Hacia el sur, el lago de Texcoco se extendía hasta la península de Iztapalapa y se comunicaba con el lago de Xochimilco a través de un paso entre el cerro de la Estrella y la llanura aluvial de Coyoacán.
El lago de Texcoco se alimentaba de las aguas provenientes de dos cadenas montañosas que lo circundaban. Al poniente, se localiza la sierra de las Cruces, de donde actualmente escurren todavía los ríos Magdalena, Becerra, Barranca del Muerto, Eslava, Mixcoac y San Ángel. Por el oriente, numerosos arroyos bajaban de las nieves de la Sierra Nevada por el rumbo de Texcoco, Chimalhuacán y Atenco. Entre estos ríos estaban el Coatepec y el Chapingo. Sus límites sur y norte estaban señalados por la sierra de Guadalupe y la de Santa Catarina, cuyas aguas sólo contribuían al lago en temporada de lluvia, puesto que no alojaban el nacimiento de ninguna corriente permanente.
En el interior del lago existían numerosos islotes. Salvo los del Peñón de los Baños y el Peñón Viejo, el resto de los islotes eran planos. Se localizaban especialmente en la región occidental del lago. Algunos de estos islotes son célebres en la historia prehispánica de México, puesto que fueron el hogar de pueblos como los mexicas. Quizá el más grande fue el islote de Tenochtitlan, lugar que comprende el área del Centro Histórico de la ciudad de México, capital del estado mexica. Al norte de éste, se encontraba el islote de Tlatelolco, que alojaba el mercado más grande del posclásico mesoamericano. Al sureste, un rosario de islotes se ubicaba entre el de México y la ribera de Iztapalapa. Entre ellos se cuentan los de Iztacalco y Pantitlán.
Forma parte de la cuenca lacustre del Valle de México un sistema de lagos que comprendía los de Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango. Se trataba de un lago de agua salada, del que en la antigüedad prehispánica se obtenía sal, pero no agua para cultivo. Tras la destrucción de los diques indígenas que contenían sus crecidas, las aguas del lago de Texcoco inundaban periódicamente la ciudad de México, desde el Siglo XVI hasta el Siglo XIX. Esta fue la razón que llevó a las autoridades del virreinato y la república independiente a idear un sistema de desagüe que terminó por reducir el área de los lagos. Al final del Siglo XX, el Gobierno de México puso en marcha un programa de rescate del cuerpo de agua, aunque por cuestiones económicas ha sido suspendido.

Plano general de la cuenca de México con los lagos de Zumpango-Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Fuente: Memorias de las Obras del Drenaje Profundo del Distrito Federal, 1975.
El vaso de Texcoco pertenece a la subprovincia X de los lagos y volcanes del Anáhuac. Se trata de una zona muy joven en términos de tiempo geológico. A su vez, lagos y volcanes de Anáhuac pertenecen a la provincia geológica del Eje Neovolcánico, correspondiente a la zona de alta actividad volcánica que atraviesa el territorio de México de la costa del Pacífico a la costa del Golfo, más o menos siguiendo el paralelo 19° N.
La superficie del vaso se formó durante el período cuaternario de la era cenozoica. Se trata de un suelo con un alto grado de salinidad, misma que a su vez se comunicaba al agua que lo cubrió. Estaba rodeado por cadenas montañosas, compuestas en su mayor parte por rocas ígneas extrusivas, resultado del vulcanismo de la provincia del Eje Neovolcánico. La sierra de Guadalupe y el cerro Chimalhuache emergieron durante el período cuaternario, como el vaso mismo del lago. La península de Iztapalapa, la sierra de las Cruces y el valle de Teotihuacán son regiones geológicas más antiguas. Emergieron durante el período terciario. Las dos primeras están formadas por volcanes inactivos, por lo que, como la sierra de Guadalupe, están compuestas por rocas ígneas. Por su lado, la superficie del valle de Teotihuacán está formada por rocas sedimentarias.
Durante el período terciario, la cuenca del lago tenía desagüe hacia la cuenca del Balsas. Pero durante el siguiente período geológico, la salida de las aguas fue cerrada por la emergencia de la sierra de Ajusco-Chichinatzin.
Al rescate del lago.
A la segunda mitad del siglo XX, la situación ambiental en el Valle de México era muy grave. Las obras del Drenaje Profundo mostraban sus debilidades, puesto que en tanto que continuara el crecimiento demográfico y territorial de la ciudad, la cuestión del desagüe de la cuenca podría complicarse cada vez más. Por esta época, extensas áreas del viejo lago de Texcoco habían sido incorporadas a la zona urbana. Ya lo habían hecho los actuales territorios de Iztacalco, Benito Juárez y Venustiano Carranza. Comenzaba la colonización del oriente, especialmente en el enorme fraccionamiento llamado Ciudad Nezahualcóyotl, que en aquel tiempo pertenecía al municipio de Texcoco.
Los salinos páramos del lecho lacustre desecado se convertían a la menor provocación del viento en grandes tolvaneras de sosa que bañaban las casas del oriente de la urbe en temporada de estiaje. Pero en tiempo de lluvia, las calles se convertían en cenagales, merced a la gran cantidad de arcilla que hay en el vaso.
En 1965 se instauró el Plan Texcoco, encabezado por los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank. El planteamiento central del mismo consistía en la rehidratación de las áreas aun baldías del viejo lago. De esta suerte, la ciudad se vería libre de inundaciones, el equilibrio ecológico sería restaurado y la necesidad de importar agua de otras cuencas sería sustituida por la exportación de excedentes hídricos hacia el río Pánuco. En 1971 fue creada la Comisión del Lago de Texcoco, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), actualmente desaparecida. Fueron declaradas como área de propiedad federal diez mil hectáreas de terrenos salitrosos ubicados entre el oriente de la Ciudad de México y Texcoco de Mora.
Una parte de las aguas tratadas de la Ciudad de México, así como aquellas que son expulsadas desde la sierra de las Cruces a través de los ríos entubados que atraviesan la ciudad, ha servido para la creación de pequeñas lagunas artificiales en la zona. La mayor de ellas lleva el nombre de Nabor Carrillo y tiene una superficie de mil hectáreas. Sin embargo, el proyecto no ha sido completado debido a la falta de recursos económicos y a la prioridad concedida a las obras del sistema de drenaje profundo. A decir del arquitecto Teodoro González de León, uno de los promotores del Proyecto Lago de Texcoco:

Lago de Acalhuacan
“A mí me sorprendió el proyecto [de recuperación del lago de Texcoco] y me volví un gran defensor suyo. Sin embargo, los planes del gobierno cambiaron y el proyecto que triunfó fue el del drenaje profundo, su antónimo. El primero consistía en volver al equilibrio lacustre del siglo XV, pero moderno, y el segundo, en terminar de secar el Valle, con sus fatales consecuencias. El drenaje profundo está terminado, pero ha fallado en varios niveles, por los hundimientos. Creo, sin embargo, que ambos proyectos no se oponen, los dos podrían ser perfectamente complementarios: el drenaje profundo para sacar demasías peligrosas eventuales, y el lago, para reciclar el agua de la ciudad. El proyecto tiene muchas ventajas adicionales: impediría el crecimiento urbano descontrolado de esa inmensa zona de la ciudad, ayudaría a regular mejor la temperatura y la humedad de la atmósfera, evitaría las tolvaneras y al ser una reserva inmensa de este recurso natural, evitaría el consumo abusivo del agua contenida en el subsuelo, lo que ayudaría a contener el hundimiento”.

Lago de Texcoco
Como sea, los escasos frutos que hasta ahora ha brindado el Proyecto Texcoco han demostrado ser bastante positivos por lo menos en cuestiones ambientales. Entre otras cosas ha permitido reducir de modo importante dos de los efectos más notorios de la desaparición de los lagos de la cuenca de México: las tolvaneras provenientes del vaso salitroso de Texcoco y la disminución de las inundaciones en la zona urbana del Distrito Federal. Con la instalación de las plantas de tratamiento de las aguas que la zona urbana tributa al vaso de Texcoco, se ha reducido el índice de incidencia de enfermedades humanas ocasionadas por la exposición y el consumo de aguas contaminadas; algunas especies de aves migrantes han vuelto al valle de México luego de una larga ausencia provocada por la desaparición del lago. El cuerpo de agua formado por los lagos Nabor Carrillo y el Bordo Poniente son lo único que pervive de Texcoco, que alguna vez fue un enorme espejo lacustre y ahora es una 'alberquita' de mil hectáreas y treinta y seis millones de metros cúbicos del vital líquido. Es un lago artificial de poca superficie y gran profundidad, para evitar pérdidas por la evaporación. Inició operaciones en 1982.
Bibliografía
-CONAGUA. Proyecto Lago de Texcoco, Rescate Hidrológico. Comisión Nacional del Agua. SEMARNAT Secretaria de Medio ambiente y Recursos naturales. México, 2007.
-Aguilar Garduño Ernesto, Javier Aparicio y Alfonso Gutiérrez López. Sistema de drenaje principal de la Ciudad de México. Reseña Histórica. Número 4. IMTA Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. Gaceta-SEMARNAT. México, agosto de 2007.
-García Samper, Ma. Asunción y Héctor Miguel Robinson Fuentes. Procesos Hidráulicos en la Región Norte de la Cuenca de México. Ed. Centro de Estudios Mesoamericanos A. C. México, 2013
-María de la Asunción García Samper y Héctor Miguel Robinson Fuentes, Hidrología Humana en la Región Norte de los Lagos de la cuenca de México, Época Prehispánica, colonial y Actual. Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. 2015.

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